Él era perfecto.
No podía pedirle nada más a la vida.
Aunque si había algo
Más tiempo
Para poder disculparme
Para no haber hecho nada de lo que había planeado.
Ellos nos habían atrapado.
Habíamos caído.
Nuestras vidas callaron en picada desde un octabo piso.
Nada de lo que dijieramos haría que cambiara algo.
Podía vivir una vida en ese lugar
Pero sin la compañía adecuada
La vida no tenía fin
Seguiría callendo
Pendiendo de un hilo.