Perfectos Criminales

Capítulo 5

Una de la cocineras de la mansión llegó corriendo y sin dudar entro directamente al despacho de Joel.

— ¿Qué pasa, Siena? — dijo Joel, visiblemente molesto al ver a la joven irrumpir sin previo aviso en su despacho. Todos todos los empleados sabían que no debían entrar al lugar mientras él estuviera, pues las consecuencias podían ser desagradables.

— Señor, la policía viene en camino a puerto López — soltó Siena casi sin aliento, llevando sus manos a su pecho por falta de aire.

— ¿Que? ¿estas segura, Siena? — Joel dejó todo lo que estaba haciendo sobre su escritorio y su expresión cambio de enojo a preocupación.

— Si, señor. La secretaria de la señora Paula me llamó para alertarnos; parece que el señor Lucas sufrió un accidente en carretera y dejó su auto abandonado.

Al escuchar a la joven, Joel llamó de inmediato a todos sus hombres para que se reunieran en la mansión, incluidos los guardias que custodiaban la entrada de la propiedad. Lo único que les quedaba era huir y llevarse todo lo que pudieran.

— Siena, ve y dile a Martha y Mirla que se vayan a sus casas y no regresen hasta que las llamemos — ordenó, Joel a Siena, ya que las mujeres eran residentes del pueblo y no tenían nada que ver con el narcotráfico. Siena de inmediato salió con dirección al huerto, donde las demás mujeres se encontraban cosechando vegetales frescos para la cena.

Los hombres de Joel, que apenas eran seis, incluidos los dos guardias, no tardaron en presentarse en su despacho y encontraron a un Joel preocupado caminando de lado a lado.

— La policía nos sigue, y parece que Lucas sufrió un accidente en la autopista — anunció Joel, apenas vio entrar a sus hombres.

— ¿Lucas? — Danny, que se encontraba entre los presentes, se sobresaltó al escuchar la noticia; sintió como su corazón se encogía. Sabía que el atentado contra Paula no traería nada bueno. Ella contaba con la "justicia" de su lado y con Brito, el jefe de los Tigres y enemigo de Gabriel.

— Tranquilo, Danny — Joel tragó saliva con dificultad antes de continuar —. Enviaremos gente para averiguar qué sucedió y traerlos sanos y salvos a casa. — Joel fingió una sonrisa — Guardias, vayan y encuentren a Lucas, Kelvin y Riss — ordenó Joel. Inmediatamente, los guardias obedecieron y salieron a cumplir su misión.

— Gemelos Rea, Fernando y José Carlos carguen el LCD en la camioneta. Quiero que salgan a la base de Valle en diez minutos exactos. — esbozó Joel. Los cuatro hombres obedecieron, cargaron el LCD en el camión justo a tiempo y abandonaron la propiedad rumbo a Valle.

— Danny, lleva a Cielo la base de Rocafuerte; estará más seguro allá — añadió Joel, consiente de que, si quería vencer a Paula y sus aliados, debía mantener con vida a la joven. De lo contrario el imperio de Gabriel Vega terminaría sucumbiendo en la manos de los Tigres y todos ellos serían ejecutados dentro de las cárceles y ni siquiera llegarían a juicio, antes serían torturados y asesinados.

Danny quería ir a rescatar a Lucas, pero sabía que en ese momento lo más importante era proteger a Cielo, quien se encontraba encerrada en la habitación que le había sido asignada.

El joven acató las ordenes de Joel y subió hasta la habitación.

— Niñata, nos vamos — dijo Danny abriendo la puerta de la habitación. Cielo se encontraba observando a través de la ventana los enormes árboles frutales que rodeaban la mansión.

— ¿Cómo? No, espera, yo no me iré de aquí — replicó la joven girando para enfrentarlo. Ella había visto a las cocinaras dejar los vegetales tirados en el suelo y salir apresuradas del huerto, así que intuía que algo malo sucedía en la mansión .

— No esta a discusión, nos vamos — dijo Danny, tomándola del brazo de forma violenta, casi lastimándola.

— No, no quiero. Mi madre vendrá por mi, y te pudrirás en la cárcel, maldito criminal — asintió la joven forcejeando con Danny.

— Si, tal vez yo me iré a la cárcel, pero conmigo llevaré a la perra de tu madre — respondió Danny con una sonrisa irónica y tirando con más fuerza del brazo de Cielo.

— No te atrevas a llamarla así a mi madre. Ella solo lucha para que escorias como tu desaparezcan de la sociedad — Cielo escupió en el rostro del joven haciendo que este la soltara. Danny a pesar de que se caracterizaba por tener un carácter tranquilo, la acción de la joven, sumado al conflicto interno que estaba viviendo por Lucas, perdió los paciencia.

Danny limpió con sus mangas su rostro y gritó — Escúchame bien, niñata. No eres tan diferente, perteneces a la escoria. Tu madre disfrutaba de compartir su cama de los grandes narcotraficantes y tu eres el producto de esas noches de pasión — Danny apretó sus puños para no golpearla.

Cielo se encogió de hombros y empezó mascullo entre sollozos— No, no, no, mientes. Soy hija de un policía — meneo su cabeza negándose aceptar lo que Danny acababa de revelar.

— ¡Es la maldita verdad! — gritó Danny, tirando de ella hasta llegar al auto.

Entre llantos de Cielo. Danny abandonó Puerto López. Hubo un entreno silencio durante un tiempo. Cielo lo miraba de reojo con odio prefería que lo hubiera golpeado a que le revelara la verdad, aunque no estaba segura.

¿Porque dijo todo eso? Para lastimarla quizá. ¿Será verdad? Y si esa era la razón por que ella no tenía apellido paterno y no conocía a ningún familiar
¿acaso Paula ocultaba algo a su hija?

— No ella no haría eso — Cielo dijo en voz alta, mientras su cerebro libraba una batalla interna, muchas preguntas a cerca de sus orígenes le surgían pero ninguna podía ser respondida por Danny y mucho menos por su madre ya que Paula haría cualquie cosa para ocultar su pasado. Cielo era quien debía buscar respuestas.

Cielo después de tramo se quedó dormida, ya que la ruta a Rocafuerte duraría diez horas. Danny se mantenía alejado de las grandes rutas, en cambio tomaba atajos y senderros poco o nada utilizados. Iba atravesaba por comunidades pequeñas.




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