POV: Raquel
Definitivamente este pueblo era demasiado pequeño, no habíamos andado más de diez minutos y ya habíamos dejado atrás el camino que lleva a la Iglesia, no había mucha gente, en verdad era la hora de la siesta por lo que veía normal la soledad de las calles. Andamos un poco más hasta que vimos el cartel que anunciaba el camino del bar, Ema y yo nos miramos y no hicieron falta palabras, giramos por ese camino sin dudar. He de decir que los caminos eran bonitos, había mucha naturaleza y varias casas desperdigadas que tenían cierto encanto, los caminos no eran los mejores para circular en coche, pero tampoco vimos muchos, esta gente vivía bastante alejada de cómo es la sociedad actualmente.
-Pago yo, que esta mañana lo habéis pagado todo Mar y tu
-Por mi perfecto, solo quiero un café- No creí que fuese buena idea beber alcohol tal y como tenía la cabeza
-Bueno, en ese caso me beberé yo tu cerveza- Ema se asomó por encima de la barra mientras yo echaba un vistazo al lugar, tampoco tenía mucho donde mirar, era un tópico de bar increíble, una diana de dardos, una máquina de tabaco y una máquina de discos a la cual me acerque para poner algún disco, pero solo era decorado… Tampoco habían invertido mucho en luz, quitando la que entraba por la ventana esto parecía la mansión Addams. Le dije a Ema que la esperaría en una mesa, obviamente cogí una cerca de la ventana para poder ver bien. Una vez sentada saque el móvil e intente entrar en mis redes sociales, aunque fue en vano.
-Joder tío…- solté de mala gana el móvil sobre la mesa
-Bueno… ¿Qué te ha hecho el pobre móvil? - Ema llego con mi café y un refresco para ella, parece que había abandonado la idea del alcohol
-Me estresa el estar incomunicadas.
-Como a todas nenas, intenta no pensarlo y hablemos de algo
-Qué raro que tú te lo tomes tan bien, no puedes ver a tus amados streamers – le mire burlona
-No, pero tengo una ristra de comics descargados y un entretenimiento mucho mejor- dijo juguetona
- ¿Y cuándo pretendes hablar con el entremetimiento? - le di un sorbo al café mirando por la ventana
-Pues, puede que luego cuando volvamos al hotel le diga algo
-Ya… seguro…- Ambas sabíamos que no le diría nada, todo lo que tenia de guapa lo tenía de vergonzosa, ella lo intentaba, cuando íbamos de fiesta bailaba como nadie, movía la melena y se maquillaba de forma que resaltaban sus ojos verdosos, pero en cuanto un chico se le acercaba entraba en pánico y se escondía entre nosotras como los niños pequeños.
Nos terminamos las bebidas entre risas y cotilleos, al levantarnos vimos a Sofia entrar muy decidida al lugar.
-Hola- saludamos alegres
-Hola chicas- nos sonrió- ¿Cómo va la cabeza?
-Bien, casi no me duele, pero el chichón está claro que ha venido para quedarse- Sofia me devolvió una sonrisa de lastima como respuesta
-Nosotras vamos a investigar un poco el pueblo antes de volver, quien sabe que puede haber aquí, si quieres acompañarnos…-Ofreció Ema
-Muchas gracias chicas, pero solo he venido a por un café y vuelvo al hotel, no creo que en este pueblo haya mucho que ver
- Oh, vale, pues luego nos vemos allí- Nos despedimos con un gesto de la mano y salimos por la puerta, nos dirigimos hacia la plaza del pueblo, era donde más gente se veía. No era nada del otro mundo, una plaza cuadrada con muchas calles, una fuente en medio y el edificio del ayuntamiento con un gran reloj en medio que marcaba las seis de la tarde, había muchas tiendas y decidimos ver si nos comprábamos algo como recuerdo.
Nos decidimos por una tienda algo antigua como todo aquí, que tenía muchos libros sobre la flora y fauna de la zona. No vimos a nadie atendiendo, pero estaba abierto, o eso parecía.
-Mira, tiene una sección de juvenil- Me acerqué donde decía Ema y no pude evitar sorprenderme
-Si, juvenil cuando reino Fernando el católico, estas ediciones se caen a cachos
Seguimos mirando, había puzles y algunos juguetes antiguos, esto era demasiado antiguo como para que se vendiese como si nada por tres euros.
-Hola señoritas, ¿Buscan algo? - Me sobresalte al oír una voz muy anciana
- ¡Coño! Que susto- Ema se llevó una mano al corazón
-Perdonad, no era mi intención asustaros, siempre dicen que soy muy silenciosa- y tanto, pensé mientras recuperaba el ritmo de mi corazón
-No buscamos nada en concreto, estábamos mirando y haciendo tiempo
- ¿Para qué? – Que cotilla esta señora- Perdonad mi intromisión, no se ven muchas caras nuevas y tan bonitas a menudo
-Nuestro tren se averió cerca de aquí y estamos esperando noticias de la empresa de transporte
-Oh, que fatalidad- esta mujer tenía expresiones muy antiguas- espero que no haya heridos graves- dijo mirando mi frente, enserio, según llegue a la habitación me pondré siete kilos de corrector para tapar esto
-Estamos todos bien- respondió Ema- nos han dejado quedarnos en el hotel hasta que se solucione
-Fantástico, pues venga, mirad todo lo que queráis, uno nunca sabe dónde encontrara algo interesante- Daba un poco de mal rollo, pero no parecía mala gente. Seguimos unos quince minutos más hasta que llegué a la zona de misterio y paranormal, los lomos de los libros eran muy oscuros y sumados a la suciedad era casi imposible leerlo, cogí uno al azar “Origen de Namenlos” Lo abrí curiosa, quitando el polvo pude leer el índice:
Cap. 1. Origen
Cap. 2. Asentamiento
Cap. 3. Construcción
Cap. 4. Maldición
Cap. 5. Actualidad
-Uy que mal rollo- susurro Ema a mi lado, lo cual provoco que cerrase el libro del susto
-Joder tía, ponte unas campanillas o algo, no te he oído acercarte
-Normal, estas inmersa en una lectura apasionante… Origen de Namenlos, ¿Y qué es eso?
-Esto- dijo la señora, las dos le miramos sin entender a que se refería- El pueblo, se llama Namenlos