Capítulo 3

- ¿Anciano ya llegamos? -llevábamos días caminando, sólo parábamos para dormir, comer y hacer nuestras necesidades.

No pregunten el cómo a lo último, es demasiado vergonzoso.

- Eres fastidiosa niña -sonreí inocentemente.

- ¿Cómo es tu ciudad? -tenía curiosidad sobre eso, sólo me imaginaba un castillo y casas, pero en realidad, no tenía ni la mínima idea de como es el lugar.

- Veras niña, mi ciudad está muy lejos, llegaríamos más facil si estuviera sano de mis alas, solo falta un poco para que me recupere -tosi y bufó- La ciudad Zussman está escondida entre unas montañas, está conformado por todas las razas existentes, excepto los barbaros, que son una decepción para los nuestros, es como una ciudad humana, sólo que nuestra ciudad y nuestro pueblo es un lugar divino.

<< Estamos rodeados de mini cascadas y ríos, de vegetación verde y bosques, las casas de nuestos habitantes están echas del mismo material del castillo varían de tamaños. Tenemos esculturas de nuetras razas por las calles de nuestra ciuda y es un lugar alegre, las diferentes especies estan divididas en varias aldeas así que el lugar es demasiado grande como te podrás imaginar>>

-Yo soy el emperador de la ciudad, fue otorgada principalmente a los Dragones Dorados de generación en generación, es un lugar hermoso para vivir. Buenos comercios se forman ahí, el castillo es mi hogar y los habitantes, no es por presumir, me adoran y me respetan a mí y a mi familia, ya que los protegemos de todo -respiró profundo.

- ¿Eres un emperador? - no pude ocultar la sorpresa.

El sonrió - Sí niña - pensó un poco - ¿Qué harás? ¿Me tratarás de "su majestad"? - Dijo burlándose.

- ¿Qué~? -alargué la "e"- No lo haré, te tengo respeto y todo, pero es mejor si dejamos las formalidades entre nosotros

Vaya eso le puso feliz.

- Me encanta en la manera que piensas niña -dijo alegremente- Entre nosotros queda.

Es admirable como el anciano Yair es una persona que adora proteger a sus seres queridos sin que ellos se lo pidan, a simple vista se nota que es una persona que vela por los demás y aparte que te contagia de su humor y carisma.

- Anciano Yair, lo miro, lo analizo y lo repeto - puse una mano en su hombro y con la otra levanté el pulgar - Es mi ídolo- él rió- Entonces, ¿Por qué lo atacaron? -pregunte seria.

Por ser de alto rango,  supongo que se debe al poder entre razas.

- Mira, próximamente me jubilaré del puesto del emperador y el próximo heredero será mi nieto, pero los demas incluso mi familia, no saben a quién he elegido y por eso se debe el ataque contra mí.

Espera...¿Qué cosa de qué?

Él notó mi confusión.

- Te explicaré todo - suspiró - No sé como puedo confiar tanto en tí niña Safra -sonreí ya que el sentimiento era mutuo- Existen dos razas que siempre se odiaran de por vida, la raza de los Dragones Dorados y las Mantícoras, por generaciones siempre hemos estado como en un tipo de guerra entre razas, ellos pelean por el poder y nosotros por nuestra seguridad, así que al elegir al próximo emperador, se creará una nueva era al igual que las anteriores, llena de paz en la ciudad y las Mantícoras no podrán hacer nada de nuevo hasta que otra generación pase.

- Vaya -dije un poco sorprendida- ¿Así que las Mantícoras quieren evitar a que tú digas a quién has elegido para ser el próximo emperador y así lograr como un tipo de ataque contra la ciudad? -pregunté.

- Procesas bien la información niña -me levantó el pulgar- Estás en lo correcto, las Mantícoras quieren evitar que haga eso para que ellos puedan atacar y dificultar el manejo de nuestro ejército por falta de ordenes de un emperador y hací atacar y gobernar nuestras tierras, pero como ya dije, nadie sabe que ya elegí y puse en un testamento sobre quien será el próximo emperador -pensó un poco- Creo que debo decirte a tí donde esta el testamento por si me pasa algo -abrí los ojos con sorpresa por lo dicho.

- ¿Qué?.

- Mira, no confío facil en los humanos, pero al verte sentí que podía confiar en tí -ohh, me alaga- Bien, debes seguir estas ordenes que te daré, el testamento está en ...

¿Qué? ¿Creyeron que lo sabrían también? Pues no, es secreto amigos y amigas.

- Una vez que lleguemos a Zussman te enseñaré donde está y te lo daré -yo asentí.

- Yo, Safra Howail, prometo a que protegeré su secreto anciano Yair -lo juré con mi mano derecha  en mi pecho y la izquierda levantada a la altura de mi hombro.

Él se rió por mi tontera.

- Ya deja las tonterías -se quedó con una gran sonrisa- Y sé muy bien que lo cumpliras niña.

- Oh -señalé un río que había delante de nosotros- Agua anciano Yair .

- Genial, descansaremos un poco -dijo estirándose los brazos- Me sentaré.

Él se encaminó hacia una roca para después sentarse.

Yo en cambio, bajé a Harold del bolso para que caminara un poco y bebiera agua.

Me estiré un poco y luego me senté en el suelo cerca del anciano Yair y Harold se acercó a mí.

Era de noche y el cielo estaba despejado, dejando ver la Luna llena y las estrellas. Los días pasaban sin más, no sé cuanto tiempo llevo fuera de mi hogar desde que me fui. No sé si me entrañan las personas con las que si me llevo bien. Por mucho que no lo admita, estoy muy feliz de poder comenzar un nuevo rumbo, aunque eso signifique ponerme en peligro.

- Anciano Yair -lo llame-  Ya se recuperará -me preocupaba su salud.

Si bien sabía es que las heridas son difíciles que se curen, pero por la sangre de Dragón que tiene el anciano, sé que se recuperará pronto pero aún así me preocupa.

- Niña, no te preocupes tanto, ya casi estaré sano, de eso no dudes -dijo ofendido y con gracia.

Reí- No lo dudé.

Derrepente escuchamos un canto y risas.

La melodía era bonita y las risas contrastaban con el canto.

Me levanté del suelo para saber de donde venían las voces.

- Vaya, ¿No te parece hermoso el caballero de ahí Altea.