Anido mi hogar para recibirte.
Amoldo los tiempos y los pocos espacios.
Estás por nacer y mi corazón vibra,
se tuerce, late incesante y teme fallar.
Pero mis manos no mienten.
Sin haberlo hecho antes, ahora se cierran
para acunarte cuando por fin decidas llegar.
Pequeña y frágil, pequeña y fuerte.
Mi ansiado ser de luz y carne.