La oscuridad de la noche parecía palpitar con la respiración agitada del caballero. Su armadura una vez brillante ahora estaba cubierta de sudor, polvo y arañaduras, el símbolo de fuego que estaba grabado en su traje ahora parecía burlarse de él.
—Piedad..—suplico el hombre arrodillandose en el suelo y dejando caer su espada.
La silueta que se encontraba entre las sombras se acercó, una figura alta se reveló ante la luz de la luna. Su cabello negro como la penumbra caía sobre sus hombros y sus ojos rojos brillaban con intensidad. La sonrisa de Atharia era cruel y seductora.
—Pides ¿Piedad? —se río Atharia y jalo la cabellera de este.
—¡Solo seguíamos órdenes! ¡El rey necesita una rosa! —gritó el caballero.
Atharia se echó para atrás, su risa macabra resonaba en la noche como esconde muerte.
—¿Una rosa dices? —sonrie y levantó los dedos liberando una energía escarlata—. Bueno en ese caso, sii el rey lo pide, tendré que complacerlo ¿No?
Del suelo emergió una raíz como latigo lleno de espinas y atravesó el cuerpo del soldado, una gota de sangre cayó al suelo y con un movimiento de su mano, la sangre comenzó a burbujear y tomar la forma de una rosa.
La rosa parecía brillar con luz propia, Atharia se acercó y la arranco del suelo.
—Espero que tú rey este feliz —mencionó dirigiéndose al otro soldado quien se encontraba inmóvil embuelto por raices—. Lárgate antes de que quiera un nuevo jardín — le lanzó la rosa.
El soldado se estremeció y las raíces lo soltaron. Tomo la rosa del suelo y corrió sin mirar atrás, dejando el cuerpo inerte del caballero junto a la sonrisa macabra de Atharia.
Ella levanto la vista al cielo y un hermoso cuervo volaba arriba de su cabeza.
—Siguelo —ordenó—. Que no toque ni una rosa mas, si lo hace, mátalo.
El cuervo emitió un graznido y se lanzó en persecución del soldado, desapareciendo en la oscuridad de la noche.
—Pronto, hermano — musitó observando una estrella—. Espera un poco más, te traeré de nuevo a casa.