- ¿Qué hacías en el bosque ayer por la noche?- pregunta el Laird, mientras nos dirigimos de regreso al castillo.
-Lo que hiciera en el bosque no es problema tuyo - respondo cortante, llevo sin dormir casi veinticuatro horas, estoy demasiado cansada para inventar una mentira y tampoco estoy de humor para hablar con nadie.
Adelanta su caballo poniéndolo por delante del mío obligándome a frenar mi montura.
-Si es problema mío Isolde, el bosque es un lugar peligroso, los bandidos son unos salvajes, te podrían ... . - no continua la frase, cierra los ojos con fuerza antes de seguir hablando- no quiero ni pensarlo, ya tuve que recoger los pedazos que dejaron los bandidos de mi hermano y su esposa, no quiero recoger los tuyos también.
-Creo que tu y el resto del clan estaríais más que felices de que esos bandidos me mataran todos habéis dejado claro que queréis mi muerte solo por ser una McQueen.
El laird agarra las riendas de mi caballo y tras indicar a sus hombres que vuelvan al castillo nos aleja del resto del grupo.
-¿Qué estás haciendo?- digo intentando soltar las riendas de mi caballo de sus manos.
-Quiero que mantengamos una conversación en privado, había demasiados ojos observando.
-¿Y que te hace pensar que quiero hablar contigo?, lo único que quiero ahora mismo es dormir, así que llévame de vuelta al castillo.
-Lo haremos en cuanto tengamos una conversación civilizada.
El Laird debe considerar que estamos suficientemente lejos del camino pues ordena a ambos caballos que se detengan.
-¿Ahora quieres eso?, no es lo que pensabas hace unos días- digo mientras lo observo bajar de su montura.
-Baja del caballo para que podamos hablar McQueen.
-No.
-Isolde, no me provoques estoy intentando ser amable contigo.
-Me acabas de secuestrar, creo que tenemos conceptos diferentes de amabilidad
El Lobo negro suelta un bufido exasperado antes de dirigirse a mi, intento alejarlo con patadas pero el las esquiva hábilmente y tras sujetar con una mano del brazo con el que intento golpearlo me empuja hacia el y me baja suavemente pasando su otro brazo por mis caderas, nuestros rostros están cerca tanto que nuestras narices casi se tocan.
-Te he traído aquí para disculparme, me he comportado como un imbécil y lo siento por ello, te he hecho pagar unos pecados que no te pertenecen - me deja en el suelo y el agarre de sus caderas va a mis manos cuando intento golpearlo, atrapando ambas manos tras mi espalda.
-Tampoco querría que te matarán los bandidos créeme eso es algo que no deseo ni a mi peor enemigo- dejo de forcejear dando a entender que voy a escucharlo, por lo que me suelta y se separa unos pasos de mi-ahora Isolde necesito que me digas porque estabas en el bosque, permíteme enmendar mis errores y protegerte mientras los dos cumplimos con el tratado que el rey nos ordeno.
-Quería volver a mi hogar y el bosque era la forma más rápida de llegar a el- no estoy mintiendo, solamente no le estoy contando todo- estoy harta de que toda tu gente me trate mal o intente envenenarme cada vez que tu, Lorna o Damián no estén el castillo, estoy cansada de que todos en pueblo me llamen demonio solo por ser una McQueen, quiero irme a casa quiero volver con mi familia- noto como algunas lagrimas caen por mi rostro, hasta que no he dejado salir lo que sentía no me he dado cuenta de todo lo que estaba conteniendo en mi interior o puede que sea el cansancio acumulado el que esta haciendo que este más sensible o tal vez el que la gota colmo el vaso en el momento en el que vi el plato de veneno o puede que la desconfianza de los hombres solo por ser de un clan enemigo y lo peor de todo es que ni siquiera soy parte de los McQueen.
Unos brazos me rodean, no suelo sentirme cómoda cuando un extraño me abraza, pero con Evander es diferente, siento su abrazo reconfortante, justo como si fuera lo que necesitaba en este momento, por le rodeo con mis brazos dejando todos mis pensamientos a un lado dejándome disfrutar del momento.
-Pido perdón por mi gente y por mi, no volveré a dejar que te falten al respeto, Lorna tiene razón no deberíamos tratarte mal solo por ser una McQueen - susurra en mi oído.
-Por favor volvamos al castillo, estoy agotada- seco mis lagrimas y me alejo de él, el momento se a roto y me siento patética llorando frente a él, pues veo las lagrimas como un signo de debilidad.
-Está bien.
Subo a mi caballo y estoy acomodándome en mi montura cuando Evander sube tras de mi para luego agarrar las riendas.
-Oye lobo feroz, ¿Qué estás haciendo?- pregunto sorprendida.
-Cada vez que me nombras por mi apodo lo cambias por completo, esto expectante de escuchar el próximo que dirás - siento su risa vibrar en mi espalda -estas agotada temo que te caigas del caballo si te quedas dormida en el camino de al vuelta al castillo, puedes dormir yo te sujetaré- en un principio quiero protestar pero tiene razón estoy agotada tanto física como mentalmente y he de admitir que su presencia tras de mi no me genera ninguna incomodidad.
-¿Qué te ha hecho cambiar tu aptitud conmigo?- pregunto, pues es demasiado raro que haya cambiado su aptitud de la noche a la mañana.
-Lorna, ella me dijo que si la situación fuera al revés, si fuese ella la que estuviera en tu lugar yo querría que los McQueen la trataran bien y es cierto, mataría a cualquiera que le hiciera sufrir a mi sobrina, más por algo de lo que ella no es responsable- cansada dejo caer mi cuerpo contra el suyo, lo noto tensarse un momento por mi acción pues no se la esperaba, pero en vez de alejarme una de sus manos rodea mi cadera y con la otra guía al caballo de vuelta al castillo.
-Empecemos de nuevo, no te pido que seamos amigos, mucho menos marido y mujer, solo seamos cordiales entre nosotros y no nos metamos en la vida del otro- asiento con la cabeza incapaz de decir una sola palabra pues el trote del caballo y el calor de su cuerpo contra el mío hace que cada vez me cueste más mantener los ojos abiertos.