Ciro... su nombre con dulzura en mi mente.
—el mio es Hanna—el me sonrie primero con los labios y de a poco con los dientes, vaya forma de sonreír.
— es todo un placer Hanna
— el mio igual— escucho como tocan la puerta y se que es mamá, más por que no llevo la llave. — voy a abrir.
—te sigo,creo que no tengo nada más que hacer aquí.— abro la puerta era mi mamá su mirada pasa rápidamente de mí a él para luego volver a pasar nuevamente a mi, su cara lo dice todo, quiere saber quien es el.— buenas tardes señora, compermiso, el se va y me aparto para que mamá pase.
—hola?—levanto las cejas en señal de saludo —Quien era el? —pregunta juguetona.
—el vino a dejar a Oliver — su mirada cambia a una seria. Esto se va a poner fuerte— Oliver se cayó...en la caída se lastimó su pie— su mirada pasa de sorprendida a rabia.
—¿Cómo que se cayó? donde putas estabas tú? te dejé cuidándolo, ¡qué carajos Hanna!— me empieza a gritar, luego corre a la habitación de Oliver. Yo sin mas me voy a la habitación. Ni que fuera de cristal ese niño. Al rato escucho Cómo abre la puerta de un tirón—¿y la comida?— mierda lo olvide.
—al ir a buscar a Oliver no me quedo tiempo— se va tirando la puerta atrás de ella, ruedo los ojos yo no tengo culpa de que su estúpido mocoso se haya ido y caído al mismo tiempo yo no soy su niñera. Me llega hambre pero no quiero bajar por que se que ella estaría preparando la comida y me comenzaría a regañar así que me lo ahorro prefiriendo aguantar hambre, pensé que pasaría hambre unas horas más pero ella entra a la habitación.
—baja por tu plato de comida, luego te vienes a la habitación —ruedo los ojos, ella me lo podría haber traido mientras venía. Bajo y agarro el plato, son espaguetis chasqueo los dientes al ver que no traen suficiente salsa están prácticamente blancos aún así es mejor que nada lo tomo y me subo a la habitación después de comerla ví unas pelis ni siquiera hago tarea pero no importa puesto que las tares les dejaron para dos o tres días después así que me relajo. En la noche bajo a cenar.
—¿como te fue Nora? — pregunta mi abuela a mi mamá.
—bien, no esta tan mal la computadora.—cenamos en silencio luego de eso voy a mi habitación dispuesta a dormir, vaya día tan largo y feo. Cierro los ojos recordando los de el, bueno no estuvo tan feo el día. Sonrío, que ojos verdes tan llamativos y lindos tiene. Frunzo el ceño ante ese pensamiento. Ya mejor me duermo.
Los días pasan y cuando estoy saliendo de la universidad miro a la niña que estaba con Oliver venir hacia mi, me sonrie.
—hola
—hola
—¿como sigue Oliver?— me encojo de hombros. No se, no le e dirigido la palabra desde que me metió en un gran problemon, que por cierto hoy es el 3 día de clases, día que mamá acortó para ya no venir por mi, por culpa de Oliver, por que según ella soy una descuidada, quizás si pero no soy niñera de nadie.
—bien
—me alegra, puedo ir a verlo? — frunzo el ceño.
—no— ella me mira sorprendida por mi respuesta.
—bueno el esta descansando— asiente comprendiendo, ciertamente es por que no quiero lidiar con nadie en el camino por que dudo que esta niñita tenga auto para llevarme.
—Ginger— me giro encontrándome con Ciro, le sonrío y la quito al instante sin entender por que le sonreí.—hola Hanna.— me sonrie.
—hola Ciro
—Ciro, dice ella que su hermano esta descansado por eso no puedo ir a verlo.
—no,no,no claro que puedes— me giro y la niña me mira algo asombrada— me imagino que Ciro nos acompañara— se encoje de hombros desinteresada.
—¿por que iría Ciro? Quien quiere verlo soy yo.
—¿por que te gusta? — ella abre la boca y los ojos de una, a que no se esperaba lo que le dije.
—no,no solo que... no— yo me burlo
—te gusta, te gusta
—¿que tienes 10 años?— reprocha, frunce el ceño.
—estas sonrojada?— pregunto burlona
—¡que te importa!— me río.
—basta Ginger, no seas mal educada — mi vista pasa a el aun sonriendo, que lindo se vio defendiéndome... de una cría... muy mal allí.
—entonces voy o no se puede ir a ver a Oliver— me encojo de hombros. Si va tu hermano...
—claro ve— ella sonrie.
—las acompaño señoritas.— asiento. Los tres nos vamos caminando, ayer tuve que obligarme a ver bien la ruta de vuelta por que sabía que hoy me tocaría irme sola a pie. Que colera. En el camino termino de tomar mi última gota de agua, los miro a los dos notando que solo parece que yo voy cansada, esperaría quizás de Ciro pero de la niña? Mmm...
—ustedes son de hierro eh— ellos me miran curiosos pero no responden — llevamos casi 10 minutos caminando y ustedes solo están caminando tranquilamente, no deberían de no sé... estar cansados? O bueno — miro a la niña— al menos tu— ellos dos se miran sospechosamente después Ciro se aclara la garganta.
— Nosotros ya estamos acostumbrados a esto, aquí vivimos desde que nacimos — lo miro y asiento, tiene razón. Entramos a la casa y los guío al cuarto perfectamente arreglando de Oliver, el siempre a sido así. Ordenado, inteligente, el que siempre tiene buenas calificaciones.
—¡Ginger!— grita emocionado Oliver. Los dos empiezan a hablar y yo miro a Ciro, al parecer no soy la única que se siente demás por que lo noto incómodo.—Hanna porfavor nos traes algo— yo lo miro mal, ni que yo fuera su sirvienta.
—te acompaño— miro a Ciro sonriendo amable y mi cara cambia. Asiento.
—solo hay limonada— digo tomando el pichel.
—genial! Es mi bebida favorita — lo miro
— en serio? —asiente.
—¿cual es la tuya?— me encojo de hombros.
—coca cola— es la bebida que más tomaba junto a mi padre. — hay algunas galletas saladas ¿gustas?
— con la limonada estoy bien — sonrie ¿por que sonríe tanto? Será un tac?
—¿que? No te gustan?
— prefiero lo dulce a lo salado— asiento.
— yo si comere algunas, tengo hambre— Sirvo 4 vasos de limonada, el lleva dos arriba junto con dos bolsitas de galletas saladas, no pienso estar con esos niñitos así que mejor me voy a mi habitación.