Penumbra ©

13.

Abro la puerta con mucho cuidado, tal vez con demasiado cuidado, pero eso solo hace que ella ría y me mire como si fuera la cosa más extraña que ha visto.

-¿Sabías que no estaba dormida? -Encarna una delineada ceja color aguamarina y me mira con diversión.

-Lo sabía -Respondo y doy pasos hasta ubicarme cerca de la cama. Stella luce agotada y radiante, esa combinación extraña que seguro tienen todas las mamás después de dar a luz porque ha sido agotador, pero han traído una vida al mundo, un nuevo ser- ¿Cómo estás? -Pregunto. Ella palmea el borde la cama y me indica con la mano que tome asiento.

-No tengo nada contagioso, así que acércate -Niego con la cabeza porque yo nunca pensé eso.

-No es por eso, juro que no pienso que tengas algo contagioso -Ella se ríe escandalosamente e incluso un par de lágrimas abandonan sus ojos.

-Era una broma, Anahia. No pienso que pienses eso, pero si estoy segura que piensas que podrás lastimarme y la respuesta es no. La anestesia todavía está en mi cuerpo así que no siento nada de mi ombligo para abajo -Me guiña un ojo con picardía y negando con la cabeza camino hasta sentarme en el borde de la cama- Estoy bien, como te digo, no duele y el dolor de cabeza desapareció mágicamente apenas Magnum salió de mí.

-¿Magnum? -Pregunto y creo que hay cierto horror y alarma en mi tono porque, evidentemente ella no sabe que Magno está allá afuera alardeando de que el bebé tendrá su nombre. Magno Wellbron II. Escalofriante.

-Sí, Magnum. No pensarás que le iba a poner el nombre de Magno ¿O sí? -Hago una mueca con mis labios porque yo no hubiera pensado en ponerle el mismo nombre del padre, aunque ella modifico un poco su nombre, igual que el nombre de Xander y el de su padre.

Si, como que el ambiente se carga de combinaciones raras cuando hay un bebé.

-De hecho, imaginaba un nombre diferente. -Ella se queda pensativa un momento y luego niega con la cabeza.

-Me gusta esa idea, no tiene porqué llamarse como Magno, pero Magnum me gusta.

-Bien. Solo que Magno va estar un poco histérico cuando se entere.

-¿Por qué?

-A todo el que pasa por el pasillo de neonatología lo intercepta y dice -Aclaro mi garganta esperando imitar la voz de Magno- “Amigo, ¿Ves el hermoso bebé con cabello ámbar que está ahí? Es mío y se llama Magno Wellbron II” -Stella me mira como si me hubiera salido otra cabeza y luego mira hacia la puerta, fulminándola.

-Ese bastardo ¡Ni siquiera tiene la decencia de decir mi apellido! -Ella resopla y bufa apartando un poco el flequillo de sus ojos- Es un sin vergüenza ¿Magno Wellbron II? ¡Ja! Ya quisiera -Quiero irme del cuarto porque ella luce aterradoramente calculadora mientras se mantiene en silencio.

-Olvídalo, es Magno y le gusta ser así. No le prestes atención -Trato de volver a una conversación liviana y creo que lo logro cuando me sonríe, pero luego siento que fracasó cuando frunce el ceño.

-¿No deberías estar descansando para el paseo de hoy?

-Excavación -La corrijo. Ella mueve sus manos en el aire.

-Como sea. ¿Qué haces aquí cuando deberías estar durmiendo?

-Yo quería verte y saber cómo estabas -Sus ojos aguamarina brillan mientras me mira con ternura, una ternura casi insultante, como si yo fuera un pequeño peluche con ojos saltones.

-Es muy lindo de tu parte que quisieras saber de mí. Gracias -Me sonríe y pone un mechón de pelo detrás de mí oreja- Pero ahora ya lo sabes y quiero que estés despierta y concentrada para que no te pierdas nada de ese viaje, no me gustaría que estuvieras durmiéndote en los rincones por mi culpa.

-Pero.

-Pero nada, anda, estoy bien, como nueva y con una gran cicatriz, así que anda, largo de aquí. Ve a dormir y cuando vengas quiero un informe detallado de cómo te fue y yo te informaré como me fue con decepcionar a Magno y llamar a mi hijo de otra manera, tal vez Stan -Suelto una pequeña risa y ella me sonríe.

-Eres vengativa.

-No sabes cuánto. Ahora, ¡Ve a dormir!

-Sí, señora.

Mamá arropa mi cuerpo con la manta y deja un beso en mi frente.

-Duerme un poco, Anie -Son casi las tres de la mañana y mamá y yo estamos en casa. Ella insistió en acompañarme porque quería llevarme hasta el centro de estudios y ayudarme con cualquier cosa que necesitara, además de asegurarse que comiera algo y durmiera un poco. Así que voy a dormir tres horas porque tengo que estar en el centro de estudios a las siete de la mañana.



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En el texto hay: union, magia, primer amor

Editado: 18.06.2018

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