Después de unos kilómetros de recorrido, la lluvia empezó a caer con fuerza, obligando a los hombres a detener su trayecto. Eso retrasaría su viaje pero no estaban preparados para manejar la motocicleta en esas condiciones. Kevin y Riss también se detuvieron en un restaurante de carretera.
— Solo hay hamburguesas — dijo Riss quien se había bajado a comprar a comida. Regresaba, sujetando entre sus manos bolsas de comida del cual gotas de agua resbalan. Su ropa estaba empapada, su melena castaña, pegada a su rostro.
— Mierda el se pegará el olor — dijo Kelvin, tomando las bolsas.
Mientras comían, Danny aprovechó el momento para pedir una explicación a cerca del secuestro, ya que eso, no era parte del plan. Al menos el no lo sabía.
— ¿Gabriel te pidió que la secuestráramos?.
— Si — contestó Lucas. Terminando de masticar el alimento y continuó explicando — Ahora mismo la policía debe estar buscando a los responsables por Sinaí, lo mejor será que vengas con nosotros a Puerto López.
Sinaí era un barrio peligroso de la capital, en su interior albergaba a la banda de los tigres y alguna vez también había albergado a la gente de Gabriel Vega.
— ¿Por cuanto tiempo? — volvió a preguntar el joven de ojos grises. Ya que el quería volver a Sinaí y continuar con vida alejado del narcotráfico.
— Tranquilo Dany, sabemos que decidiste dejar esto de lado, así que cuando lleguemos a Puerto López podrás regresar — dijo Kelvin mirándolo a través del retrovisor.
El olor de comida y la bulla al interior del auto hizo que la joven, que dormía esposada se despertara. Soltó un chillido ensordecedor apenas abrió los ojos y vio a cuatro hombres a su alrededor.
— Cállate mocosa— Riss gruño molesto.
Kelvin quien estaba a lado de chica, la golpeó y la amenazó con su arma.
El gritó de la chica había alertado al mesero que atendía el restaurant y salió a ver que todo este en orden, afuera de su local.
— Buenas noches caballeros, esta todo bien aquí — el mesero vestido de naranja se acercó a la ventana del conductor.
— Si señor, la novia de amigo vio algo que la asustó — dijo Riss sin mirara al mesero.
— Oh, ya veo — contestó, echando un vistazo al interior del auto. De copilotó estaba Lucas y en los asientos traseros, viajaban Danny, la joven y Kelvin.
Kelvin tenía una pistola pegada a la espalda de joven, pero desde adelante solo se veían como si la estuviera abrazando.
El mesero no sospecho nada, así que entro al restaurante.
Justo en momento la lluvia cesó y los hombres continuaron con el viaje.
— Ven, Kelvin vamos en la moto — ordenó Lucas. Quería dejar a Danny a cargo de la joven, debido a que Kelvin era violento y perdía el control fácilmente, temía que cualquier momento acabará con su vida.
Eso no era conveniente, tenían que mantener con vida al retoño de Paula, si querían que plan funcionara.
— Danny te encargo a la mocosa — dijo Kelvin bajándose del auto junto con Lucas.
— Pero... porque yo debo cuidar el culo de esta mocosa— gruñó el de ojos grises, pero sus palabras no fueron escuchadas por nadie. Danny sin otra opción se acomodó muy cerca de la joven.
Danny vio que la chica temblaba y lloraba, así que lejos de golpearla, la dejó en claro, que mientras obedeciera al pie de la letra sus órdenes, no le pasaría nada de lo contrario lo entregaría a Kelvin, quien horas antes la había golpeado.
La chica aceptó sus condiciones sin decir nada. Emprendieron el último tramo, rumbo a Puerto López.
Llegaron de madruga a su destino ubicado costas del país. La propiedad, como lo decía su nombre era un puerto clandestino, construido por Gabriel Vega, se utilizaba para recibir y enviar embarcaciones llenas de LCD rumbo a sur América y centro América. Estaba escondido entre la vegetación, ubicada a un kilómetro del pequeño pueblo de Puerto López.
Sin ningún problema a travesaron el pueblo. En ese lugar no existía policías, llegaron a la puerta principal de la propiedad en donde un guardia los dejó pasar.
Al cruzar es puerta todavía tenían que recorrer cerca de dos kilómetros para llegar a la lujosa mansión que allí dentro se ocultaba. Danny miraba con atención el trayecto, la propiedad era grande rodeado de árboles de banano, cacao y naranjas. Hacia que un año que él no había estado en esa finca.
Riss se detuvo frente al mansión, para que se bajaran sus acompañantes.
— Hey mocoso— Danny tiró con fuerzas de brazos de la joven, que a pesar de estar viviendo un auténtico calvario se había dormido.
— Vamos mocosa — tiró con más fuerza obligándola a bajarse de auto.
La joven observaba el lugar, parecía un bosque. Al frente estaba una casa de tres pisos amplia, el portal estaba adornado con un fuente y pequeños arbustos.
— ¿Dónde estamos? — preguntó la joven, deteniendo el paso.
— no preguntes solo entra — Danny la empujó. Pero ella se resistía, no quería entrar a aquella mansión.
En su mente cruzaban miles de ideas. ¿Qué la harían ahí dentro? ¿Quizá la violarían, la torturarían o la matarían?. Un escalofrío recorrió su cuerpo, solo de pensar en el destino que la esperaba.
Sin pensar la joven se dejó caer al piso y agarró una piedra.
— ¿Que haces mocosa? — Danny se agachó para levantarla. Pero la joven lo golpeó con la piedra. La mujer se puso de pie y hecho a correr dejando al joven de ojos grises herido en piso.
Riss quien venía estacionado el auto en el patio trasero de la mansión, encontró a Danny tirado en el suelo con una herida en la nuca.
— ¡Que rayos! — el castaño, levantó a su amigo, lo cargo hasta el interior de la mansión y curó la herida.
!Agh! Danny se movía cada vez que Riss pasaba el algodón con alcohol sobre la herida. El de ojos grises, estaba furioso y desconcertado por subestimar a la joven de apariencia inocente y frágil.
«Pero como podía haber imaginado que la temerosa joven lo iba atacar »
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Editado: 27.11.2024