Pensando

Incompleto

  Al cabo de 78 años de matrimonio, cuatro hijos, nueve nietos, doce bisnietos y un tataranieto el señor y la señora Pérez daban por cumplida su misión en esta vida por completa esperando la siguiente. 

  Cierta mañana desesperada la señora se dirigió a él, cansada de la monotonía y del día a día:

-Pablo, quiero cambiar. 

  Este, sin entender media palabra de lo que ella decía le dijo en tono de burla y convencido de sus palabras:

-¿Cambiar, a estas alturas del campeonato deseas cambiar algo?, creo que te ha cogido algo tarde para eso.

  Sin que se le subieran los humos y comprendiendo que en las mañanas su esposo se comporta más simpático que de costumbre le explicó:

-Quiero algo diferente, vivir los días que me quedan a tu lado de otra forma, paseando por parques, visitando museos y restaurantes, deseo plantar una planta contigo que marque este día como un nuevo amanecer donde tú y yo decidimos revivir las pasiones del pasado dejando a un lado la aburrida tecnología y los libros que nos leen en la noche, tomar a nuestra tataranieta de dos años y sacarla al teatro para ver funciones infantiles, invertir el oxígeno en diversión y no en sobrevivir a los problemas de la edad, disfrutar junto al hombre que amo este tiempo, que es poco, para despedirme con el corazón lleno de felicidad por lo vivido y no de angustia por lo que dejé de hacer.

  Con los ojos llenos de lágrimas y asombro Pablo abrazó a Lucia queriendo devorarla en segundos, como si hubiese atrapado un gran pez en alta mar cuando vivían en la bahía a dos cuadras de la playa.

  Así fue como este matrimonio se renovó, a su paso fueron recreando anécdotas nuevas y recordando otras por donde pasaban, sonriendo como adolescentes después de una travesura, yendo al restaurante donde se comprometieron, a los parques donde pasearon a sus hijos, nietos, bisnietos y ahora a la pequeña Lucy, sembraron naranjo en su patio para que las futuras generaciones disfrutaran de su fruta favorita, dejando así otra huella que perdurará por años en ese hogar al que dedicaron su obra completa. 

  Pasados tres años y medio ella enferma gravemente, los doctores intentaron lo imposible, todos corrieron pero bien sabido es que contra el reloj no se puede pelear así que decidieron reunirse a su alrededor sin abandonarla un instante, ella feliz por verse reunida con su adorada familia en un último suspiro después de muchas oraciones dedicadas al supremo que hace valer su voluntad en su creación expresó en tono suave y dulce como la miel:

-Viví 97 años batallando día a día con la esperanza en los inicios de tener todo lo que soñé, un buen esposo, buena familia y que mi corazón no muriera antes de que sus latidos tuvieran fin. Todo eso lo conseguí pero en sus finales sentí mi corazón débil, con falta de energía, lleno de amor pero sin esperanzas de trabajar igual que antes por lo que decidí renovar mi agenda con tareas pendientes de todo lo que supe que una vez llegara este momento iba a desear haber hecho, lo hice, lo hicimos-expresó sosteniendo más fuerte la mano de su compañero, su confidente, su amante- viví mis últimos años como si fueran los primeros, con la mentalidad de que la muerte puede esperar a que la diversión se agote, yo no haré lo mismo. Familia-levantó la mirada- vivan su vida como si fuera una sola, no sabemos si después del cielo hay algo más, no se sabe de otra oportunidad, piensen en el mañana pero no olviden que el hoy también importa y que el tiempo no perdona, los amo...



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Editado: 28.05.2022

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