Suena la alarma del despertador ya eran las 8:00 am a lo cual la joven pelirroja se levantó tan rápido como pudo, en menos de una hora debía estar en la universidad aunque no le quedaba tan lejos solo unas cuantas calles para ser exactos. antes de salir se miró en el espejo grande ovalado en frente de su cama quería estar lo mejor presentada, corrió deprisa la impuntualidad no eran bien vistas, al llegar a la entrada se dio cuenta de que estaba totalmente despeinada maldijo para sí misma, odiaba cuando las cosas no salían como ella quería, se había dejado el cabello suelto algo poco usual, ya que le gustaba traerlo recogido en una coleta, sus amigas siempre decían que se veía hermosa así, pero ella no pensaba lo mismo, se trajo puesto un blue jean que acentuaba su cintura y una camiseta de flores con mangas cortas y tenis blancos, hacía calor por lo que llevaba su abrigo amarrado a un lado de su bolso que llevaba atrás de su espalda, al entrar en aquel inmenso auditorio la mayoría de sus compañeros ya habían llegado.
—¡Hey Litzy! Ven te he reservado uno de los primeros puestos —le dijo una de sus amigas.
—Ella tomó asiento a lo que las otras siguieron conversando, reviso entre sus pertenencias si algo se le había olvidado.
—Aparentemente nada —suspiro aliviada—. Guardando todo nuevamente.
—¿Estás emocionada por entrevistar a uno de los mejores empresarios europeos? —pregunto otra de sus amigas.
—La verdad eso me tiene sin cuidado, pero si me interesa la calificación que obtendré. —sonriendo y a la vez sacando sus bolígrafos y una agenda de color rosada.
—Entonces, nada puede salirte mal además yo vine preparada para apuntar toda esta vez no me irá fatal como otras veces —hizo una mueca de desagrado.
Justo el profesor de aquella clase les anuncio que en unos minutos estarían con ellos el esperado invitado muy importante, todos guardaron silencio Litzy atenta y concentrada para sacar a relucir sus dotes periodísticos siendo una estudiante de comunicación social con un futuro prometedor. A las afuera del establecimiento educativo parqueaba un automóvil adentro el presidente y dueño de una reconocida empresa farmacéutica alemana, iba acompañado de su único hijo que fue obligado a venir por él, los escoltas salían de los demás autos estacionados.
—¿Por qué me traes a nueva york a ver una universidad? —le cuestiono a su padre demostrándole molestia.
—Algún día me lo agradecerás es por tu bien así iras aprendiendo un poco sobre mí y sobre todo a manejar correctamente la empresa, no digas ni una sola palabra —le ordeno en tono firme.
Lo único que hizo fue quedarse callado y bajar del auto fueron recibidos por el rector de la institución, caminaba y miraba todo desde lo limpio y ordenado de los pasillos hasta de lo extenso de su propiedad, después de todo su padre no lo había llevado a un basurero como aquella vez que se le metió la fabulosa idea que debía ser parte de una campaña ambientalista, tuvo que meterse en ese lugar lúgubre y espantoso solo por aparentar simpatizar con l causa ante miles de personas.su padre les ordeno a los guardaespaldas llevarlo a una habitación, que era como una especie de palco con el que contaba el auditorio desde ahí podía tener una mejor vista, al estar ahí se limitó a estar sentado con una expresión de aburrimiento, Adler era un adolescente de 17 años, rubio, ojos claros azules, con una estatura alta más del promedio de chicos de su edad. recordó haber traído a escondidas en su chaqueta una consola de nintendo para pasar el tiempo, ignorando que abajo en el escenario su progenitor hablaba a un montón de estudiantes.
De repente escucho una voz dulce en tono amable de una chica se distrajo enseguida, jugaba, pero al mismo tiempo le fue atrayendo esa misma voz que hacía preguntas muy bien hechas, apago la consola y hecho un vistazo de pie delante de todos una pelirroja alta con una libreta en su mano y en la otra un bolígrafo, se quedó mirándola prestando especial atención a su manera de expresarse intentando estudiarla más a fondo, una manía anormal para un jovencito de su corta edad, se quedó ahí hasta que finalizo la entrevista su mirada puesta en la joven de cabello rojizo. Litzy terminaba de copiar los últimos datos sus amigas la esperarían en el campus, casi vacía fue quedando el lugar y todavía anotaba uno que otro detalle que fuese relevante, noto la soledad en la que se encontraba y apuro el paso no le quedo de otra que llevarse algunas cosas en sus manos, al salir todo se le cayó al suelo de inmediato un jovencito se agachó a recoger sus bolígrafos, ella hizo lo mismo no le gustaba recibir ayuda de extraños y menos de un niño.
—¡Hallo! —saludo el muchachito al entregarle todo.
—¿Qué? —respondió ella—. no entendió lo que le quiso decir.
Cayendo en cuenta este que la había saludado en su idioma natal corrigió enseguida su error.
—¡Hola! Me disculpo por eso no fue mi intención confundirte —sonrió.
—Entiendo, bueno gracias por ayudarme adiós tengo prisa —muy sería continuo su camino.
Ni siquiera le dio tiempo de preguntarle su nombre se sintió frustrado en su primer intento de congeniar con ella lo volvería intentar en otra ocasión, se dirigían al aeropuerto Adler no quería irse se quedó pensativo en un plan para convencer a su padre que le permitiera quedarse en el país por un periodo indefinido, asta que se le ocurrió la excusa de practicar el inglés que le venía fenomenal habiendo tenía dificultad en su fluidez.
—¿Papá podría hablar contigo?
—Si, dime ahora tienes toda mi atención —dejando a un lado del asiento su teléfono.
—¿Tú recuerdas que me dijiste que debía mejorar mi inglés? que era vital cuando asumiera el mando de la empresa.
—Claro que lo recuerdo perfectamente, pensándolo bien tienes que practicar mucho más ya se a donde va el asunto —manifestó en tono formal.
—Te propongo que me permitas estar aquí mientras domino el idioma mis estudios los seguiré llevando de manera informal por supuesto ¿qué me dices? —expectante a lo que le dijera.