Perdón, por elegirte a ti. (libro 1)

CAPÍTULO 8

En las escaleras de incendio del edificio donde residía se encontraba apacible y meditabundo sumergido en la panorámica del centro de la gran ciudad, se le acercó su guardián el hombre que en la actualidad recaía una enorme responsabilidad cuidándolo, al notarlo sumido en su propio mundo tomo acción.

—¿Qué opinas de ir al boliche? Es una costumbre muy americana.

—Sabes que desconozco esa actividad o deporte —distraído por la magnífica vista de la ciudad que nunca duerme.

—A ver, ¿quién le dijo que no se puede aprender algo diferente todos los días? — apoyándose en el borde de la escalinata—. ¿Se anima a ir con este servidor suyo?

—Si, y no te entusiasmes mucho en primer lugar te veré como lo haces y en segundo lugar iré contigo, ya que te la pasas aquí sin distraerte.

Mientras caminaban directo a los bolos, avisto a Grace debido a que esta entraba a la tienda de comestibles con un casco en su mano tras haber venido en una moto scooter de color verde quien la manejaba era otra chica, con lo que aprovecho la oportunidad para indagar sobre Litzy se excusó con él, diciendo que iría a comprar algo. Preciso esta apreciaba los productos en el área de alimentos congelados sin pensárselo la abordo.

—¡Hola Grace! —abordandola inesperadamente.

Ella de golpe se asustó al estar tan entretenida.

—Eres tu Adler por poco me muero de un susto ¿qué quieres? —llevándose las manos a la cintura.

—Saludarte nada más y preguntarte también como vas con tu carrera —coloco sus brazos hacia atrás.

—Que quieres que te diga, mejorando cada día eso que nos hemos sentido desalentadas porque Litzy esta atravesando una complicada crisis existencial.

Al pronunciar esta última frase lo perjudico tanto que lleno de quietud no manifestó sus emociones.

—Lamento que este mal hay una aparente causa supongo.

—¡Amor! Mi amiguito —echando varias cosas a la canasta—, salieron por más de un año para mí en lo personal es demasiado, té lo admitiré no me agradaba era muy pretencioso.

—Creo que si hubo un fuerte sentimiento por parte de ella si se enamoró de él y por ello sufre, es entendible.

Al decirlo fue devastador para él, significaba el indicio de una sutil pasión que se originaba en su alma.

Al salir Müller lo confronto al verlo sin una bolsa de compras detestaba que se le mintiera.

—¿Me estás ocultando algo joven? —con una mirada penetrante—. Si es así dígamelo quiero que haya honestidad entre nosotros.

—Bien, ¿viste a la chica que entro antes de mí? es una amiga que hice el día del alboroto y no deduzcas nada, igualmente no me ilusionaría con una mujer mayor que yo.

Al mencionarlo se contradecía porque si se ilusionaba con una señorita más mayor que él, reanudaron su paseo al pasar los segundos y minutos invocaba su nombre, sus ojos, su pelo, hasta su forma de hablar dominado inconscientemente. En el boliche había poca aglomeración de personas primeramente su escolta le hizo una pequeña demostración, alardeando su talento en este deporte a continuacion era su turno.

—Esto pesa, subestime tu advertencia ¿qué tipo de gente le gusta una bola que pesa un bulto de no sé cuantos kilogramos para jugar? —metiendo sus dedos en los agujeros para luego lanzarla a la pista.

Solo derribo unos pinos era de suponer carecía de la nula dedicación y desconocimiento de dicho juego. De nuevo la tiro en repetidas veces, agotado eligió descansar e ir registrando los logros de su contrincante. De buenas a primera aparece a su lado una joven idéntica a su pelirroja, parpadeo para no estar fantaseando, sus facciones tan similares excepto que traía el cabello más corto con una diadema blanca, lo detallo y le sonrió correspondiéndole.

—¿Nos hemos visto con anterioridad? —estupefacto a la semejanza de aquella muchacha.

—No —negando con la cabeza—. Honestamente es la primera vez que te veo, soy Lesly Thompson.

La joven veía hacia los marcadores situados arriba de ellos.

—¿Thompson? —dijo sin alientos—. A ver si entendí por pura suerte o azar ¿tienes una hermana gemela?

—si, que si ¿la conoces? planteo que es así por la expresión en tu cara.

—La conoci en la feria pasada, no hablamos quizá la diferencia de edades no es normal interactuar para ella con adolescentes como yo.

—A mi criterio es favorecedor tratar con menores hay mucho que decifrar en ustedes mi hermana puede ser la más fría y repelente sea como sea es un mar de emociones en su interior, indescifrable la describiría.

Esta descripción le fascino la palabra indicada para destacar entre todas, ardía en el fondo de su ser, verla, contemplarla, admirarla. vio como se iba lesly no podía perder el chance de ir a su domicilio, le insistió a Müller que no tardaría y si tardaba le garantizaba que no correría riesgos. Al recorrer calles y avenidas comprendió la cercanía que los separaba, se pararon delante de una casa de dos pisos no tan grande básicamente hogareña la fachada pintada de color ocre y mostaza, unos arbustos que amenizaban su exterior a la izquierda una cerca entablada que se deducía como una salida corta, por ahí mismo ingresaron a un mini patio al verlo opino que era muy agradable y bonito al contar con tantas macetas de flores y plantas que le daban un toque armonizador. Que le hizo rememorar la mansión familiar donde se crio y que hace poco vivió, los frondosos pinos, el pasto recién cortado y arbustos extensos podados en formas simétricas para darle la elegancia al inmenso predio que pertenecía a su familia por generaciones. Salió de su ensoñación al entreverla entretenida con un periódico trataba de contener la dicha, su gemela la saco de su distracción.

—Mira quien esta aquí —le dijo su hermana.

—¿Es enserio? —posando sus ojos cafés en él.

—Los dejaré para que hablen ameno, cualquier cosa me gritas estaré en mi habitación.

—¿Cómo es que vienes con mi hermana? ¿la seguiste? —lo increpo.




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