Las palabras de amor se secan en mis labios.
Los poemas que te pienso no terminan de escribirse.
Allí, mueren entre la amargura y el desprecio;
entre los sinsabores de una noche abandonada, contigo.
Estoy aquí, pero no me ves, tus ojos se han cegado.
De pronto me volví etérea,
una ilusión que deambula por la casa que ya no es nuestra.
Para tu placer, para tu altivez, pero ya no soy.
Estoy aquí, pero no me escuchas, de pronto me he callado.
El silencio profanó la habitación donde tampoco hablamos.
Dejaste de cultivar el respeto prometido.
Olvidamos cerrar la puerta para amarnos.
Vienes y me ves pero no me observas, no me notas.
No me cuidas, no me tomas, no me abrazas.
¡No más nada!
Aun así, estoy aquí, a tu lado, pero sola.