Perdón, por elegirte a ti. (libro 1)

CAPÍTULO 17

Un mensaje de texto llega a su celular Litzy le echa un vistazo es de Josh y lo mete en el bolsillo de su vestido largo azul zafiro que contenía un cinturón en forma de moño, con una elegancia acorde a la reunión programada de la universidad. josh hacia parte de los presentes levanta su mano a lo que ella lo ubica en el fondo del auditorio al final de los últimos asientos, también vestía muy sofisticado el cómo sus amigas se alegraron de que fuera sido elegida para dar el discurso representando a la facultad de comunicación social, ella se dirige al público con seguridad y firmeza al concluir su disertación se incorpora todos para ovacionarla, el decano la elogio por su buena oratoria y presentación.

Por el campus Josh y ella deambulaban aludiendo a su magnifica intervención delante de mucha gente importante, se dieron un abrazo de compañerismo contaban con una larga amistad justamente desde el primer día de la preparatoria, él cargaba a un lado de su hombro la chaqueta de su traje y ella sostenía sus zapatos de tacón en su mano izquierda quedándose descalza acariciando con sus pies el verde pasto, se la pasaban bien cuando se juntaban, ya que ambos compartían el mismo sentido del humor. En casa su primita consentida desayunaba cereales con leche se despertó tarde y malhumorada, su mamá le reclama el porqué de su actitud lo único que hizo fue mirarla desdeñosamente.

—Hoy iremos al centro comercial ducharé y date prisa —saca una caja de leche del refrigerador para dársela.

—¿Quiénes irán? —mordiéndose una uña con sus dientes.

—Nosotras cuatro ¿quién más? Tu tía estará ocupada y su esposo está trabajando —apurada saca la caneca de desperdicios y enjuaga sus manos para prepararse unos waffles.

—¡Está bien! procuraré estar presentable a tiempo —dejando a medias el plato hondo donde comía.

Lesly planchaba su prenda favorita una falda de mezclilla a lo que Francisca le pidió su ayuda para saber que outfits se pondría, lo que no imaginaba es que esta planeaba declarase a Adler en cuestión de horas lo llevaría a cabo, necesitaba tener a raya a Litzy nada frustraría sus planes idílicos. Planeo engañarlo citándolo en el mismo lugar que visitarían antes con su madre y primas, se haría pasar por ella aunque no disponía de su número telefónico lo conseguiría con inteligencia, lo obtuvo husmeando en su cuarto el detalle se centraba en usar el teléfono de esta para que fuese más convincente y él cayera en su trampa. Unas pisadas por el pasillo le avisaron que alguien venía, rápidamente devolvió la agenda en el cajón de la mesita de noche, entro el obstáculo apodándola así por ser la causante que el adonis que la derretía no la quisiera.

—¿Qué haces Francisca? —pregunto al verla en su habitacion con la puerta cerrada.

—Te esperaba mi celular no funciona esta totalmente sin batería —disimulando franqueza.

—Ahí lo tienes me lo das apenas termines por favor.

—¡Gracias prima! —dijo falsamente.

Se va con una mirada de maliciosa de la habitación y se encierra en el cuarto de huéspedes siendo el preludio de sus maquiavélicos fines. Adler cumplía su cita con el ortodoncista a causa de lo lejos que se hallaba de su dentista de cabecera, no tuvo otra opción que acudir a uno de la ciudad. obviamente, los materiales eran ordinarios y no se asemejaban con los normales usados en su dentadura.

—¿Estás seguro que es el mejor del distrito?

—Estuve en eso esta semana hasta que di con esta reputada clínica dental, es temporal ya en Alemania lo podrán chequear debidamente.

Unas vibraciones en el bolsillo su pantalón le notificaban de unos mensajes a lo que sin dudar revisa su celular, desde un principio aquellas comunicaciones se le hicieron atípicas porque Litzy no hablaba con él por medio de mensajería habitualmente lo llamaba y, por otra parte, pedirle que fuera a tal sitio ciertamente se trataría de otra persona, si bien es sabido constato que era su número de teléfono dejando de lado su aprensión.

—Creo que quiere verme —dice esperanzado.

—¿Ira solo? Le recomiendo encarecidamente tenga cuidado.

No está convencido de que él vaya, así que él lo acompañara cautelosamente estar cerca por si se presenta alguna eventualidad.

—Específicamente me dijo que no ahora mismo, sino a las 4:00 pm esto es confuso pues suele llamarme para ir a su casa y nunca me mensajea.

—¿Confía en ella? —abre la puerta del auto y permanece estático aguardando su contestación.

—Le tengo confianza llevamos semanas conociéndonos.

—No me reconforta esa respuesta joven —sopesando su reacción.

Exhalo desmoralizado y entro en el carro sin contestarle nada más, igualmente se redujo a conducir hermético. Por lo tanto, el ambiente entre ellos era enmudecido el rubio rompió ese mutismo sepulcral cediendo a una conversación sana sin discrepancias.

—¿Tienes familia? —inquirió imperativo con la mirada puesta en lo que se veía a su paso.

—Si joven, la tuve hace mucho tiempo.

En ese instante se le aguaron los ojos dio en el calvo sin saberlo, un tema que dimitía a revivir.

—Perdón, no sabía que había algo trágico en tu vida personal.

—No, es eso —le costaba pronunciar lo que pretendía responderle—. Contraje nupcias con una inigualable dama que me concedió su compañía y afecto por casi diez años, concebimos un niño que infortunadamente falleció a corta edad, soy viudo —finalizo.

Se compadeció de este la vida lo trato injustamente, era nula la información que tenía en relación a Müller de hecho entre los los encargados de su seguridad él no integraba dicho esquema, separadamente uno de los tantos hombres que estaban a la disposición de su padre, cabe decir que su larga data prestando sus servicios a la familia se le atribuyera otorgarle una función disímil a la usual, que se basaba en ser quien reclutara nuevos escoltas y asignar las funciones de cada uno dependiendo de la actividad de sus jefes.




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