POV: HUGO.
El día empezó húmedo, a diferencia de anoche, ya no llueve tanto, esos cambios repentinos siempre surgen con el clima de aquí, no me puedo quejar, en su momento me gusta el frío.
Con una sombrilla abierta, sostenida con mi mano derecha, la observo salir de la universidad, va de prisa, un chico la alcanza, ella se detiene a discutirle un momento y se da la vuelta, el chico insiste, ella lleva una mano a su cintura y levanta la cabeza para poder verlo a la cara, sus gestos son tan tiernos, me río de sólo observarla, con su dedo índice señala al muchacho diciéndole algo de una forma amenazadora y se va.
Amarra su cabello en una coleta alta y camina hacia el auto de su chófer de prisa por la llovizna. Observo el auto marcharse y regreso mi mirada hacia el muchacho quien avanza hacia la carretera.
Regreso hacia mi auto mientras cierro la sombrilla, me monto y regreso a la empresa, me fui un momento sólo para verla, con Antony de mal genio por todo lo que está pasando debo estar a cargo de todo, no me molesta hacerlo, de hecho siempre ha sido así, siempre nos hemos apoyado mutuamente. Aunque siendo un poco cercano a Mary, me está poniendo entre la espada y la pared.
Cuando termino en la empresa voy a casa, antes iba a algún lugar a tomar algo con Antony, pero ahora por como están las cosas, además está casado, el pobre que nunca ha tenido una novia, se voló los escalones y pasó a ser casado. Reviso mi celular y sonrío al ver un mensaje de ella.
“Sorry bombón, sabes como somos las mujeres”
Sonrío embobado, le escribo un “no te preocupes” y termino de adentrarme a mi departamento, aprovecho y hago unas llamadas para saber como va el caso pero nada nuevo. No puedo ocultar que estoy algo afectado por como reaccionó la madre de Carmen al decirle aquello, por una parte actuó como una madre protectora, y por la otra demostró de esas personas que por tener mucho dinero se sienten superiores.
A la a mañana siguiente despierto sobre el sofá, lo primero que hago es mirar la hora, 7:15. Me meto a bañar y me alisto para ir a la empresa, antes de de salir le dejo un mensaje de los buenos días y meto el móvil en mi bolsillo.
Al llegar seguimos hablando hasta que tiene que entrar a clases, no nos quedamos de vernos, esperaba proponérselo más tarde si no tuviera mucho que hacer, no quiero que su madre vaya a la defensiva con ella y use lo nuestro como pretexto de que ella no está haciendo sus deberes.
[...]
Después de hacer unas compras voy a casa y empiezo a organizar todo, lo que te pone hacer una mujer, aunque en realidad hacía falta tener alimentos en el departamento, así puedo intentar preparar algo.
Avanzo hacia el pasillo para entrar a mi habitación pero justo cuando pienso entrar suena el timbre, me quedo pensativo por un momento, pero luego me regreso para ir as abrir. ¿Será Carmen? Sería lindo poder verla hoy, ya la extraño.
Abro la puerta con una sonrisa, la cual se me esfuma al ver de quien se trata.
—¡Hola!
—¿Ana? —pregunto frunciendo el ceño.
—La misma —dice, me hace a un lado y entra. —. ¿Podemos hablar?
Cierro la puerta y volteo para mirarla.
—Por favor —pide, en su rostro puedo ver un destello de tristeza, y conociéndola puedo que sólo esté actuando, al fin de cuentas, es una buena actriz.
—Está bien, siéntate —le ordeno señalando el sofá. —. ¿De qué quieres hablar? —pregunto regresando a la sala.
—No encontraba con quien hablarlo, terminamos en buenos términos y somos amigos, además, en serio te necesito.
“Claro, muy buenos términos después de que intentaste estafarme” Alzo una ceja meneando la cabeza.
—Deja y me cambio —le digo con una sonrisa, que más bien me salió mueca, no soy de dar doble cara, ni ser hipócrita, como me caes así te trato.
POV: CARMEN.
Inmediatamente que tengo la oportunidad, salgo de casa, mamá estuve en casa todo el día hasta que la llamó una de sus amigas supongo, muchas que tiene gracias a su altura, de hecho, tuve muchas amigas mi estatus social, ni modos, a mucha gente le gusta estar a la altura o ser aunque sea amigo de alguien de gran estatus social.
Acomodo el vestido azul, que está a unos dos metros sobre mi rodilla, acomodo mi cabello y toco la puerta, de los nervios olvidé tocar el timbre, con todo ese tiempo que tenemos, aún me pone nerviosa.
La sonrisa que tenía en mi rostro desaparece al una mujer abrirme, rápidamente quito de mi rostro la cara de espanto y le sonrío a la rubia.
—Hola —saludo. —. ¿Está Hugo? —pregunto.
—Sí, pasa —entro y ella cierra la puerta. —. Ana Gómez —me extiende su mano y la acepto.
“Con que ella es la ex, es hermosa” Quiero jalarle de los pelos, pero eso jo sería de buena educación, mucho menos en la casa de mi novio, “mi novio”
—Carmen Amancio Ortega —finjo una sonrisa y retiro la mano de la suya.
—¿La hija de...? —asiento. —. Dios, es un placer —dice lanzándose a mis brazos. —. Vamos a sentarnos, tengo un calor.
“¿¡CALOR!?
Paso a sentarme algo incómoda, pero no digo nada, justo cuando me siento, sale Hugo, con su abdomen a la vista, se pone la camiseta que trae en manos y luego fija sus ojos en mí sorprendido.
—Hugo —exclama la rubia. —. Tienes a la hija de Alejandro Amancio Ortega en tu casa —dice como si no fuese creíble.
—Ana. ¿Puedes irte? Tengo un asunto pendiente con Carmen, hablamos después —pide, desviando la mirada.
—Pero...
—Estaré aquí —dice impaciente.
—Está bien, nos vemos, chao Carmen —la rubia se despide y se va.
—¿Ella es tu ex? —pregunto señalando por donde se fue la rubia.
—Sí —contesta.
—¿Y qué hacía ella aquí? —pregunto parándome del sofá.
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Editado: 19.11.2024