Perfectamente Mia

3

En cuanto llegaron a un restaurante, un mozo se acerco a ellas y tomo su pedido.

 

—¿Esta todo bien en tu matrimonio? —pregunto Cinnia, con despreocupación.

 

Antonella forzó una sonrisa y asintió.

—Lo esta querida, solo que Pietro últimamente esta con mucho trabajo en la editorial, lo importante ahora es concentrarnos en la fiesta y…

—Ya para de fingir Antonella, nada esta bien entre ustedes, puedo ver como Pietro esquiva todo en ti.

 

La fémina mayor, dejo de sonreír y miró hacia otro lado, observó como una pareja sonreía feliz.

—Es como toda pareja, tenemos problemas diferenciales, nada más.

 

Cinnia quedo en silencio al momento que el mozo traía la charola con sus respectivas comidas. La misma arrugo el ceño y su labio al ver que su plato no era el cual ella había pedido.

—No es lo que pedí —argumento, enfadada.

—Disculpe, señorita…

—No, no es lo que pedí ¿Acaso aquí reparten lo que quieren? —siguió alegando, enfadada, atrayendo la mirada de los demás clientes, Antonella se movió incomoda, si Pietro se enteraba del papelón que estaba realizando Cinnia, él se enfadaría mucho con ella por poner su nombre en chismes.

—No es para tanto, Cinnia. Puedes pedir otro y ya —trato de disipar el mal momento que estaban viviendo.

—No es asi, esta gente debe ser reprendida…

—¿Sucede algo, señoritas? —una voz ronca hablo detrás del mozo, el cual se hizo a un costado, avergonzado—¿Puedo ayudarlas en algo?

—No.

—Si. —Respondieron ambas al unisón, Antonella la miro suplicas, sin embargo, Cinnia estaba empeñada en llevarle la contraria a la mayor y levanto su mentón y lo observo al hombre apuesto, aunque solo era una mujer joven, no pudo evitar fantasear con aquel hombre, podía notar que era mayor a ella y a su hermana, pero su anotomía bien cuidada y su barba corta, lo hacia ver como un hombre apuesto y elegante.

>>No es lo que pedí, y me resulta un poco desagradable que no cumplan con los estándares de sus clientes…sin mencionar lo poco profesional que resulta este mozo a la hora de recordar lo que debe.

—Soy el gerente de este lugar, me llamo Alessio —se presentó.

—No me interesa saber de ti. es mejor que nos vayamos de este lugar, Antonella, Pietro puede dar una mala reseña de este restaurante.

 

Alessio al escuchar aquello, no les permitió salir, no es porque temiera de la rebelde y mal educada mujer, pero el solo era un empleado más que no podía darse el lujo de perder su empleo y con ello perder sus sueños.

—Eso no será necesario, les doy mis sinceras disculpas. El ingreso el día de ayer y no esta familiarizado aun con todos los platillos de la casa, pero puedo enviar a alguien mas calificado que pueda servirles.

 

Alessio miró al mozo y solo movió la cabeza, dándole la señal de desaparecer del lugar, si bien estaba en lo cierto, era nuevo, pero no tanto para no aprender aun los platillos, su única dificultad era nada mas que era disléxico y solo pretendía escribir.

 

En ese momento, Antonella decidió intervenir y hablar.

—Esta bien, nos quedaremos, solo que esperamos no repetirlo—En ese momento, Alessio la miró, agradeció mentalmente que aquella mujer no era loca como la otra, y no solo eso, era una mujer muy hermosa.

—Antonella—Reprocho, Cinnia, sintiéndose ridícula.

—Queremos el mismo plato que el mío—argumento, importándole poco el reproche de la menor. Alessio agradeció y se despidió de ambas.

 

—No era necesario que me dejaras en ridículo. Me haces ver como una niña rebelde.

—Es que eso parece, Cinnia. Te comportas tan inmadura cuando nadie cumple con tus estándares —dijo, Antonella, enfadándose.

 

Cinnia quedo en silencio, mordiéndose el labio inferior, ambas eran muy diferentes, mientras que Antonella era la mujer alegre, amable y querida por todos, Cinnia solo era la mujer amargada que no tenia amor por nadie, veía el mundo en su total realidad y sabia diferenciar el bueno y el malo, no había perdón para quienes dañaban, no creía en las segundas oportunidades. Antonella si, creía que había segundas oportunidades para remediar los errores.

Todos querían que ella fuera como su hermana mayor, pero ¿Pensaron que también podía dañarla amar? Para Cinnia, su peor error había sido amar y vivir con ese sentimiento culpaminoso día y noche.

 

En cuanto llego su plato, la mujer que les sirvió le hablo.

—Es cortesía de la casa—informó la fémina, dejando el plato y regresando a la cocina.

 




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