Capitulo 2 

Ya era hora de dormir, hice mis necesidades, me lave los dientes y subir las escaleras, camine por el pasillo hasta llegar a mi pieza, prendí la luz de mi pieza y entre, mi pieza no es tan grande, ni tan chica, es mediana, pero a mí me gusta como es, y como yo la organice, sin más, agarre mi pijama, me cambie, apague la luz y entre a mi querida cama. Me quede un rato con el celular, escuche un poco de música y leí también. Yo estaba casi quedándome dormida cuando escuche cuando abrieron la puerta de entrada de mi casa, no le di importancia, porque podría ser mi hermano o mi padre, deje a un lado mi teléfono y me estaba quedando dormida, cuando escucho los gritos de Martín, estaba borracho y gritaba mi nombre, todos en la casa nos levantamos a ver qué pasaba, y era que estaba borracho y estaba diciendo puras tonterías. 

Martín: Javiera, yo te amo. Siempre te he amado en secreto y te seguiré amando, aunque ya no es secreto. 

Se notaba que estaba en muy mal estado, porque decía puras tonteras. Martín, se encontraba con su amigo, el cual lo estaba sosteniendo y también lo trataba de callar, pero este, se puso terco y no le hacía caso. 

En fin, todos estábamos levantados, por sus gritos, yo estaba tan furiosa por el estado en que estaba y también por lo que estaba diciendo, yo sabía que no debía creer lo que estaba diciendo, ya que se encontraba en un estado que no es muy conveniente, para su persona. Pero fue ahí, cuando mi hermana menor me dijo: 

Violeta: Javi, los curados no mienten. 

Yo me quede callada ante esto, me queden mirándola por un rato y después mi mirada se fue hacia él, que es lo que estaba haciendo, es un maldito imbécil. 

Ya no me podría quedar viendo esto, así que me fui a mi pieza, muy enojada, cerré mi puerta de un portazo, y me quede llorando en mi cama. Escuche como mi papa, mi hermano y su amigo, se lo llevaron a su cama, seguía gritando puras tonteras, mi padre lo trataba de callar, pero seguía gritando. Al parecer, lo pudieron hacer callar, yo para eso entonces seguía llorando como una tonta, después cerré mis ojos y me quedé dormida. 

Desperté al otro día, habría un día muy lindo afuera, ideal para ir a la playa. Era hora de bajar abajo, para desayunar e ir al baño, tenía unas imágenes de ayer, que no recuerdo muy bien, bajé y se encontraba el sentado en el sillón, con la frente en alto, me dirigí lo más rápido posible al baño, pero su voz me detuvo, me giré y ahí se encontraba el. 

Martín: Lo siento. 

Javi: ¿Que sientes? A ver hecho ese espectáculo ayer o llegar curado y despertar al todo el mundo en esta casa y decir todas esas tonterías, y dejarme en vergüenza ante todos los que estaban en esta casa. 

Martín: No era lo que quería que pasara, pero tome mucho y no tenía control sobre mis actos y palabras en ese momento. Lo siento. 

Javi: A ver Martín, no vengas a decir lo siento, ahora y tampoco te excuses con que tomaste mucho, y no tenías control sobre tus actos y sobre tus palabras, porque esa no te la creo. 

Martín: En verdad, lo siento, Javi. 

Lo deje hablando solo, me aleje de él y me dirigí al baño. En verdad quería llorar, tenía rabia y pena, pero no iba a llorar por un hombre, que en mi vida no significaba nada, o eso me hacía creer a mí misma. 

Una vez que hice mis cosas, me dirigí a mi pieza, no me quería encontrar con él, así que salí lo más rápido posible, pero me di cuenta que él no estaba ahí, así que pude subir tranquila a mi pieza. 

Ya en mi pieza, me vestí, no fue necesario bañarme, ya que me bañe ayer, me puse mi ropa, una polera de tirantes roja, un short negro, mis zapatillas negras, me alise mi pelo, me maquille un poco, lo sencillo rímel y eso, ordene mi pieza, porque no me gusta verla desordenada, ya que me molesta, no tener mis cosas ordenadas, una vez hecho esto, me puse colonia y baje, no tenía tanto miedo, pero mi guata si, capaz que es por el hambre, se encontraban todos desayunando. Cuando estaba bajando la escalera y llegué el último peldaño, todos se me quedaron viendo y mostré una pequeña sonrisa. 

Mamá: ¿Quieres desayunar algo? 

Javi: Si. Voy a buscar una taza y una cuchara. 

Mamá: Bueno. 

Me dirige a la cocina y saque una taza del mueble, y busque una cuchara de té, lave ambas cosas y una vez que hice eso, me dirigí a donde todos estaban tomando desayuno. Cuando subí al comedor, todos me estaban viendo. 

Javi: ¿Qué, tengo algo en la cara? 

Papá: No hija, nada. 

Me dirigí al lado de mi mama, me hecho agua a la taza y me paso el té, y la azúcar. Prepare mi te, y todos se quedaron callados, levante la vista y hablaron.  

Violeta: ¿Qué vamos a hacer hoy? 

Papá: Capaz vallamos a la playa, en Mehuin. ¿Quieres ir Javi? 

Javi: No sé, depende. 

Mamá: ¿De qué depende? 

Javi: De cómo me sienta. 

Mamá: ¿Te sientes mal? 

Javi: Si 

Martín: ¿Te sienta mal, Javi? 

Javi: Y eso a ti, ¿Qué te importa? 

Martín: No digas esas cosas, tu si me importas. 

Javi: No te vengas a hacer el bueno ahora, eso no te va a funcionar conmigo, ahora no. 

Se levanta enojado, golpeando la mesa. 

Martín: Lo que te dije ayer, es verdad, tú me gustas. 

Javi: JAJA. ¿Quieres que te aplauda? Te aplaudo, por fin el niño, se atrevió a decir lo que siente. 

Martín: Javiera, es mejor que te calles, no sabes todo en esta vida. 

Javi: De una cosa estoy segura, que soy mucho más madura que ti y también sé que, siempre te di indicios que tú me gustabas, pero tú nunca te disté cuenta o eso me hacías saber. 

Sale enojado del comedor y todos me quedaron mirando. 

Javi: ¿Qué ahora yo soy la culpable o qué? Él nunca me dijo que yo le gustaba. 

Seguí comiendo en silencio, mientras los demás seguían hablando entre ellos y me dejaron de mirar. 

Llego la hora de comer, ayudé a preparar la mesa, trataba de no mirarlo, pero sentí unos ojos encima mío, pero no me di vuelta a mirarlo. Ya estábamos comiendo, todos juntos.