-Sí, él hablo conmigo y pidió un momento para hablar con usted.
-¿Y usted se lo dió? -Pregunto desconcertada. Estoy segura que entre las indicaciones que le dio mi madre debe haber alguna que hable sobre esto.
-Señorita Altermayer, nunca la pondría en peligro, créame -Miro detrás de él a el desconocido y no puedo evitar fruncir el ceño- Escúcheme, no dejaría que le pasará nada malo, como muchas personas, tengo mis esperanzas puestas en usted. Converse con el señor y créame que solo quiere intercambiar unas palabras con usted, nada más -Asegura. No tengo por qué dudar de él, así que me encamino hacia Hodes Sticks y me detengo a unos pocos pasos.
-Muy bien, señor Sticks, puede usted hablar -Cruzo los brazos a la altura de mi pecho y rezo porque sea rápido.
-¿Podría invitarla a comer algo? -Lo observo preguntándome qué clase de persona puede comer algo a las cinco de la mañana. Mi estómago gruñendo me da la respuesta que necesito.
-Un chocolate y una magdalena de lo mismo estarían bien -Admito acomodando las correas de mi mochila.
-Como usted guste. Vamos al restaurante -Asiento y lo sigo dejando que el guíe el camino. Me fijo en los altos y dorados techos del hotel, en lo amplio que es el recibidor y que la decoración tiene un aspecto antiguo y victoriano, pero con un ligero toque moderno.
Sigo a Hodes Sticks por los pasillos del hotel hasta llegar a unas puertas de vidrio y acero que dan paso a una estancia llena de mesas redondas, con manteles de color beige y silla de color negro. Todas las paredes del lugar son de vidrio, lo que me deja ver el cielo oscuro y las sombras de árboles y arbustos en el exterior.
-Señor Sticks, ¿Cómo está? -La anfitriona presta toda su atención a mi acompañante y decido ignorarlo mientras contemplo la posibilidad de resistirme nuevamente a la conversación.
¿Qué querrá de mí?
-Señorita Altermayer, sígame -El hombre llama mi atención y lo sigo en silencio hasta una de las mesas que están al final, retira la silla para mí y tomo asiento- Vamos a querer un chocolate caliente, un café y dos magdalenas, una de chocolate y la otra de arándanos -Le dice al mesero que nos acompañó hasta la mesa y este asiente y se retira. Acomodo mi mochila a mi lado, en el suelo alfombrado y pongo las manos en la mesa.
-¿Cómo sabe quién soy y quién es mi padre? -Pregunto. Él se acomoda en su silla e imita mi gesto de poner las manos sobre la mesa.
-Le dije que muchas cosas se sabían de usted. No era mentira. -Me da una mirada y toma un menú de vinos que hay olvidado en la mesa de al lado- Usted es una de las personas más importantes del mundo, junto al chico de aura negra -Me tenso al instante y lo observo con fijeza- ¿No le han dicho que tiene usted el poder de cambiar el mundo?
-Lo he escuchado, pero no es algo que piense.
-Bueno, ciertamente lo tiene. No lo sabe y no lo nota, pero usted, sus palabras sus creencias, influirán en la forma de pensar de los demás. Usted es el legendario aura blanca, el aura pura, noble y más poderosa que pisará la tierra, junto a su antónimo, el aura negra.
-¿Cómo sabe de él? -Encarna una ceja y quiero arrepentirme de mi pregunta.
-¿Le han hablado del aura negra?
-Algo. -Asiente como si estuviera de acuerdo con algo. Nuestro pedido llega y lo primero que hago es morder la magdalena, más de una vez.
-¿Qué piensas de la guerra? -Dejo de masticar y lo miro mientras respondo.
-El mundo estaría mejor sin ella. -Continúo comiendo.
-¿La detendrías?
-Sin dudarlo -Hago mi taza de chocolate a un lado y lo observo fijamente- ¿Qué quiere saber exactamente, señor Sticks?
-Quiero saber si eres capaz de soportar lo que se te viene encima -Hace una pausa para tomar de su café y luego sus ojos se fijan en mí. Una punzada se instala en mi espalda baja- ¿Te han dicho ya que estás destinada a pelear con el negro por la influencia en los humanos? -Dejo de comer definitivamente al escuchar sus palabras. Influencia. Es la misma palabra que utilizó Jeremy cuando hablo sobre la pelea entre Xander y yo.
Hodes dice lo mismo. ¿Por qué?
-No creo que tenga necesidad de pelear con alguien -Tiento a mi suerte, esperando que él sea más explícito que Jeremy.
-Todavía no la tiene, pero le diré algo, los seres humanos, aunque hemos evolucionado, nuestra esencia sigue siendo la misma. Queremos poder, supremacía, somos una masa moldeable, somos unos niños a los que se les inculca una nueva creencia, somos la raza más manipulable en el planeta Tierra, eso nos hace débil.