Pesadillas de una mente perturbada

Pesadilla 4: Un lugar pintado de rojo

Un sol radiante se posaba en lo más alto de un cielo azul y despejado, yo me encuentro de pie al lado de una gran ventana en el segundo piso de un edificio que mostraba estar bastante deteriorado, su apariencia daba la idea de estar abandonado. Observo el ambiente desde las alturas, un conjunto de casas aglomeradas que desafiaban las leyes de física debido a su deforme estructura, eran el refugio de una cantidad considerable de personas que caminaban de un lado a otro.

En mis costados estaban de pie dos personas con silueta masculina que me hacían compañía, al mismo tiempo que observan aquel lugar extraño.

Inesperadamente la luz que impregnaba el lugar fue opacada por un objeto enorme que volaba delante del sol, era amenazante y detrás de él dejaba una nube negra seguida de un silbido aturdidor. Un misil colosal se acercaba velozmente, detrás de él, dos objetos idénticos lo seguían dirigiéndose al poblado de casas distorsionadas.

—¡Ya comenzó! —Exclamo uno de los hombres a mi lado, lo observo, pero su rostro era difuso y confuso, su voz era la que emanaba un extraño aire de resignación.

—¡Al suelo! —Grito la otra persona. Un estadillo retumbo en el ambiente ocasionando una enorme onda expansiva que destrozaba todo a su paso. Los tres misiles habían colisionado en el poblado. Yo aun en el piso, me hallaba sola y envuelta en un caos brutal, el edificio había desaparecido al igual que los dos hombres que me acompañaban.

Al instante sonidos de disparos se repetían velozmente inundando la atmosfera, hombres uniformados corrían rompiendo y derribando todo a su paso. La tierra se hallaba cubierto de líquido viscoso color escarlata, había polvo, lodo y la muerte como una sombra, audaz y escurridiza, se entremetía por todos los callejones. Hasta el momento, solo era una simple espectadora ya que nadie parecía verme.

Tres aviones sobrevolaron la zona haciendo una formación de punta de flecha, de sus alas colgaban de cabeza, hombres cubiertos de sangre que tenían los ojos vendados y la boca amordazada, como si fueran títeres de una obra de miedo. De un momento a otro, uno de los aviones descendió hasta el punto que las personas colgadas tocaban el suelo, seguido de esto, algunos hombres con armas modernas se detuvieron delante del aparato, otorgando un saludo firme y procediendo a cortar las cuerdas que sostenían a las víctimas. El avión siguió su camino, en fracción de segundos desapareció en el cielo.

Aquella escena era escalofriante. Cada persona que fue retirada del avión, fue colocada en una fila, mientras que uno de los verdugos dirigía de su arma a la cabeza de estos, disparándoles sin piedad, cada uno recibió el beso cálido de una bala que atravesando sus cráneos acabo con su existir en un instante.

—Vienen por nosotros —susurro una voz conocida a mi lado, nuevamente estaba junto a mí una de las personas que me acompañaban al inicio—.

Sonidos de múltiples pasos que corrían uno detrás del otro se acercaban cada vez más, era el aviso de que ahora nosotros éramos el objetivo.

—¿Dónde están? —Dijo una voz fuerte a mis espaldas mientras el metal frio de una pistola acariciaba mi nuca—.

—¿Quiénes? —Pregunte titubeante. Giro lentamente para observar a la persona detrás de mí, eran 5 hombres, todos apuntándome al unísono—.

—Los tipos que estaban contigo —Gritó

Con mis ojos rebusco a mi alrededor, ese par había desaparecido nuevamente y ahora yo estaba sola delante de aquellos sujetos que reverberaban odio a través de sus miradas.

—¡Aquí están! —Se escuchó a lo lejos seguido de dos disparos que hicieron eco detrás de una casa cercana.

Dos sujetos se acercaron trotando —¡Fueron eliminados! —exclamo uno, ambos se pararon firmes delante del hombre que había colocado su pistola en mi nuca.

—Bien, vámonos —Asintió el líder, iniciando el trote suave siendo seguido por sus hombres.

Uno de los soldados no se movió, solo dirigió sus ojos fríos hacia mi clavando su mirada como un puñal, una mueca se dibujó en sus labios:

—¿Y tú? ¿Crees que ya paso todo? —gruñó

El silencio fue mi respuesta, simplemente no podía responder.

—¡Responde! —gritó, mientras lentamente levantaba su arma a la altura de mi frente—. ¿Crees que ya paso todo? —Pregunto sonriendo mientras su dedo martillaba la pistola.

El nudo en mi garganta era apretado y mis ojos se inundaron desbordándose en llanto. Sentí una punzada en mi frente, había detonado el arma y ni siquiera percibí el sonido del disparo, el ambiente se borra lentamente y una oscuridad inminente nubla mi vista.

Me encuentro vagando en la bruma, un océano oscuro y nebuloso me cubría, mientras que, a lo lejos una voz de mujer repetía mi nombre en un murmullo triste.

Abro mis ojos, aún veo borroso, pero sé que a mi lado hay alguien, una silueta femenina se encontraba sentada junto a mi cuerpo, podía sentir sus lágrimas cayendo encima de mí a borbotones.

—Todos han muerto —Susurro titubeante

Trato de sentarme mientras mi vista se aclara, siento algo húmedo que recorre mi rostro, al tocar mi frente mis manos se impregnaron de sangre:

—¿Cómo es que puedo seguir aquí, con vida? —me pregunte confundía—.




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