Perdón, por elegirte a ti. (libro 1)

CAPÍTULO 21

Una semana más tarde, el conjunto de amigas se citaron en uno de los establecimientos donde vendían sus batidos favoritos, el lugar aglomerado de clientes que hacían filas extensas por suerte una de ellas había llegado con antelación comprando las malteadas de todas. daphne inicia el tema de conversación respecto a los chicos que esperaban su turno para ser atendidos.

—¡Oigan! están muy lindos los de ahí al frente —susurra y hace una mueca con la boca señalándolos.

Ellas se giran disimuladamente menos Litzy, lo único que hacía era mover la cuchara dentro del voluminoso batido, ni siquiera lo probaba aún.

—¿Litzy que tienes? ¿Te sientes bien? —le pregunta Abby sacándola de su distracción.

—¿Me decías? —responde ella.

—Que te noto cambiada hoy. Dime, ¿paso algo con tus papás?

—Claro que no, solamente me distraje abby ya deja de preocuparte tanto por mí, estoy bien —toca su mano y la mira dulcemente.

Grace y daphne siguen observando a los galanes que tenían cerca, aunque Grace que se apellidaba Robinson y le costaba enamorarse le encantaba lo que veían sus ojos tanto así que se acodado en la mesa contemplándolos.

—¿Qué es lo que ven señoritas? —las interrogo Litzy.

Quien no vacila en ponerse a comer las fresas que sobresalían de la montaña de helado.

—No me lo vas a creer, pero el de la chaqueta negra y porte de modelo ¡me sonrió! —comenta daphne con éxtasis.

—Chicas venimos a pasar un buen rato entre nosotras, no a conseguir novios —replica Abby.

Casi terminaba su batido e igualmente ella, en el instante que apunta su mirada hacia la cajera y aparece de espaldas un jovencito, inmediatamente lo identifico segura de quien era. El nombre que pronuncio dentro de si fue adler, creyó sentir un rencor, no obstante su corazón la traiciono lo que en verdad sintió fue una pequeña alegría como si deseara que estuviera ahí y poder hablar al igual que en tiempos pasados. No se percató que sus amigas la estaban mirando sorprendidas, rápidamente bajo la vista al darse cuenta de que no se trataba de él. Se ruborizó al verse en una vergonzosa situación.

—Viste a alguien especial seguramente? —argumento Abby—. ¡Cómo crees! Si Litzy no tiene a nadie importante en su vida —objeto daphne.

—No seas dura con ella la ha pasado mal últimamente ¡seamos comprensivas! —dice finalmente Grace.

—Es que me pareció ver a Josh y pensaba ir a saludarlo.

Por nada del mundo permitiría que estas supieran sus más íntimos pensamientos, se reservó eso para sí misma sin embargo, quiso conversar sobre el asunto literalmente.

—¿Ustedes que piensan de la diferencia de edades en los noviazgos? Si el chico es menor que la chica.

—¿En los noviazgos? ¡Por favor! Si en mi humilde opinión si amas a esa persona y no les hace daño a los demás que interesa la edad —enuncia Abby.

Las otras prefirieron omitir esa pregunta dado que no estaban de acuerdo con estar con personas menores que ellas, en la forma de pensar se asemejaban las dos. resumió en no volver a exponer la interrogativa evitando incomodar. Salieron del sitio menos Litzy y abby esta quería que le dijera la verdad, puesto que se conocían bastante.

—Me dirás a mí lo que te tiene en ese estado.

—¿Cuál estado? Soy la misma de siempre.

—Eso no es cierto —bajo la voz—. Cuéntame, ¿qué te hizo Adler?

—¡No! no otra vez ese maldito nombre de aquel —su cara asumió una expresión de tristeza.

Abby quedo pasmada sin saber que hacer, evidentemente él era el autor de dicha amargura, la rodea con su brazo calmándola momentáneamente.

—Tienes que soltar lo que llevas en tu interior.

—En serio lo intento, pero no puedo, dime ¿qué harías si un fulano que según tú le diste tu amistad y confianza te decepciona, propasándose con una prima tuya? —le confiesa seria e inexpresiva.

—¡Un momento! ¿me estás diciendo que Adler trato de abusar de tu prima?

Esto le causa estupor semejante escena, procuro no recrearla en su cabeza.

—¡Ese sinvergüenza merecía lo peor! —sale precipitada.

—¡Espera! Litzy, no te vayas.

Ignoro su llamado mientras se alejaba hacia la avenida principal, lo único que hizo Abby fue irse tenía que estar en soledad así tal vez se repondría y seria ella misma.

Los recientes días habían hecho que Adler asumiera una desfavorable imagen de Franz Gildenberger, uno de los hijos de un banquero dueño de una fortuna y que ostentaba sucursales a nivel nacional catalogado como un magnate. Concluyo que a raíz de la influencia de su padre este se comportaba de una manera vil y despiadada lo más normal en algunas familias ricas. agradeció no ser parte de cuya ideología hicieran de un chico una cosa horrible de soportar. La visita al museo de berlín le confirmo sus conjeturas en relación a él, ya que se burlaba de las obras y sus autores, lanzaba papelitos a cualquier compañero de estudio le fascinaba sabotear la clase, detrás de ellos se localizaron Adler, Jaim y Cheick, el profesor se detuvo en uno de los cuadros históricos de estados unidos, con solo verlo detenidamente la recordó generándole malestar. atravesaba la etapa en que considero olvidarla en definitiva.

—¡Waltmannhausen! —voltea a ver—. ¿Está muy aburrida la exposición?

Sus compañeros dirigen sus miradas a él, achantándolo.

—No señor, puede continuar con la enseñanza —replico serio.

Pasa por alto lo que murmuraban los otros, cada uno cargaba su mochila y su saco en los brazos en vista que ya era la última clase.

—Díganos su criterio referente a esta excepcional pintura.

Le contesta sin tapujos, le costaba pronunciarse en relación a ese país era como si se clavara una estaca en el pecho, a consecuencia de lo vivido remotamente. El profesor aprueba su comentario y prosiguen a los siguientes cuadros.

—Respondiste bien, y eso que casi no prestas atención a los libros de historia —alega Jaim.

—¡Es cierto! A mí si me encanta la historia —manifestó Cheick.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.