Corriendo por la avenida principal de una urbanizacion se detuvieron especialmente por Chris al fatigarse, de nuevo acelerando su andar se desviaron por un atajo trepando por una reja enorme que separaba un canal de aguas con la casa de este, olvido las llaves y Adler le propuso escalar la pequeña escalerita situada a un lado que terminaba en una ventana del segundo piso, impulsándolo para que alcanzarla con las manos y veloz trepo le dijo que se moviera.
—Esta cerrada desde adentro ¿qué hago?
—Toma esto te servira no le des tan duro —lanzándole una varilla de aluminio.
Cedió la ventana se apresuró a introducirse y encender la luz, bajo a la primera estancia inspeccionando donde podría su madre esconder las llaves auxiliares, se hincó Adler agarrándose la cabeza aceptando lo que vendría. Müller subió al auto desesperado por el paradero de su misión, escoltarlo y salvaguardarlo de cualquier peligro memorizo la dirección del chico americano, calles inhóspitas y un intenso frío cobijaba la urbe.Tras una búsqueda exhaustiva, chris hallo las llaves por tanto entraron los dos jovencitos nerviosos que planificaban un argumento adecuado para Müller, estaría indignado por su mal actuar, el timbre sonó él estaba listo para encararlo.
—Buenas noches Chris ¿ dónde esta? —en tono severo.
—Aquí estoy —se aminoró al salir.
Se distanciaron para que el otro chico no los oyera.
—¿Por qué me hace esto? yo que dispuse de mi buena fe y disposición a causa de su integridad —lo regaño duramente—. ¡Ojalá le informara a tu madre tu hazaña!
—¡No lo hagas! Si lo haces volveré a la sofocante rutina confía en mí eres como mi familia.
Reflexiono lo dicho por él, se ha encariñado lo suficiente para valerle esta y mil travesuras más total le dijo la verdad. A lo que subía al auto los buenos amigos se miraron prediciendo que no se verían por una larga temporada.
Tod llevo a Litzy a un lugar apartado con otras intenciones justifico querer tener unos minutos románticos con ella, el hecho consistía en sostener intimidad y caricias de su parte, fue muy enfática en no ser el tiempo todavía.
—Dime que si ya es hora de que te me entregues —la incitaba y acariciaba su cabello.
—¡Te dije que no Tod! No estoy dispuesta acostarme contigo —esquivo sus besos—. El amor verdadero no debe ser de esa forma, se debe ser paciente y comprensivo y te equivocas al creer ser igual a las otras chicas —le espeto empujándolo bruscamente.
Este la increpa por ser tan obtusa al elegir la castidad, regresa a la fiesta, pero era el inicio de las verdaderas intenciones de tod, en medio de tanto alboroto ella se desentiende de lo que sucede, él la abraza y simulo bailar al oído le menciona con una frase de chantaje si no quieres estar conmigo, yo buscare otra de mas nivel que tu. Lo miro fijamente al cretino que tenía por novio se soltó de sus brazos y desistió de su compañía, pidió a una de sus amigas llevarla a su casa. En el camino Grace la noto decaída y desanimada esquiva a cualquier intento por saber lo que le pasaba, callada se mantuvo en todo el trayecto. Se despide de ella e ingresa por atrás va a la cocina no puede despertar a sus padres y verla en ese estado, llorando como una miserable con la mirada carente de alegría en posición a la ventana en la cual se divisaba el reducido patio, inmersa en pensamientos ¿en verdad soy la culpable? se cuestionó en una encrucijada se hallaba sin una posible salida.
Una semana más tarde en una de las tantas noches Adler a punto de ir a dormir entonces le pareció escuchar golpecitos en su ventana, se acercó sigiloso levanto la persiana su intrépido amigo desde la cera le lanzaba piedritas, le hizo gestos para que bajara tenía prisa por suerte Müller descansaba.
—¿Te escapaste verdad? —salió afuera en medias siquiera se había puesto su pijama.
—Te quise dar el número de teléfono de mi casa, ya que no estas posibilitado para hablarme —le entrego un pedazo de papel.
—Espero volvernos a juntar, te he echado de menos —estrecharon sus manos como signo de una valiosa amistad y camarería.
No conciliaba el sueño abrió nuevamente sus ojos y el despertador marcaba las 4:00 am no era común que no durmiera, algo lo impedía se levantó cogió su móvil a ver si tenía llamada perdidas nada registro vacío, volvió a la cama para permanecer su viendo el techo, fugazmente el nombre de Litzy evocaba un fulgor en sus ojos azules claros, le alteraba de alguna manera el solo pensar en ella, le perturbaba las sensaciones que producía el inusitado suceso. Ya no era la misma de antes últimamente poco hablaba ni con su gemela que todo se contaban, distante se metió de lleno en sus estudios el último parcial del semestre, leía libros completos con el fin de anular cada detestable recuerdo de tod, sintió una paz al estar en armonía consigo misma. Su padre ingresa a su dormitorio y se sienta al borde de su cama, ella deja de lado el libro suponiendo lo que le diría.
—Hija, me han dicho que te la pasas encerrada y no eres de esas jóvenes que le llaman ratón de biblioteca —le comento de forma cómica.
Este hombre se caracterizaba por poseer un buen humor y complacencia con sus dos razones de vivir.
—Sé que no he sido la misma como tampoco puedo negar lo evidente, los problemas estar a la orden del día y yo sola puedo con ellos —declaro lo más convincente posible.
—Si me hicieras caso y dejaras tu terquedad y empeño en retener lo que está perdido lo verías claramente —le dio un beso en la frente y se fue.
Lamentaba no ser la hija perfecta repaso la reciente conversación con el centro de su universo el susodicho tod, comprendió las sabias palabras de su padre culminar la relación en buenos términos. Madrugo con anticipación vistió lo más formal una camisa blanca de mangas largas, un pantalón azul zafiro con unas ballerinas sus zapatos preferidos dado por su elevada estatura. Eligió el cabello suelto que compatibilizaba con su flequillo, cargo su bolso que le pesaba no le haría daño llevarlo, despacio y relajada anduvo hasta la universidad se avecinaba el otoño a lo que caían las hojas de los árboles y se tornaban en colores rojizos y coloridos.