12 de octubre de 2017
En una amplia sala blanca decorado en tonos dorados y negros. En las esquinas y sobre las mesas, hay arreglos florales y globos inflables. Pero estos globos tienen formas inusuales: simulan pistolas y armas.
Los invitados están vestidos de traje, las mujeres utilizan vestidos llamativos. Los meseros deambulan por toda la sala repartiendo bandejas llenas de copas, atendiendo a los invitados sofisticados y elegantes.
En centro de la gran salón esta Danny, de pie, captando la atención de todos sus invitados. Viste un traje formal de color negro ajustado, que resalta su figura atlética. Esta rodeado de sus dos mejores amigos, Kelvin y Riss; ambos también están bien vestidos, disfrutando de las copas de whisky que sostienen en las manos.
—Feliz cumpleaños, Danny —Kelvin y Riss lo felicitan por su cumpleaños.
La música suena por todo el salón. Solo se detiene cuando todas las miradas de los asistentes posan sobre el enorme pastel que traen los mesero.
«Es hermoso, es bellísimo» murmuran los invitados al ver aquel pastel.
Los meseros colocan en la mesa de centro. El pastel es de tres piso, de color celeste, en la parte superior está escrito "Danny" y el número "21" en letras doradas.
—Gracias a todos por estar junto a mí durante todo este tiempo —Danny dedica unas palabras de agradecimiento a las personas que lo acompañan.
Detrás de Danny, se encuentra Lucas, acompañado. El hombre lo observa a Danny con una expresión de nostalgia, entre sus manos sostiene una copa.
Lucas levanta la copa y hace sonar, llamando de atención de sus invitados. Eleva suavemente la copa y dice — Brindo por los 21 años de Danny — procede beber un trago en honor al cumpleañero.
Después del brindis, los cuatro hombres cortan el pastel y cantan el "Feliz Cumpleaños".
Pasada la medianoche, los asistentes comienzan a abandonar la sala. Kelvin y Riss están borrachos, así que Lucas los lleva hasta sus habitaciones. Luego regresa a la gran sala y encuentra a Danny visiblemente triste.
Antes de hablar el hombre lo observa desde lejos por un momento. Internamente, Lucas también siente nostalgia. El hombre sonríe y camina hasta llegar a donde se encuentra Danny.
—Danny —Lucas le da una palmada en la espalda —mira, te he traído esto —le entrega una pequeña bolsa.
—¿Qué es? —Danny toma la bolsa entre sus manos.
—Ábrela —le ordena Lucas.
El joven abre la bolsa y encuentra una identificación, una tarjeta de crédito y una llave.
—¿Qué es esto, Lucas? —pregunta Danny, frunciendo el ceño.
Danny no entiende lo que está pasando.
—Es tu nueva identidad —Lucas toma la cédula entre sus dedos y se la muestra — Daniel Casares, 21 años, sin antecedentes penales.
—Lucas, yo.........
—Danny, sé que no eres mi hijo, pero he decidido darte mi apellido — el hombre le dedica una cálida sonrisa — A partir de ahora dejarás Puerto López y volverás a Sinaí. Tendrás una vida alejada del narcotráfico.
—Lucas, ¿lo dices en serio? —pregunta Danny con la voz entrecortada, creyendo que se trata de una broma.
—Sí, Danny. El narcotráfico no es lo que quiero para tu futuro. Eres bueno con las armas, no le temes al peligro, pero en el fondo sabes que no quieres esto.
Lucas lo abraza con fuerza.
—Feliz cumpleaños, Danny.