Perdón, por elegirte a ti. (libro 1)

CAPÍTULO 26

En la universidad un tumulto de estudiantes se aglutinaron en la recepción, a fin de descubrir de que se trataba Litzy arrimo hasta el tablero donde ponían los avisos, comunicados y otras cosas. Su cara fue de estupor había sido seleccionada entre un sin número de compañeros de la facultad para representar la institución en un canal de televisión, sería la vocera en pro de una buena causa. No creyó que la tomarían en cuenta dado que últimamente se mantenía ajena a ciertos concursos académicos.

—¿Qué tal Thompson? —la saludo un maestro que apenas llegaba.

—¡Hola, señor Wright ¿le puedo preguntar algo?

—Si, adelante —bajo su maletín a lo que saco un pañuelo para limpiar sus lentes.

—¿Por qué salí favorecida en ese concurso si no estaba inscrita?

Este la miro incrédulo debido a la pregunta.

—Aparentemente, alguien lo hizo por ti no seas tan insegura tienes las mejores calificaciones y posees un talento excepcional para transmitirle de forma concisa al público la información —añadio el señor Wright.

Recogió su maletín deseándole buena suerte y se alejó desapareciendo en medio de la multitud de universitarios que ingresaban a los respectivos salones. Se dirigió a la recepcionista que le entrego un sobre manila donde debía firmar, posteriormente se encaminó al campus, a unos pasos de ella estaban sus amigas a lo que las adelanto atajándolas.

—¡Por fin las encuentro! Tengo que comentarles una cosa —hablo con la respiracion entrecortada.

Asintieron trasladándose a un área apartada que usualmente algunos estudiantes frecuentaban.

—¿Es una buena noticia? —interrogo Daphne expectante.

—Más o menos, digo si —contesto Litzy.

—¿Es buena o mala la noticia? —cuestiono finalmente Abby.

—Fui escogida para dar una entrevista en un programa de televisión en directo.

Las tres chicas no se les hace raro, puesto que en anteriores oportunidades se había vinculado si ser tenida en cuenta.

—¡Lo harás bienl! eso si procura estar presentable —aconsejo Grace—. Recuerda las técnicas aprendidas en el semestre pasado.

—¿Cuándo es y en qué canal lo transmitirán? Te queremos ver en televisión —lista para anotar en su libreta Abby.

—Mañana, en horario matutino el nombre del canal no se me ha dicho, les avisaré por cierto, ¿alguna de ustedes me inscribió?

Todas negaron haber sido, a lo cual no indagaría más,Grace y Abby deciden no entrar aun a clases, por otra parte, fue conveniente para Daphne abordar a Litzy tocando un tema que la sacaría de dudas.

—Litzy, ¿qué paso con Adler?

Fue como abrirle una herida nuevamente.

—No lo he vuelto a ver —intentando estar serena y tranquila.

—¡Que lastima! —llevándose la mano al pecho.

—¿Por qué? Si solo era un amigo.

—Si un amigo, pero con el que mejor te relacionabas y probablemente te encariñaste.

Contuvo las inmensas ganas de chillar como una niña, cuando ha perdido su osito.

—Acertaste, nos entendíamos muy bien —su voz se entrecortó.

—Perdón, no tenía idea que te afectara hablar de él.

—No te preocupes, no dijiste nada malo.

En casa ella se preparó para estar a la altura, atesoraba en su armario un lindo vestido color crema con mangas cortas, cinturón delgado de la misma tonalidad visiblemente recatado. No pretendía ser una exhibicionista junto con zapatos de tacón con hebilla, repensó si eran acordes en vista de su elevada estatura no deseaba opacar a la presentadora, volvió a rebuscar en sus pertenencias hallando los indicados otros de plataforma baja que igualmente negros tenían hebilla. En esos momentos el adolescente de espíritu rebelde culmino sus clases de equitación extendiendo su horario de clases, en el vestidor mientras se abotonaba la camisa su móvil comenzó a sonar, indeciso si contestar o no resolvió responder la llamada.

—¡Hallo! Hier spricht Adler (hola, habla Adler).

—¿Qué? —desorientado al no entenderle —soy Chris.

—¿Chris? ¿cómo es que conseguiste mi número? —curiosea pasmado.

—Del computador que me regalaste, hasta supuse que esos números eran una simple secuencia sin sentido ¿y como te ha ido?

Este llamaba desde el teléfono fijo de su casa aprovechando que su madre trabajaba casi todo el día y por ende también el no haber tenido que ir a estudiar.

—Muy bien, hace unos minutos tuve clases de deportes —sosteniendo en una mano el celular y con la otra se ponía los zapatos—. Acaso no has hecho nuevos amigos.

—No comprendes lo difícil que es simpatizar con los demás, y aguantar lo presumidos que son —oyó una risita de su amigo—. ¡Sí, búrlate!

—Extrañaba oír tus absurdos argumentos hipotéticos, bueno ya me pondré serio.

—Pues hablando de extrañar mi amigo, alguien más lo hace —hubo un silencio en la línea—. ¿Estas ahí? lo diré, Litzy vino a verme esta arrepentida por lo que te hizo.

Coloco su celular a un costado de él, se tapó la cara con sus manos meneando la cabeza rápidamente lo cogió de nuevo 

—Ella debe estar feliz de que me esfumara de su vida.

—Acabo de decirte que se arrepiente de lo que te dijo en verdad yo le creo, incluso anteayer la vi transitando por central park, se había puesto una sudadera, cabello suelto y la mirada apagada.

Entretanto Chris se la describía su amigo se la imaginaba tal como esa vez que platicaban en el pequeño jardín de su casa, cerro sus ojos y le dolió su recuerdo. Germinando un conflicto interno sobre sus sentimientos, ahora que renacía para él una luz, eso era Carleigh.

—Hazme un favor, no se te ocurra volver a mencionarla hablamos luego —ajustándose la corbata.

—Bien, así será y cuídate amigo.

Se colgó su mochila para salir al encuentro con sus amigos.

Horas más tarde viajo hacia italia con sus padres, a la casa de lujo que le pertenecía a su madre en la toscana, algo aislada habituados a disponer de esta cuando les apetecían tiempo familiar desconectándose de sus trabajos y agendas. principalmente, la pareja de esposos gozaban de los placeres maritales por consiguiente su retoño quedaba fuera de sus planes.




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