Perdón, por elegirte a ti. (libro 1)

CAPÍTULO 4

Por el pasillo abarrotado de estudiantes donde se ubicaban los casilleros Litzy extraía los libros de la siguiente clase, cuando cubrió sus ojos con sus manos tod para que atinara quien era. Una costumbre tediosa para ella, se dio la vuelta abrazándola ligeramente sus amigas les parecía una escena cómica por ser mucho más alta que él y le tocaba encogerse unos centímetros, se lo habían hecho saber con anterioridad de todos modos lo amaba con sus defectos y virtudes. 

—Dime que esta noche podremos salir irnos a estar solos —se lo dice con una gran sonrisa de galán—. No sé, lo que sucede es que estoy castigada.

—¿Y qué pasa? Puedes escaparte acuérdate me cancelaste la cita del sábado ¡no es justo!

Se reflejaba una ira contenida porque ella no lo complacía en sus caprichos intentaba manipularla en ocasiones, al ver que no sé salía con la suya se alejó furioso sin decir nada, abby que es su más intima amistad no le sorprendió esa actitud de inmadurez ni a ella misma que lo soportaba.

Josh la esperaba en la biblioteca para terminar el proyecto, pero no aparecía esta y el plazo para entregarlo se le acababa, leyó por su cuenta algunas fuentes de internet en una hoja anoto lo primordial tenía la obligación de aprobar el semestre si quería ser un gran periodista o presentador de una cadena de televisión famosa, un sueño aceptable para un joven con su carisma.

—Por fin llegas creí que ya no vendrías sin ti estoy hundido —confeso en voz baja—. Lo siento, he tenido la cabeza en otro lado ¿trajiste lo que te pedí?

—Si, aquí esta —le dio una carpeta con información—. ¿Qué piensas del examen final de semestre? por mí está complicado el asunto —manifestó preocupado.

—Te haré un favor únicamente porque eres un buen amigo, practicaré contigo y así no fallaras.

Toda su intranquilidad se esfumó tanto que puso una cara de profunda gratitud al concluir las clases irían a su casa. así fue que los dos se encaminaron a la casa de él, golpearon y les abrió Chris con extrañeza al verla con su hermano.

—Hola Chris, ¿cómo estás? vengo a salvar a tu hermano de un abismo —explica alegre.

Para su fortuna Adler quien ahí se hallaba en la cocina comiendo palomitas de maíz, distraído con la pequeña tele colocada a un lado del mesón, ni siquiera se percató en la visita inusual.

—Mira quien esta ahí —tocando su hombro izquierdo.

—¡Es Litzy! ¿qué hace aquí? Josh la trajo ¿cierto?

—Si, ven observémoslos —dice impaciente—. Ya comiste suficiente.

Al estar en la sala vio que litzy actuaba como si estuviera entrevistando a alguien y Josh atento a sus movimientos y palabras, Adler le gustaba lo que veía indudablemente referido a la señorita y su forma de ser, tan expresiva, elocuente, sus mirar lo delataba un brillo especial se asomó en él, lo interrumpe abruptamente ella al notar que la analizaba.

—¿Qué haces? —pregunta seriamente.

—¿Hago mal en estar aquí parado? —respondio tajante—, aparte deja que josh lo intente así sabrás en que falla —sugirió tajante.

No dio con un argumento válido a tal sugerencia más bien la dejo sin que decir.

—Bueno niño, adelante siéntate y no hagas ruido.

—Mi nombre es Adler —murmuro inconforme.

Los jovencitos musitaban dando su apreciación, de reojo diviso entre las pertenencias de ella un libro en particular lo tomo discretamente, de una vez leyó la primera página subrayado con marcador fucsia el término declamación, identifico uno de sus gustos la literatura a su criterio cautivador para él, lo devolvió de nuevo a su bolso. A medida que hablaba con una facilidad él procuraba no mirarla desviaba la vista hacia josh o al suelo, era perceptible que se gestaba dentro de sí mismo un sentimiento ajeno, en el pasado tuvo interés por niñas de su misma clase fueron espontáneos y pasajeros esto rompía lo cotidiano. Se refutó de que pensaría su madre que pudiera encantarle una americana seguro le daría un infarto o peor lo recluiría en un internado militar, según está la gente como ellos no se complementan con gente ordinaria y calidad de vida inferior. Müller intentaba contactarse con él, al no lograrlo desistió se planteó si ir a recogerlo o aguardar a que llegara, pendiente de la puerta y echando un vistazo por la ventana dijo ¿como es posible que el hijo de un poderoso empresario anduviera sin escoltas por las calles? ¡es una locura! Sintio un alivio al avistarlo a una cierta distancia, subió despacio las escaleras encontrándose con la imagen de Müller en el centro de la sala nada complacido.

—Joven, ¿qué le dije? No debe ausentarse hasta altas horas de la noche podría correr peligro.

—La casa de Chris esta a unas millas de acá, supuestamente esta parte de la ciudad es segura — tirando su mochila en el pasillo—.Cálmate sé que tu obligación y trabajo es cuidar de mí pese a que quiero ser un adolescente normal me lo haces imposible si continúas de ese modo.

Le agradeció porque se preocupaba de verdad por él, no deseaba ser mezquino y menos con quien hasta ahora lo ha aguantado sus arrebatos, se encerró en su cuarto no sin antes llevarse un plato de sandwiches que estaban en el comedor.

La pelirroja sentada en el balcón del ventanal de su habitación leía y para no perderse en que capitulo iba doblaba una esquina de la hoja, dejo de leer y contempló el panorama de la inmensa metrópoli hacia frío una leve brisa, alcanzaba a distinguir los edificios gigantes a lo lejos volvió a la computadora Daphne mensajeo lo siguiente:

mañana nos encontraremos a las 3:00 pm en la plazoleta de comidas del centro comercial lake center. ¡no faltes! ¡besos!

—No puede ser —agacho la cabeza y resolló.

Procedió a apagarla, soltó su cabello lo peino e imagino que peinado podría hacerse sostuvo un par de mechones hacia atrás, admitió que le quedaba genial. Recién dormía de repente vibro su celular se arropó aún más, para ignorarlo y seguir durmiendo no pudo, contesto en la otra línea su novio tod que se disculpaba por su conducta ni al caso lo disculpo, arreglarían los problemas mañana en una cena, le corto precipitadamente el plan explicándole el motivo, claro tenía fama de oportunista se la ingenio para unirse en la idea de sus amigas. Al escucharlo decir una patraña de estupideces le colgó lo único que deseaba era dormir plácidamente.




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