Había sido una noche larga, y aunque no tenía motivos para sentirme traicionada lo hacía, las cosas entre Nick y yo habían terminado incluso antes de empezar, sin embargo, saber que se había enrollado con esa chica después de lo que había pasado la noche anterior entre nosotros en aquel restauran, se sentía como si me estuvieran sacando las entrañas a sangre viva.
Me observé un par de segundos más en el espejo, había optado por usar un vestido de manga sisa color beige que me llegaba 3 dedos por encima de la rodilla, combinados con unos tacones del mismo color y una bolsa negra donde ya se encontraban todo lo que necesitaba para mi día de trabajo, mi maquillaje como siempre entre semana eran entonos neutrales y elegantes, nada extravagante, sonreí a mi reflejo para darme ánimos a mí misma para afrontar el día que solo estaba empezando.
Unos golpecitos en la puerta de mi recamara acompañada de la voz de mi madre hicieron que por fin me moviera del espejo.
-Cielo es hora de irnos solo queremos despedirnos.
Inmediatamente abrí la puerta de la habitación, mi madre y el tío Malcon estaba parados uno junto a el otro frente a mi puerta, les saludo con una gran sonrisa en mi cara, y el tío Malcon hace un ruidito con la boca antes de alagar mi aspecto.
-Balla que guapa estas el día de hoy princesa.
Sonreí un poco más ante el alago y me encogí de hombros levemente antes empezar hablar.
-Por favor escríbanme en cuanto lleguen, y no se preocupen por nada, solo disfruten de su tiempo a solas.
Mi madre se ruborizo un poco, me acerque para abrazarla entre risas y darle un tierno beso en la mejilla, en cuanto me separe de ella repetí mi acción con el tío Malcon, camine detrás de ellos hasta la estancia, en donde los esperaban las maletas de mi madre, una vez tuvieron todo empezaron a caminar fuera el apartamento.
-No dudes en llamarnos si necesitas algo, come bien, no te saltes las comida Emma Jones, estas bien.
Rei sonoramente ante la preocupación innecesaria de mi madre no tenia 10 año, era totalmente capas de cuidarme sola, mientras ellas estaban de viaje.
-Estaré bien mamá, no se preocupen, los veo pronto.
Y mientras caminaba rumbo al elevador me despedía con la mano, no espere demasiado, aun necesitaba tomar mi café de la mañana antes de que Sam llegara por mí, y como si de telepatía se tratara, justo después de que puse mi taza basia mi teléfono vibro anunciando la llegada de un mensaje de texto.
“dime que ya estas listas, ya estoy frente al edificio. Sam”
Sonreí mientras leía el mensaje, por quien me tomaba, jamás lo hacía esperar, a menos que Nick estuviera involucrado.
“voy en camino, te veo en un momento. Emma”
Tome mi bolso previamente preparado y sin más demora Sali del departamento asegurándome de dejar todo bien cerrado, en menos de 5 minutos estaba bajando las pocas escales que separaban mi edificio de la acera, Sam estaba apoyado como de costumbre en el lateral del carro, con el teléfono en las manos, cuando sintió mis paso levanto la vista y me regalo aquella dulce sonrisa que siempre tenía para darme.
De inmediato abrió la puerta del copiloto para dejarme pasar y en cuanto estuve acomodada en el asiento cerró la puerta y rodeo el auto, en cuanto estuvo dentro y aun con el auto apagado se giró para verme fijo a los ojos.
-Se que ayer dije demasiadas estupideces, sé que me pase de la raya, es solo que estoy preocupado por ti, siempre que Nicholas Taylor está muy cerca de ti, suceden cosas, no quiero que te lastime.
La ternura en los ojos de Sam hizo que mi corazón se encogiera, no podía estar enojada con él, aunque así lo quisiera, sonreí tiernamente mientras negaba ligeramente con la cabeza.
-Se que te preocupas mucho por mi Sam, y te lo agradezco, pero ya no soy la niña indefensa que necesita que la protejan, puedo cuidarme sola, y tengo muy claro como son las cosas con Nick, créeme lo ha dejado claro.
Mis últimas palabras estaban tan cargadas de dolor, que sin importar cuanto intenté hacer que sonaras relajadas y sin importancia, Sam se había percatado de ello, sonreí lo más divertida que pude, sin embargo, Sam seguía mirándome inquisidor, y en un afán de quitar algo de importancia añadí.
-Solo estamos intentado llevar la cosas lo mejor posible, sin importar cuanto queramos poner distancia el uno del otro, es algo que simplemente no va a ocurrir jamás porque somos familia, y queremos darles la tranquilidad a nuestras madres de que podemos ser personas civilizadas y maduras.
Sam me miro unos segundos más, pero simplemente aparte la vista con la escuda de ponerme si cinturón de seguridad, acto que el también imito y puso en marcha el auto.
A pesar de mi gran esfuerzo de cambiar de tema, y aunque Sam respondía animadamente a cada una de mis preguntas acerca de su nueva novia, siempre que nos deteníamos en una semáforo, Sam seguía examinando casa centímetro de mi cara en busca de sabrá Dios que.
Pocos minutos después el auto se detuvo frente al gran edificio, de la compañía en la que trabajaba, con una gran sonrisa agradecí a Sam por haberme traído y haber hablado conmigo, pero un par de segundo antes de que siquiera pudiera abrir la puerta para bajar me tomo del brazo para que lo mirara una vez más a los ojos.
-No sé qué está pasando entre Nick y tú, Emma, solo te pido que tengas cuidado, no te fíes de él, tiene un don magnifico para lastimarte.
Mis ojos aun clavados en los suyos y con una gratificante sensación cálida en mi pecho sonreí para luego asentir levente, no quería que se fuera preocupado, así que pensé que podría hacer un cómico comentario para alivianar la tensión.
-Que afortunada es Mia de tener un hombre con tu a su lado, aun no puedo creer que el viernes pensé que me pedirías a mi ser tu novia.