Pequeña Mía

Capítulo #13 ¿Me estás chantajeando?

Regreso del baño con mis manos entrelazadas con fuerza, unos nervios se apoderan de mí al verlo ahí en el sofá. Sin duda alguna esta tensión crecería, pero supongo que en algún momento tendremos una conversación seria sobre eso.

—¿Estás bien? —pregunta mirándome confundido.

—Sí, sólo necesitaba ir al baño —respondo avanzando hacia el sofá para sentarme a su lado.

—Relájate, el fuego no te consumirá si no lo provocas —dice entregándome mi mochila.

—A veces ni siquiera es estúpido lo que dices, pero me río, por la manera en la que lo dices —le digo mirándolo a los ojos con una sonrisa.

Estira su mano y lo coloca sobre el borde del sofá detrás de mi cabeza, acercándose más.

—Eso es novedad —río. —. Voy a observarte hacer tarea, ¿tienes muchas? —pregunta curioso.

—Muchas, muchísimas.

—Exagerada —echa unos mechones a un lado de mi cabello y con el dorso de su mano acaricia mi mejilla.

[...]

Por un lado estoy emocionada de que Hugo quiera hablar con mis padres pero por otro, el miedo me carcome completamente, los conozco, y presiento que las cosas nunca saldrán como yo quiero.

—Carmen.

Manuel, ese tipo no entiendo que no lo quiero ver y está colmando mi paciencia.

Volteo de mala gana para enfrentarlo.

—A ver, ¿Qué quieres? Manuel, no te quiero cerca —exclamo molesta. —. ¿Puedes entender eso?

—¿Qué es esto? —me muestra una foto, una foto muy comprometedora, me estaba besando con Hugo, y claro que no es falsa porque eso sí pasó.

—¿Qué pretendes? —pregunto, mirándolo con horror. —. ¿Me has estado siguiendo? ¿Qué clase de hombre eres?

Me sujeta con fuerza de la muñeca, y me acerca a su rostro.

—Te estoy dando la oportunidad de no mostrarle esto a tus padres —dice entre dientes, apretando mi muñeca bajo su mano.

Me suelto con brusquedad de su agarre.

—¿Me estás chantajeando? ¿Quién te crees Manuel? No entiendo que carajos te pasa conmigo por Dios —agito los brazos. —. Esto que tienes —señalo la foto. —. Con eso puedo acusarte de acaso ¿sabías?

—Tú no vas hacer eso, es mejor que te dejes de ver con ese tipo, no digas que no te lo advertí —se da la vuelta para irse pero lo tomo del brazo, girándolo para que me vea a la cara.

—Escúchame muy bien Manuel, no sé que rayos tienes en la cabeza, pero métete dos cosas en la cabeza, una, tu no eres nadie para si quiera darme ordenes, dos, yo me veo con quien me da la gana ¿de acuerdo? —lo suelto.

—Yo que tú me iba haciendo la idea, pequeña —me dice y lo ignoro.

Me doy la vuelta y me voy. Espero que Hugo haga rápido lo de hablar con mis padres, antes de que ese idiota se le ocurra mostrarle esas imágenes a mis padres, cosa que rezo porque no haga.

Aún no sé como resolvieron lo de la empresa pero me alegra que las cosas estén un poco más calmadas, quisiera ir ahora mismo a casa de Hugo, pero prefiero ir más tarde, él debe estar trabajando y yo debo asegurarme de que mis padres no estén en casa aún, ahora hasta miedo tendré de andar por ahí con Hugo, no puedo creer que Manuel se atreviera a seguirme, o enviar a alguien a hacerlo. De locos.

Sacudo la cabeza levemente para sacar su rostro de mi cabeza, es lo peor que puedo tener en mi mente.

Llego a casa y justo como pensé no había nadie, sólo los de seguridad, a mí padre le metieron la idea en la cabeza por un intento de asalto y desde ese momento parecemos del gobierno, con hombres cuidándonos las espaldas.

Sé que tal vez debería comentarle a Hugo sobre Manuel pero no sé, no estoy segura, sé que él no se lo tomaría mal, ha demostrado ser alguien maduro en muchos aspectos, pero, simplemente no quiero, aunque siento que diciéndoselo podría estar más tranquila.

Termino de ducharme y me visto, había pasado un buen tiempo sin ver a Mary, pero la novedad que me llevé la última vez, al parecer las cosas entre ella y Antonio están bien.

La vida del estudiante es un asco, total, soy testigo de ello.

Le marco a Hugo para no aparecerme así por así por su departamento pero no contesta, por lo que no me queda de otra que ir así. Termino mis cosas y justo cuando voy saliendo llega la ama de llaves, le digo que estaré con unos amigos y me voy.

Mediante el camino, miro constantemente hacia atrás para asegurarme de que nadie me esté siguiendo, pero no es seguro, Manuel tiene influencias, es un niño rico.

Al bajar del taxi, me quedo un rato sólo para asegurar, parezco hasta sospechosa, todo por culpa de ese idiota. En la puerta del edificio me encuentro a Miguel a quien saludo con una gran sonrisa, cuando estoy frente a su puerta dudo si tocar, tomo un respiro profundo y golpeo con mis nudillos la puerta.

Ojalá y encuentre valor para contarle, no quiero que piense algo que no es.

Casi se me va el alma cuando el abre la puerta inesperadamente, mis ojos se abren más de lo normal de la impresión pero logro calmarme, con una mano sobre mi pecho suspiro aliviada. Está sin camisa, su pecho desnudo es lo primero que me recibe, o mejor dicho lo primero que mis ojos perciben.

—Hola, recién llegué, no pude devolverte la llamada —dice seco, parece cansado, y no es de hablarme con ese humor de me lleva quien me trajo. Se apoya al marco de la puerta cruzándose de brazos. —. Es la primera vez que me visitas desde que somos novios, y desde que sabes donde vivo.

Conecto mis ojos con los suyos, sonríe coqueto y le devuelvo la sonrisa.

—No está mal visitar al novio de vez en cuando —meneo la cabeza de lado, tratando de esconder mis nervios.

—Ven —tira de mi brazo dentro y echo vistazo fugaz hacia atrás. —¿Qué pasa? —me pregunta, mirándome confundido.

—Nada —contesto caminando hacia la sala.

Camina hacia mí, me pasa por el lado y se sienta en el sofá.

—Carmen, no me gusta la desconfianza, y por lo que veo no sabes ocultar tus nervios, se te nota todo en la cara —me señala. —. Si ves que perdí mi humor es porque estoy enojado con el imbécil de mi amigo. Ahora tú dime.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.