Contemplaba el reloj aquella tarde con ansiedad,
presentía que vendrías y yo te esperaba.
Deseaba con todas mis ganas que regresaras
para que nunca más te fueras.
Me aferraba a tu recuerdo, a tus encantos.
Imaginé de nuevo verte caminar descalzo por la casa.
Soñaba con estar entre tus brazos una vez más
para besarte, tocarte, adorarte…
No sé por qué no volviste,
no encuentro el error en la trama.
¿Por qué no seguiste el guion?
Se suponía que me querías.
Tú eras el príncipe y yo debía ser tu princesa,
¿en qué parte cambió toda la historia?
¿Cómo es que no lo vi?
¿Cómo fue que no supe que te perdía?
¡Sí!, yo contemplaba el reloj aquella tarde,
justo como lo he hecho por quince años.
El té estuvo listo como tanto te gustaba,
las galletas que comías sin parar te aguardaban,
pero en mi mesa había dos platos,
y solo una persona;
una triste persona que vive esperando
lo que ya jamás volverá.