La vida puede cambiar de muchas formas, a veces es muy sutil, otras es un cambio mucho más fuerte, no todos tenemos las mismas cosas, siempre había pensado que mi vida sería como una pequeña novela en la cual, yo tendría mi niñez como las demás niñas, que tendría una adolescencia un poco loca pero divertida, que mis padres me vieran triunfar en todos los logros que tenga, que si llegaba tener un novio mi padre lo amenazaría con no dañar a su princesa, que tendría el apoyo incondicional de mi familia, que tendría que madurar como lo hacen los demás, que terminaría mi carrera, obtendría un trabajo, conocería lugares, me enamoraría, después me casaría y tendría un familia, pero como dije, siempre está algo que nos cambia la vida, para bien o para mal.
Para mi suerte algo cambio mi vida desde muy temprana edad y no sé si fue bueno o malo, pero paso y después cuando creía que nada volvería a cambiar mi vida, llego algo más.
Desde muy temprana edad fui muy independiente, por lo general no siempre necesitaba la ayuda de mis padres o hermano para hacer algo por mi cuenta, aprendí a caminar rápido, después a hablar, aunque no siempre he sido de muchas palabras, a cambiarme sola, después a peinarme sola, poco tiempo después a andar sola en la calle, poco después a cocinar para mí y para mi hermano, poco después ayudar más en la casa, a lavar la ropa de casi todos. Todo eso antes de cumplir los doce años.
Siempre he sido muy enfermiza, pero con el tiempo aprendí a no siempre dejar ver mis enfermedades.
A los nueve perdí a mi padre, a mi superhéroe, con la única persona en el mundo la cual me aceptaba tal cual soy, ya que siempre habíamos sido iguales, reservados, enojones, independientes, que no sabíamos cómo demostrar afecto frente a esa persona, pero buenos con los escritos, a los nueve perdí a mi otra mitad.
Caí en una especie de shock.
A los diez me convertí en la cuidadora de mi hermano.
A los once en la de mi madre.
Para ese momento ya tenía mi vida ''planeada'' por así decirlo, pero como siempre algo cambio completamente mis planes, fui tía, lo que muchos les hubiera causado mucha felicidad, a mi causo temor, me aterraba la idea de que dos extrañas llegaran a mi vida, así como si nada, me aterraba la idea de que algo pudiera arruinar mi progreso con la depresión, que nadie sabía. Poco a poco empecé a incluir a esas dos personas en mi planeada vida.
A los doce empecé a cuidar de otra vida.
Y como siempre la vida da giros, tuve una hermana.
A los quince empecé a cuidar de otra vida.
Y a los doce comprendí de todo lo que estaba sucediendo en mi vida en tan poco tiempo, como si mi burbuja anti-desastres se rompiera, comprendí que guardé muchas emociones, en las cuales era enojo, tristeza, miedo.
Que a mi corta edad ya me habían mandado una carta de odio.
Aprendí que en las amistades no siempre son buenas, ya que en algunas hay envidia.
Que nadie en realidad te conoce, que solo ven lo que ellos quieren ver.
Nadie me dijo que mi mejor amiga seria la soledad por casi tres años.
Nadie te prepara para que en medio de la noche te encuentres despierta con mil preguntas.
Con miles de lágrimas en tus ojos y con esa compañera que casi siempre ha estado para nosotros.
Nadie me preparo para enfrentarme al odio que me tenía y había generado yo sola, al guardarme tantas cosas.
Comprendí que las personas que más quieres se pueden ir muy rápido de tu vida.
Ahora que tengo dieciséis años, soy una persona que guarda muchas cosas, que solo dos personas la conocen bien, que odia llorar enfrente de la gente porque siente que es una debilidad, que tiene que ser fuerte por los demás, que tiene una autoestima por el suelo, que ama leer, odia que sus amigos estén tristes, que da consejos pero que la mayoría ella no los aplica en su vida, que sabe escucharte, que da todo por los demás sin esperar nada a cambio, que teme encariñarse con una persona, porque teme perderla de un segundo para otro, que se le es difícil el poder expresarse con las personas en una conversación que es cara a cara, pero que si le das en donde escribir, se te puede demostrar otras, que puede desahogarse en una hoja de papel, que contándoselo a alguien, que odia la soledad, pero que le agrada al mismo tiempo ya que no sabe cómo estar sin ella, que no confía en su propia madre, ni en su hermano, que odia pelearse, que espera escuchar algún día que están orgullosos de ella, que por eso trata de sacar buenas notas en la escuela, que encontró a alguien que la conoce mejor que ella misma, a la cual le pude pedir consejos, que sabe que no la va a criticar, alguien que ve como un hermano mayor.
Alguien que ha pensado suicidarse, pero que jamás lo ha intentado.
Alguien que piensa demasiado las cosas.
Alguien que no confía, ni siquiera en ella misma.
Alguien que le teme al compromiso.
Alguien que teme a perder a alguien.
Y como dicen la vida no es de color de rosa, que existen altibajos, que debes de sobrevivir en esta sociedad, que no siempre la familia que te toco es buena y que la familia que eliges no es tan mala.
Editado: 10.01.2025