Aceptación

Cuando llega el silencio, con el viene las dudas que asaltan la mente

Poco a poco se inicia una tormenta que remueve toda emoción y escarba como si no hubiera un mañana.

De ese modo el camino que yacía claro se convierte en un laberinto ,donde la salida no se encuentra.

En cada camino que se toma, salen los temores que se querían ocultar y empieza el acecho.

El corazón late tan rápido, como si se fuera escapar del cuerpo, la respiración se acelera y se vuelve más densa.

Lo único que está en la mente es escapar, correr y alejarse de todo, pero cada vez que llega esa sensación, el camino empeora y se torna cada vez más oscuro.

Ya no hay ni sombras alrededor, solo cosas que parecen tener forma, todo se vuelve cada vez más tenebroso, la opresión del pecho se vuele sofocante y respirar es difícil es como si el aire se acabara.

Pero cuando todo está a punto de derrumbarse un pequeño fragmento, una pequeña luciérnaga alumbra parte del sendero, puede ser diminuta su luz, pero lo suficiente para detenerse, parar de correr y tomar un respiro.

Darse cuenta que no hay necesidad de huir, que el peligro solo está en la mente, que realmente solo fue la mente quien ideo todo, solo por no querer enfrentarse.

Por eso en ese instante se respira tan profundo como se permite y se suspira, dándose cuenta que solo se debe abrazarse y mirar que lo que parecía ser horrible solo son fragmentos de recuerdos, pensamientos y emociones que no se querían percibir, pero era necesario hacerlo.

Ahora se mira de frente a todos esos fragmentos, de una manera tan cálida y amorosa se abraza a cada uno de estos fragmentos, para aceptarlos, para ser más consiente de quien es y que realmente está bien temer, pero no dejar que el miedo domine, solo abrazarlo aceptarlo y dejarlo ir, para que se transforme en algo maravilloso.