Perfecta para romperse

Capitulo 4

Clara despertó temprano para desayunar. La verdad era que casi no había dormido esa noche. Un rato después de llegar a casa la noche anterior, Iris la llamó para preguntarle si había llegado bien. Su amiga estaba preocupada. Clara la calmó, pero no le contó que había tenido un “guardián” todo el camino de regreso. Se sentía avergonzada, aunque no sabía exactamente por qué.

Clara bajó a desayunar. Apenas comenzaba a buscar algo en la cocina cuando un ruido la alertó: era su hermano, que al parecer sí había disfrutado la fiesta, ya que recién venía llegando.
Clara lo ignoró y continuó con lo suyo. Tomó un poco de pan para tostar, algo de mermelada y comenzó a prepararse un café. Pero antes de terminar, Leo habló desde el umbral:

—¿Y? ¿Cómo te fue con Noah anoche?

Clara se congeló. Casi se le cae el café, pero alcanzó a reaccionar a tiempo.
Intentó parecer inmutable.

—¿De qué estás hablando?

—Lo vi salir justo después de ti de la fiesta. No volvió a entrar, así que imagino que se fueron juntos.

—Pues imaginas mal. Yo volví sola a casa —respondió sin mirarlo.

—Mmm... bueno, como tú digas. ¿Mamá ya se fue?

—Sí, hace un rato. Preguntó por ti. Por favor llámala o envíale un mensaje, no seas el desconsiderado de siempre.

—Sí, sí, ya le escribo algo. Bye. Me voy a dormir, estoy muerto.

Clara terminó de desayunar, pero no pudo evitar que los pensamientos de la noche anterior regresaran. La pregunta de Leo la había llevado directo a ese momento otra vez.
Se regañó mentalmente, diciéndose que lo había hecho solo por cortesía.

—Imagino que algo de decencia le queda... —murmuró en voz baja, sin convencerse del todo.

El fin de semana pasó sin mayores novedades. Y apenas entró al salón el lunes por la mañana, Clara vio que Iris ya la esperaba en su lugar habitual, con cara de “necesito respuestas”.
Clara lo notó y algo de desgano se coló en su expresión.

—Hola, Iris —saludó mientras sacaba su cuaderno.

—¿Solo eso me vas a decir?

—Mmm... ¿qué quieres que te diga? ¿Tienes algo que contar?

—Mmm... no es lo que esperaba, pero sí —respondió Iris, y una sonrisa luminosa se dibujó en su rostro.

—Parece que te fue bien en la fiesta —dijo Clara, divertida al ver a su amiga tan contenta.

—Bueno, la verdad es que sí...

—Buenos días, chicos —interrumpió el profesor Roger antes de que Iris pudiera continuar con su relato.

Iris hizo un puchero y se enderezó en su asiento mientras comenzaba la clase. Clara se rió por lo bajo y también se acomodó para poner atención.

Más tarde, mientras comían algo durante el receso de mediodía, Iris le contó a Clara que le había ido mejor de lo que esperaba y que, al parecer, ya estaba saliendo con Philip, el chico por el que había ido a la fiesta.

Clara no entró en detalles. Solo le contó que, al verla sola, varios chicos se habían acercado y que uno, en particular, se había puesto pesado, por lo que prefirió irse.

—No deberías haberte ido sola, es peligroso a esa hora —le dijo Iris, preocupada.

—Estaba cerca de casa, no pasó nada —mintió Clara, omitiendo que Noah la había seguido hasta asegurarse de que llegara bien, y que incluso no se había ido hasta ver la luz encendida en su habitación.

Mientras pensaba en eso, Clara miró a su alrededor buscando a Noah, quien era la atracción de muchas chicas de primer año... y de algunas de segundo también. Pero no lo encontró. Se regañó a sí misma al notar que lo estaba buscando con la mirada. Y al no hallarlo, sintió, aunque no quisiera admitirlo, una pizca de decepción

Clara e Iris caminaban rumbo a sus clases, charlando animadas sobre cualquier tontería. Clara no prestaba demasiada atención al camino cuando, de pronto, alguien la golpeó de frente con el hombro, haciéndola tambalearse hacia atrás.

—¿Qué demo…? —empezó a decir, pero se interrumpió al cruzar la mirada con Noah, quien sostenía su brazo para evitar que cayera.

—Perdón, Clarita, pero cuando caminas deberías mirar hacia adelante —comentó él, con una sonrisa que la descolocó aún más.

Clara se zafó rápidamente de su mano, visiblemente avergonzada y un poco molesta por el comentario… y por la situación en general.

—¿Qué le pasa? ¡Si él me chocó! —reclamó en voz alta, mientras se arreglaba el cabello con fastidio. Pero Iris solo se encogió de hombros; había visto claramente que la culpa había sido de Clara.

Ella refunfuñó un poco más mientras seguían su camino, y Noah, sin decir nada más, siguió el suyo en dirección contraria.

—Y pensar que tengo que verlo todos los jueves en esa maldita tutoría… Si hubiera sabido antes que tendría que verle la cara todas las semanas, no la habría aceptado. ¡Obvio! —murmuró para sí misma, aún con el ceño fruncido.

Era jueves otra vez. Clara ya estaba en la sala donde hacía de ayudante. Ordenaba el material sobre el escritorio cuando Noah entró al aula. Algo en él se veía diferente hoy. Su ropa estaba más ordenada, incluso se había peinado. No era nada exagerado, pero ella lo notó. Aunque no quería admitirlo, una pequeñísima parte de sí misma se preguntó si esa mejora tenía algo que ver con ella.




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