Es la hora de liberarme,
ha llegado el momento de dejar ir
lo que tanto me ha lastimado.
La carga que llevo ha partido la piel de mi espalda
y de alguna forma me ha torcido el alma.
Es tiempo, ¡por fin llegó!
Mis ojos se abrieron,
la verdad se mostró en un parpadeo.
¡Basta ya de proteger lo que no quiere ser protegido!,
de cuidar algo que no desea ser cuidado.
Me he cansado, eso es cierto,
ya he luchado demasiado,
señalando a todos, menos al verdadero culpable.
La culpa siempre fue solo de la carga
que ahora dejo libre para ver si va detrás de mí.
Si no me persigue entenderé su desamor y lo perdonaré,
pero si corre por mi rumbo
lloraré de alegría porque sabré que no habré cargado en vano.
Hoy ha llegado el día que jamás pronostiqué.
Fue rápido y letal, pero me dejó respirar,
después de tanto sentirme asfixiada.