Perdido en el Tiempo

Capitulo 2

Había perdido la noción del tiempo, no sabía si habían pasado días o semanas, la misma rutina ya se había vuelto agobiante para mí, lo único que me alegraba los días era la presencia de aquella peculiar joven, intrépida que todas las noches, en cuanto mi guardia dormía un poco, se acercaba conmigo y platicaba, me preguntaba las maravillas del futuro y aunque ella había veces que sentía yo que no creía nada de lo que decía, en otros momento mostraba más entusiasmo por querer ver mi mundo, una de esas noches como ya era de costumbre se acercó a mí, me llevo leche fresca y algo de pan, mientras comía un poco, ella saco inmediatamente algo de entre sus faldas, era un periódico de antaño, en el cual claramente se leía en el encabezado: “EXTRAÑA MAQUINA FUE HALLADA EN EL SUR DE LA CIUDAD”, en él se dejaba ver un dibujo, hecho por el periódico, idéntico a la maquina en la que yo llegue, no puedo describir la alegría que sentí en ese momento, sentí mi corazón saltar de mi pecho, por poco suelto un grito tan fuerte de alegría pero María, así se llamaba la chica que me acompañaba en ese momento, me tapo la boca con su mano, aunque logre ver en ella una minúscula sonrisa, lo que indicaba que el momento había llegado, era momento de escapar,-Tranquilo “gato loco”, necesitamos un plan para salir de aquí y poder ir a ese lugar donde supuestamente esta tu máquina del tiempo-.

El día había llegado, como siempre, durante la noche, mi guardia se quedaba dormido mientras yo estaba atado al mismo poste de siempre, ella se acercó a mí pero sus ropas eran distintas a las de siempre, ella tenía puestos unos pantalones y botas además de una blusa color blanco y sus cabellos recortados casi a la altura del final de su esbelto cuello, me sorprendió mucho ya que en esa época no era nada común ese tipo de vestuario en las mujeres, mientras ella se acercaba mi mente dio vueltas una vez más, pues la intriga era demasiada, ¿Por qué realmente me ayudaba?, ¿Por qué quería ella salir de allí?, mientras mi mente divagaba, ella con un cuchillo corto mis amarres y me libero, poco después de ello, se acercó a mí y me dijo, -por cierto, creo que esto es tuyo-, saco de entre sus bolsas del pantalón todas mis cosas incluso el boleto del museo, todo estaba allí, mi navaja multiusos, mi lámpara, mi lápiz y libreta, mi celular, todo, fue una sensación de satisfacción y plenitud muy agradable, en cuanto mis objetos estaban en mi poder, la abrace y le di mi gratitud, algo que la tomó por sorpresa porque soltó un pequeño grito que se apagó al momento de colocar su cara entre mi pecho, evento que duro solo unos segundos porque sentí inmediatamente sus brazos entre ella y mi cuerpo que intentaban apartarme de inmediato, -Tranquilo “gato loco”, no celebres antes de tiempo, aun no salimos de aquí-, entendí inmediatamente su punto por lo que le obedecí y salimos en sigilo del patio principal. Al dirigirnos al establo por un par de caballos para el viaje, notamos a un par de hombres que estaban platicando cerca de la entrada del establo, y aunque no nos veían ya que nos ocultamos detrás de una carreta, estábamos lo suficientemente cerca como para escuchar la conversación de aquellos tipos;-¿y que tal vas con la dejada Pedro?, ¿ya aflojo?-, se alcanzó a escuchar de la voz de uno de ellos,-No Juan, aun no, pinche vieja, todavía que ya esta vieja y todavía se pone sus moños, no entiende que nadie más le va a hacer caso, pero allí sigue sin querer un poco de Pedro, mejor otras viejas me han dicho que sí y esta parece que quiere morir sola y sin hijos-, al escuchar esto vi en los ojos de María una furia que nunca había visto,-supongo que la persona a la que se refieren es a ti ¿verdad?- le pregunte a María quien con seriedad me contesto,-menos charla y más acción “gato loco”-, en ese momento de la nada saco un par de pistolas, una en cada mano, y apunto con ella a los hombres que custodiaban el establo,-si se mueven se van derechito al infierno escucharon- a lo que los hombres reaccionaron con levantar las manos por arriba de sus cabezas y al voltear a ver a su agresora, Pedro logro identificarla, pese a la poca luz que solo las velas de sus linternas, postradas a los lados del establo, lograban emanar, y con rabia en su tono de voz y en su cara le dice a María,-¿Qué diablos haces María?-.

-¿Qué crees que hago “amorcito”?, contesta en tono sarcástico y continuó,-me voy a escapar, no quiero estar más aquí, donde me siento encarcelada, donde nada más por no querer tener hijos o casarme soy una “dejada”, una “poca mujer”, y tener que soportar gente como tú que solo quiere follar con cuanta mujer se le cruce pero yo no, yo no permitiré eso para mí, ni ahora ni nunca-, mientras María distraía a los guardias del establo, yo tomaba preparaba a un par de caballos para salir inmediatamente de allí era seguro que aquella escena entre María y los guardias iba a traer consigo una posterior persecución por parte de toda la cuadrilla de los hombres de Zapata. María al ver que yo salía con los dos caballo inmediatamente tomo las armas de los dos amagados y subió a uno de los caballos, una vez montada sobre un caballo me dio una de las armas y me dijo, -vámonos Juan, nuestra aventura apenas comienza-, y salimos cabalgando a toda prisa de allí, aunque toda mi vida había cambiado, esa frase fue especial, por primera vez sentí anhelo de ver lo que se avecinaba, la pesadilla se había vuelto en una excitante aventura y supe en ese momento que aquella mujer que me acaba de salvar la vida, se había vuelto una de las personas más importantes de mi vida.

La noche era fría pero la sangre que corría por mis venas calentaba mi cuerpo al grado de eludir por completo el ambiente helado de las planicies las cuales recorríamos a todo galope con nuestros caballos, cabe señalar que no sabía nada de cabalgata por lo que me era muy difícil mantener el control y mantenerme derecho mientras mi caballo avanzaba a toda velocidad, no tenía ningún tipo de reloj para saber la hora pero a mi presentimiento, no paso ni 20 minutos cuando a lo lejos escuchamos una cuadrilla detrás de notros, al voltear mi cabeza logre ver antorchas y aproximadamente una cantidad de 10 hombres a caballo detrás de nosotros, el miedo nos invadió y apretamos más el paso, mi inhabilidad cabalgando termino por hacerse presente, ya que mi cuerpo, al acelerar el trote del caballo, salto por los aires y aunque no caí del caballo, termine casi en el suelo por la parte trasera del mismo, de no ser por el agarre casi felino de mis manos con la silla de montar mi cuerpo hubiera caído al suelo inmediatamente, mis pies casi tocaban el suelo, sentía las pesuñas del caballo pasar entre mis piernas mientras intentaba subir de nuevo a la silla, en ese momento escuche un disparo, volteé mi cara hacia atrás y podía ver que aquellos hombres nos empezaban a dar alcance, lo único que cruzo por mi mente en ese instante fue el gritarle a María e intentar no morir mientras regresaba a mi caballo. Aun sin poder regresar a la silla de montar le grite a María,-¡María voltea!-, María al ver tal escena cabalgó justo detrás de mí y con un empujo de su caballo logre volver a mi silla, en eso ella se adelantó y me dijo,-sígueme-, ella tomo un desvió y obviamente la seguí, llegamos a unas grandes rocas, los hombres nos pisaban los pies, no lográbamos perderlos hasta que a María se le ocurrió una idea, nos separamos, lo que obligo a la cuadrilla que nos perseguía a separarse también, no supe lo que sucedió con María en ese momento pero yo, por mi parte, llegue a un lugar sin salida, por lo que me detuve inmediatamente, aquel camino se había cerrado por completo por una pared inmensa hecha de una sola roca, intente regresar y tomar otro camino pero al regresar sobre mis pasos me tope de frente con los cuatreros que me perseguían, -mira lo que es la casualidad-, comento uno de los hombres, el mismo que me había atrapado hace varios días y me había llevado a su hacienda, -justo por estos lugares fue donde te hayamos y hoy vienes a morir, ¿por qué no antes de matarte, nos dices donde esta Zapata?-.




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