Perdóname ángel ( Trilogía Destino #2) (2013)

CAPÍTULO 6

Parece que se había corrido la voz que por fin después de mucho tiempo había un doctor en el pueblo. La gente acudió en masa hasta él, de repente todo el mundo tenía alguna dolencia, pero Dani pacientemente los atendió a todos sin rechistar e incluso obtuvo varios teléfonos sin proponérselo, había triunfado, pero eso a él le importaba muy poco. Cerca de las ocho de la tarde terminó de trabajar y recordó que debía de llamar a Andrea para contarle las novedades.

—Hola hermanita, ¿Qué tal todo?

—Oh Dani—Andrea se emocionó bastante al escuchar su voz—Bien muy bien ¿Y tú que me cuentas? Te echamos muchísimo de menos.

—Por aquí todo fenomenal, por fin he terminado de poner nuestra casa más o menos en orden. Aunque me gustaría comprar unas cuantas camas para cuando vengáis todos, porque sólo sobrevivió la de papá y mamá, pero por lo demás ya lo tengo todo.

—Me alegro tanto que estés bien. Por aquí va todo como siempre, los niños crecen por días y echan de menos a su tío.

—Pues en cuanto tenga todo acomodado podréis venir a hacerme una visita. No te lo he contado pero me han dado el trabajo, así que todo me está saliendo bastante bien.

—Eso es estupendo, ya verás que sí, tengo muchas ganas de verte.

—Y yo a vosotros. Por cierto tengo que contarte algo que no vas a creer ¿Recuerdas a Helena?

—Sí, es la hermana malvada de Lucía.

—Eso es, pues resulta que…—Dani le contó todo lo que había descubierto desde que estaba allí, paso a paso.

—¿Helena tiene una hija? Quién lo diría, pero según me dices la desprecia, ¡maldita bruja!

—Me gustaría que me hicieras un favor, lo haría yo pero simplemente no puedo.

—Me imagino que quieres que se lo cuente a Lucía ¿no? Que tiene una sobrina y demás. Dalo por hecho.

—Gracias, sé que siempre puedo contar contigo. Dile que si tiene alguna duda que me llame y yo se las aclaro. ¿Sabes? Me gustaría mucho que se conocieran, se llevarían bastante bien y Clara está bastante dispuesta a hacerlo, tiene un carácter de los mil demonios pero creo que eso le gustaría.

—De acuerdo yo le diré todo. Bueno te dejo que se me quema la cena, muchos besos de parte de todos, te queremos mucho.

—Lo mismo digo, adiós hermana.

No había hecho nada más que colgar el teléfono, cuando sonó el timbre.

—No se va a terminar este bendito día. ¿Quién es?

—Soy yo, abre la maldita puerta chico de ciudad—era Darío quién estaba tras ella.

—Hola—el hombre pasó y se sentó en el brazo del sofá—¿Quieres una cerveza o sólo has venido a ver mi cara bonita?

—Hombre no soy de esa clase de tíos que le tiran los tejos a otros tíos, por muy bonita que sea tu cara. Sí, te acepto la cerveza, aunque vengo a sacarte de juerga.

—¿Juerga? No gracias, estoy cansado, además aquí no hay ningún lugar para irnos de juerga como tú dices.

—¿Cómo que no? Vale solo hay un pub pero menos te da una piedra. Es el pub donde trabaja mi querida y escurridiza prima.

—Entonces sí que paso de ir, no le gusta encontrarse conmigo en ningún sitio. Ella me lo ha dejado bastante claro.

—¿Y tú le vas a hacer caso? ¡Venga! A ella no le gustan las demás personas, odia a todo el mundo, especialmente a los hombres.

—No creo que sea así, vale no la conozco demasiado, pero pienso que no es tan fiero el lobo como parece, ella sería incapaz de odiar—se paró a pensar ¿Por qué la está defendiendo?—De eso estoy seguro.

—¡Vaya! ¿Me he perdido algo amigo? Parece ser que sí, hablas de ella como si…

—Como si nada, no hablo de ella de ninguna manera. Sólo que ella ha dejado claro su punto de vista y lo acepto. No veas cosas donde no las hay—fue a la cocina y trajo un par de cervezas—Aquí tienes tu cerveza.

—¿Entonces no quieres venir no? Piensa que es un sitio público, que ella no tendrá nada que objetar y no te podrá montar un pollo porque la echarían. Vamos diviértete un poco doctor.

—Está bien, vamos, pero lo hago por ti, porque no quiero dejarte tirado. Pero volveremos temprano.

—Sí señor, así se habla—dejó la cerveza vacía allí mismo y ambos salieron de casa, en dirección al pub.

Después de una larga discusión sobre el alcohol y la conducción poco a poco llegaron al pub. Al abrir la puerta se encontraron con que el lugar estaba bastante tranquilo, únicamente había un grupo de hombres arremolinados en la barra. Dani se descubrió a sí mismo buscando a Clara, y no sabía por qué lo hacía. Por fin la joven salió del almacén con una caja de cervezas para recargar el botellero, no esperaba verlo allí, casi se le cae la caja de su hombro por la sorpresa pero lo disimuló bastante bien y pasó de largo; Darío se acercó a la barra.

—Vaya primita, estás hecha un toro, de casualidad no te sobraran un par de cervecitas.

—No, no me sobran, te las puedo vender si quieres. ¿Cómo es que vienes con él y no con Esther?

—Hoy es noche de chicos, Esther lo comprende, vamos primita, dos cervezas por favor.




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