Perdón, por elegirte a ti. (libro 1)

CAPÍTULO 27

Durante un corto silencio entre ambos, Orazia se ocupó de cortar el agretti una planta comestible muy utilizada en italia, Adler se posiciona a un lado de la cocina.

—¡Que tanto me miras! Me pones nerviosa —le manifestó intranquila sin perder de vista lo que hacía.

—¿Es en serio? —torció los ojos.

—Eres un cansino, ¿no te lo han dicho?

—No, ¿es un delito serlo? —mirándola displicente.

Terminaba de trocear las últimas hileras del agretti, cuando recordó que su programa predilecto ya lo estaban retransmitiendo.

—Enciende el televisor —ordenándole como una mandamás.

—¿Disculpa? —le hizo un gesto de desconcertado.

—¡Enciende el televisor, ¿tienes otra cosa que hacer?

Ella guardó lo restante a la nevera y seguidamente se lavó las manos en el lavaplatos.

—Desgraciadamente, no señorita —le otorgo una sonrisa falsa—. ¡Claro que lo haré!

Descifraba como prender aquel aparato eléctrico, nunca había visto uno en su vida, bueno no uno tan pasado de moda.

—Presiona el botón de la derecha —dijo Orazia elevando la voz desde la cocina.

Siguió sus indicaciones y efectivamente surgió las imágenes a color, retrocede y se instala detrás del mueble apoyando las manos en este, la joven salió precipitada a sentarse.

—¿Por qué tanta fascinación con ese programa? —mirándola de reojo.

—No es el programa en cuestión sino su contenido.

La chica centró su atención en el espacio audiovisual que emitían, el determino verlo inhibido. Conforme la presentadora hacia una introducción, orazia parloteaba sin dimitir ni un detalle de ello.

—¿Te gustaría ir a nueva York? —le consulto humorístico.

—Es mi sueño, preciso estoy ahorrando para irme a estudiar allá —manifestó sin apartar su interés de la pantalla.

Destellaba sus ojos un fulgor conmocionada de tan solo referirse a su gran ilusión. Repentinamente, la conductora del susodicho programa televisivo revelaba el nombre de su invitada: ¡demosle la bienvenida a la señorita Litzy Thompso!, estudiante de comunicacion social con un promedio aventajado. haciendo su aparición ante la audiencia, en ese instante sus pupilas se dilataron al observar lo hermosa que lucia, reteniendo en su memoria sus rasgos de personalidad, como se desenvolvía públicamente, recapitulando todas las situaciones que sobrellevaron y específicamente esa noche donde pudo tenerla en sus brazos fue sublime, pero eso contrastaba con el ahora, ya que quien reinaría en sus pensamientos y corazón sería otra. Apropiándose de él la indiferencia y desprecio inimaginables. No le haría caso a esos sentimientos a partir de ahora él tomaría un camino opuesto a su forma de pensar.

—¡Por lo menos despídete niño! —grito Orazia tumbada sobre el sofa al verlo salir.

Abandono la modesta vivienda y su guardaespaldas se despide del señor Maziero, hiendo tras del chico. Adler omitió lo que esta le grito, vale decir que le ataño grandemente que la chica de rostro ovalado, nariz respingada y boca pequeña estuviera en esa entrevista por casualidad, no lo manejaría emocionalmente a su antojo. Se aferró a su orgullo y nunca admitiría que la necesitaba. En los exteriores de las instalaciones del canal, Litzy se paró a la orilla de la calle para pedir un taxi, suena su celular de inmediato toma la llamada era Lesly con voz quebrantada le daba la mala noticia, su padre un electricista se había accidentado de camino a su segundo trabajo como gerente de un restaurante de comidas rápidas, en cuanto lo supo dio uso a sus mañas de silbarle a uno de los vehículos taxímetros haciendo que este se detuviera, dado la emergencia no le importo pagar unos dólares de más. corrió por el hospital a sabiendas de que llevaba zapatos de vestir inadecuados para ese tipo de actividad, al empujar las puertas presencio una escena que advertía lo delicado podría estar su progenitor, su hermana consolaba a su madre que atribulada clamaba porque su esposo no fuera a morir.

—¿Qué fue lo que le sucedió a papá? —pregunto preocupada.

—Un accidente de tránsito —acercándose a ella Lesly—. No sabemos nada de su estado de salud —bajando la voz.

A ratos salían y entraban enfermeras y médicos, la incertidumbre se apoderaba de ella, un especialista que era un neurocirujano se hizo presente delante de ellas. La primera en pronunciarse fue Litzy a lo que seguido respondió el médico:

—Señorita, su padre ha sido intervenido exitosamente aunque esto no nos asegura su recuperación lo mantendremos estabilizado, todo dependerá de su progreso en los siguientes días.

—Se lo agradecemos doctor ¿podría alguna de nosotras verlo? —interrogo Lesly.

—Cuando sea pertinente se les informara —declaro el neurocirujano.

Este se dirige aprisa por el pasillo al ser solicitado por el parlante.

—¿Qué haremos ahora? —pregunto la señora Thompson sentada en una de las sillas de espera.

—Tranquila mama saldremos de esta, siempre lo hemos hecho —confortándola Lesly. 

—Ahora con más razón debo conservar mi empleo —espeto solemne a su madre y hermana.

Atardeció en la cosmopolita ciudad, las gemelas acordaron que se turnarían en los posteriores días para velar por su padre, mientras su madre trataría de ir con frecuencia al hospital como medida de precaución dado que podría alterarse al estar ahí. Al otro día Chris vagaba intencionalmente en las cercanías de la institución de enseñanza superior, con la firme intención de contarle que había hablado con Adler y entregarle un recado desesperanzador, lo haría por un justo motivo el creía rotundamente en el arrepentimiento de Litzy, tenía esa cualidad de perdonar los agravios de los demás. Por lo que quiso que su amigo hiciera lo mismo, a partir de ello evaluó el comportamiento de los dos por separado a lo cual su conclusión fue que estaban enamorados el uno de otro y viceversa. La idea de ser un intercesor lo complacía, viendo que no la ojeaba de los miles de estudiantes que ingresaban a la par pospuso aquello temporalmente.




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