Reflexión , pensamientos

Dicen que el final solo es un comienzo

Dicen que no hay mal que dure cien años

Dicen que hay que darle tiempo al tiempo

Dicen que olvidar es dejar de existir

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver

Dicen que del odio al amor solo hay un paso

Pero no te dicen que el nuevo comienzo que trae este final será resultado de lo que ha sucedido, no te dicen que lo que tendrás que afrontar y volver a iniciar, teniendo como base la experiencia previa, no te aseguran que habrá al final y que sucederá cuando llegue el nuevo final, no es claro dónde está el comienzo y donde está el final

Puede que sea cierto no hay mal que dure cien años, pero el dolor y las emociones que este lleva, no son fáciles de superar, no te dicen cuan prevenido vas a estar porque, aunque no se quiera reconocer, siempre queda algo de temor y se está a la defensiva para no volver experimentar algo así de doloroso, es un camino duro de recorrer.

Están fácil decir dale al tiempo al tiempo, que cosa tan irónica es esta, cuando sientes que todo a tu alrededor no parece avanzar y que todo se centra en ese momento y así quieras avanzar más rápido no lo logras, es ver todo en cámara lenta y querer devolver el tiempo o interrumpirlo, para dar un reinicio y cambiar algo de lo sucedido.

Definitivamente olvidar es como si nunca hubiera existido, pero no es fácil borrar las huellas que dejan otros en ti, sin embargo, es triste cuando se llega a ese punto y simplemente se olvida todo lo que involucra esa persona, pero es un arma de doble filo porque se podría olvidar un valioso aprendizaje.

Es cierto que no hay peor ciego que el que no quiere ver, solo que es difícil enfrentar la realidad porque de rumba nuestros sueños e ilusiones, es ver a un castillo de naipes caerse, es verdad que se debe enfrentar la realidad, pero es duro salir de una ensoñación y caer en un abismo profundo cuando la felicidad que creías tener solo fue un engaño, una ilusión que al final te lleva a perderte en un laberinto.

De un amor profundo puede nacer el odio verdadero no uno superficial por envidia o celos, cuando realmente se odia algo es porque nos ha arrebatado lo más querido y cuando se odia a alguien es porque llegamos a quererlo de verdad y el dolor que deja su traición no deja espacio para un sentimiento inocente, solo da lugar a un desprecio, por eso pasar del amor al odio es más fácil que pasar del odio al amor.