Aquel Sendero

Se encuentran Caminando por el sendero, el sendero cubierto por las hojas que caían en aquel otoño. Un otoño inolvidable, donde solo estaba el dulce aroma, el aroma de aquel sentimiento.

Un sentimiento tan profundo y efímero, que en ocasiones era como olas que van y vienen ,que con su llegar pueden traer cosas del profundo mar, solo que en este caso traen los tesoros que se guardan en lo más profundo del alma.

El tiempo paso y las hojas cayeron como gotas de agua en una tormenta, una tormenta que no tenía fin, al seguir avanzando llegaron a la orilla del mar. Un mar de lágrimas, las nubes se movían por el fuerte viento.

Un viento que trata de llevarse toda esa tristeza que nubla la razón del corazón, para dar un respiro y despejar un poco la vista para no olvidar lo que realmente es valioso, la tristeza es necesaria, mas no se puede vivir de ella.

Ellos sienten que el tiempo no avanza, cada segundo es una eternidad y en el momento menos esperado empiezan a sentir como el suelo se mueve y se agrieto entre ellos y solo dejando un abismo.

En ese instante el sendero que alguna vez recorrieron se tornó oscuro y frio, ese frio poco a poco estaba invadiendo sus corazones, mas el amor y el anhelo no dejaron congelar ese sentimiento que nacía como una flama.

Ellos estuvieron en un tiempo donde el sol les dio la redención, pero la luna eclipso sus rostros, dejando solo extrañas figuras, figuras que danzan con el oscurecer y se disipan como estrellas fugaces.

Trataron de tomarnos las manos, pero del abismo mariposas salieron dificultado el tacto, se miraron fijamente y observaron como su destino era tomado nuevamente por el tiempo y una vez más las hojas caían en aquel sendero que alguna recorrieron y se encontraron tantas veces.