POV: Raquel
-Mira tía, con mesa en el medio- dijo Anastasia emocionada, sabía que así no podríamos poner excusas para echar una partida
-Yo estoy reventada, voy a dormir todo el viaje- Ema solía quedarse despierta hasta tarde, se solía quedar leyendo comics o jugando videojuegos toda la noche, no me sorprendería que hubiera venido sin dormir a la estación.
-Si tuvieses una rutina no te pasarían estas cosas- Anastasia y Ema continuaron discutiendo sobre los malos hábitos de Ema mientras Marina y yo colocábamos las maletas, nosotras solíamos viajar más, teníamos experiencia en el Tetris de maletas.
Estuvimos sentados hablando del futuro concierto al que íbamos y la exposición durante los veinte minutos que el tren tardó en arrancar, como por arte de magia Ema se durmió, era increíble la capacidad de esta chica para caer redonda, al ver que no éramos suficientes Anastasia desistió en su Intento de jugar a las cartas por lo que decidió ponerse a repasar sus apuntes de la Universidad, lo cual también me pereció increíble, eran las seis de la mañana y la tía estudiaba como si nada, Marina se quedó traspuesta en mi hombro mientras yo decidí leer un rato.
Habría pasado una hora más o menos cuando mi estómago empezó a reclamar algo de comida, Marina hacia un rato que se había incorporado y estaba editando videos para su canal. Le dije bajito que tenía hambre, que si quería acompañarme a la cafetería por algo, me dijo que sí, al levantarnos Anastasia nos hizo el encargo de traerle un café con leche sin lactosa y unas galletas, Ema sin embargo solo nos pidió una botella de agua, al final compraríamos muchas cosas de comer y todas comeríamos de todo así que no nos preocupó que no pidiese nada de comer.
Al levantarme del asiento note que estábamos prácticamente solas en el vagón, salvo por una señora en los asientos más alejados de nosotros. Era bueno ir en primera, casi siempre íbamos solas, pero lo malo es que estábamos muy lejos de la cafetería y con mi poco equilibrio ya vi los cafés derramados sobre algún pasajero.
Echamos a andar con cuidado, casi todos estaban durmiendo y no queríamos despertarlos, tras unos cuatro minutos tensos entre vagones llegamos a nuestro objetivo, pedimos lo que nos dijeron las chicas y lo nuestro.
-Nena, ¿estás bien? Te noto un poco rara- decidí preguntarle directamente a Marina
-Si tía, ¿por qué? - Sabía que mentía
- No sé, hay algo raro, normalmente hubieras sido la primera en llegar a la estación para hacer tus videos y fotos, además, por el mensaje que te mandé esta mañana imaginé que cogerías el primer metro, pero...
- Madre mía chica, deja de ver esos programas de crímenes, te están afectando- me dijo en tono burlón, intentó sonar despreocupada, pero no lo logró.
-Si no me lo quieres contar vale, pero sé que ocultas algo.
Nos quedamos en silencio unos minutos, no quería ser pesada, pero notaba como se tensaba el ambiente cada segundo.
Me giré quedando frente a las ventanas, el sol empezaba a cegar por lo que aparté la mirada rápidamente, lo que me faltaba era quedarme ciega. En ese momento se abrió la puerta del vagón y vi como entraban dos personas, cuando mis córneas se recuperaron vi que eran los chicos de la fila.
-Voy al baño, espérame para llevar las cosas, que eres capaz de tirarlo todo-Marina estaba mirando su móvil sin percatarse de mi corte de respiración al tener a estos chicos cerca, en ese momento noté que estaban tardando mucho en servirnos, no podía distraerme con nada, me había dejado el móvil en el asiento y ponerme a contar baldosas iba a ser un poco raro por lo que decidió mirar al frente como salía el café de la máquina, ya lo sé, un poco patético.
-Hay que ver lo que tardan- dijo uno de ellos, no sabría decir cuál pues les estaba dando la espalda
-Claro, como tienes tanta prisa por volver a estar sentado dos horas más...-noté la ironía en su tono, aunque tenía razón, no es que tuviésemos nada mejor que hacer
-Te espero sentado tío, cógeme un bocadillo de jamón-Estaba claro que el primer chico era un poco impaciente, oí los pasos alejándose y me giré para ver cuál de los dos era, el chico moreno abrió la puerta y se fue. No sé por qué, pero me puse algo nerviosa al saber que el que estaba detrás era el rubio, no me había dado tiempo a verle detenidamente en el andén, pero era obvio que era más alto que yo, tenía una voz gruesa, como de recién levantado.
-Querida...
- ¡¿Qué?!- dije demasiado alto
-Que si pagas con tarjeta o en efectivo bonita- la cajera me miró con cierta diversión, que vergüenza, me lo había preguntado y yo ensimismada con un chico que ni había visto a la cara
-Con tarjeta- no era capaz de levantar la cabeza
-Te entiendo, yo también estoy un poco dormido- Me giré para responderle con una sonrisa de agradecimiento, pero me quede paralizada un microsegundo, era guapo el tío, me sacaba una cabeza, tenía el pelo rizado y algo más largo de lo habitual, lo justo para taparle un poco los ojos.
-Sí, es que es muy pronto- No me puedo creer que haya dicho eso, obviamente lo sabe, está en el mismo tren que tú, sabe qué hora es.
-Pero nunca es muy pronto para unas galletas de chocolate- Marina me arrebato la bolsa de las manos-¿Vamos?
Asentí con la cabeza mientras agarrábamos nuestro pedido, no sabía en qué momento había vuelto, pero lo agradecí.
-Hasta luego- Exclamó el chico con una gran sonrisa, Marina no dijo nada, yo me giré y le dediqué una ligera sonrisa, a veces me parece asombrosa la capacidad humana de perder el habla en momentos así.
Al llegar a los asientos vimos a nuestras amigas dormidas, por lo que dejamos las cosas en la mesa y empezamos a comer, estuvimos bastante rato en silencio hasta que Marina lo rompió.
-Tía, ¿has visto estos retos de Tiktok?
-Depende, hay mil actualmente, dame más datos
-El de la aplicación que te lleva a sitios malditos- Me puso la pantalla del móvil en la cara, solo pude ver un bosque oscuro con un ligero haz de luz