Perdón, por elegirte a ti. (libro 1)

CAPÍTULO 3

Litzy y sus amigas aun permanecían en la feria ya se estaba quedando vacía unos cuantos chicos se apreciaba, ella no deseaba volver a casa asi fuera media noche decididas a prolongar su salida. Grace quien es la más responsable, manejaba el auto y a su lado Daphne y atrás ella y abby conversaban si ir por alcohol.

—¿Oigan han visto que hora es? —giro hacia el sur de la ciudad saliendo de la zona céntrica.

—¡Que importa! Tenemos que divertirnos —dijo Abby mirándola.

— Okay como digas —alzo los hombros y se dedicó a conducir.

—¡Ya sé! Vamos a un bar que queda muy cerca de aquí ¿qué dicen? —le pregunto Daphne a las demás.

Lo debatieron por unos minutos ante la indecisión de Grace al creer que podía ser una mala idea.

—Está bien vamos eso si la única condición que les impongo es que no bebere, ya que soy la conductora asignada —indico Grace nada emocionada.

Se limitaron a beber y solamente Grace pidió una soda, hasta cerca de las 3:00 a.m. se asustó Litzy debió haber llegado a su casa su madre no estará nada contenta, no tuvieron alternativa que dar por finalizar la dichosa salida.aun dormía Adler en su cama ni siquiera se pudo cambiar de ropa al estar tan cansado con todo y los tenis puestos, Müller se los quito y lo acomodo al quedarse dormido en una mala posición.Durante unas horas el limpio el apartamento y fue por víveres, al volver la contestadora del teléfono fijo grabo un mensaje, presiono el botón era la voz de mama del jovencito que cuidaba osea su jefa, se despertó algo desorientado últimamente no dormía tanto dándose cuenta que no estuvo soñando si había ido a la feria, el primer nombre que se vislumbró en su mente fue el de Litzy ella le hablo supo su nombre.

—¿Cómo esta dormilón? —dijo en tono burlesco.

—Muy bien me siento lleno de energía las horas de más me ayudaron —camino en medias hasta el conejo de peluche lo alzo del piso—. ¿qué te parece Müller?

—Se divirtió joven y referente a eso, es algo grande supongo que lo conservara si es así por mí no hay problema.

Él se disponía a darse un baño cuando Müller lo interrumpió.

—Joven, estuvieron llamando no adivinará de quien se trata —hablándole al otro lado de la puerta.

—Mi mamá ¿verdad? Le devolveré la llamada en un rato.

—Está bien como guste— dejándolo tranquilo.

Recibió los regaños más fuertes la señorita Thompson de parte de ambos padres toda la mañana le recriminaron su conducta, tuvo que soportarlos hasta irse a pasear a la mascota de la casa que se llamaba Max un golden retriever de apenas unos meses de edad, se le unió su gemela lesly el cielo estaba cubierto el sol se escondió pronto llovería.

Paseaban en el parque había gente que sacaba a sus mascotas otros simplemente salían a tomar aire libre, lesly quiso ver lo que vendían ubicados separadamente ventas de artículos como camisetas, playeras, póster en pro de una buena causa, a ella no le atraía ese tipo de negocios como a su hermana.

—Esta camiseta está linda para mí ¿no crees? —viéndola y palpando la calidad de la tela.

—Si, es la indicada para ti —teniendo en su mano un vaso de porcelana con mensajes reflexivos y con la otra mano sostenía la correa de Max.

Enseguida observo cada objeto uno de ellos un libro de un autor reconocido que había buscado por meses aquella obra literaria, sin pensarlo lo agarro y averiguo su precio al saberlo lo adquirió un bajo costo por fortuna llevaba unos cuantos dólares en los bolsillos de su abrigo de lana. Lesly le lanzo una mirada de desconcertacion, de todo lo que ahí ofrecían para acabar con un simple libro.

—¿Es enserio? ¿Un libro?

—Es uno de los mejores libros de poesía se me hace imposible creerlo que lo tenga conmigo —contenta le dio la correa del perro.

Su hermana se llevó un póster al regresar tomaron otra calle a estas le apetecían explorar, abrió el libro y lo hojeo se detuvo en una de las páginas embelesada no se fijaba por donde caminaba, su gemela la jalaba del brazo cada que iba a tropezar con algo o alguien, de lo que esta no se enteró fue que por esa calle vivía el adolescente extraño. Se la paso el resto de día leyendo incluso en la cena leía en secreto medio cerraba el libro y luego lo volvía abrir, acostada en su cama empezó a soñar despiertá a imaginar que cada poema se hacía realidad acostumbrada a recrear en su cabeza boberías se reprendía debes madurar, pronto te graduaras se dijo ciento de veces.

El adolescente había olvidado por completo llamar a su madre, de la nevera saco un pote de helado de vainilla y una bolsa de chocolates cogió el teléfono, por un momento aseguro que ella no le contestaría por la distancia asumía que allá era de madrugada.

—Si, hola —su voz se escuchaba adormecía la había despertado.

—Mamá soy yo, sé que me llamaste seré sincero dormía a esa hora ¿cómo están? —dijo en tono cariñoso.

—¡Cariño! Te extrañamos más yo porque no me avisaste de lo que ibas a hacer me pareció una locura quedarte en estados unidos, casi me da un colapso por tu culpa.

Al oírla se le hacía una aflicción en el pecho se encogía su corazón el estar ahí le hizo valorarla, que a pesar de que le exigía demasiado y lo mimaba le debía todo a esa mujer procuraba que ella no percibiera su melancolía.

—Mamá, gracias por apoyarme así no estuvieras de acuerdo con esto, me has dicho que no renuncie a mis sueños y metas eso hago ahora —le comento en voz baja y pausada.

Al otro lado de la línea a ella se le pusieron sus ojos llorosos se contuvo y mantuvo la serenidad, le recalcó que no consumiera comida chatarra por tener tendencia al sobre peso heredada por parte paterna, lo que no sabía que su hijo la estaba desobedeciendo dicha regla, pasaron hablando por largas horas no le importaba con tal de poder hablar con su retoño. Después recuperaría las horas de descanso, le causo deleite su opinión de aquel país americano las costumbres y diversos temas.




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