Estela
Ya eran las ocho de la noche, mi turno había acabado hace una hora y me encontraba sola en mi departamento, viendo una película y comiendo palomitas de maíz con chocolate derretido encima. Toda una delicia. La puerta es abierta y por ella entra una chica pelirroja de ojos verdes, alta y con curvas en los lugares exactos acompañados de unos tacones de cinco centímetros, un vestido lila y la expresión más feliz que había visto en mi vida.
-Hola vero. Llegas temprano ¿qué tal te fue? – le pregunto a mi mejor amiga una vez se acomodó a mi lado.
- Fue perfecto, sus padres son maravillosos y José se portó como un caballero en todo momento – responde con una sonrisa encantadora.
-Nunca te había visto tan contenta.
-Porque creo que nunca lo he estado, por lo menos, no tanto como ahora- dice robándome un puñado de palomitas.
- Me alegro mucho por ti pero no te comas mis palomitas, tienes que estar llena, acabas de llegar de una cena.
-Si, pero nunca nada se le va a comparar a la palomitas de estela Green- alaga, cogiendo otro puñado y metiéndoselo en la boca.
- Te conozco Verónica Smith ¿qué intentas hacer?
-¿Yopo? - Al ver que asentía responde- nada de nada, absolutamente nada. Dame palomitas- demanda mientras yo niego con la cabeza repetidas veces.
-Hazte las tuyas- digo, moviéndome para estar lo más alejada posible de la roba palomitas.
Ella como persona razonable que es, se Abalanza encima de mí, logrando que pegue un grito y suelte el tarro de palomitas, cayendo estas desperdigadas por el piso. Mi amiga me mira con una sonrisa que no planea nada bueno, pone sus manos perfectamente perfectas frente a mi abdomen y las lleva a los lugares exactamente incorrectos exclamando.
-¡que comience la guerra!
Yo sin poder hace nada más que reír y patalear, tratando de quitarla de encima de mí, doy una vuelta cayendo ambas al suelo, yo a horcajadas encima de ella, riendo malévolamente.
-¡Que comience el segundo asalto!- exclamo, ahora comenzando yo las cosquillas.
Vero se retuerce como una lombriz de tierra, yo soy la serpiente de tierra caliente y que cuando se ríe se le ven los dientes como esta demente critica la gente porque come plátanos con agua ardiente…
Ups, me fui del tema, ¿Qué? Me gusta esa canción, mi mama dice que cuando pequeña nunca pude dejar de oírla y como dicen por ahí, lo que bien se aprende nunca se olvida.
En mi distracción vero consiguió retener mis manos en el aire.
-! Tiempo muerto !- exclama.
-Si, si ya me canse. Hacer cosquillas es muy agotador- digo aun sentada encima de ella, cogiendo palomitas del manchado sofá.
-Asquerosa- dice la fisne de mi amiga, mirando la palomita que me acabo de llevar a la boca.
-Amiga, si lo del piso engorda, lo demás no importa- le recuerdo aquella frase que Teo repite tanto.
-Huy, hoy no he sabido del ¿que estará haciendo ese loco?
-¿Qué te parece si llamamos y lo invitamos a una pijamada? Tengo que hacerles una propuesta.
-Perfecta idea.- dice marcando el número.
- Hola Teo si, lo sé, no se dice que tiene una propuesta que no podemos rechazar, ok te esperamos, trae helado, si de chocolate, lo sé no te demores-mientras cuelga la llamada se va quitando los tacones -dice que en 20 está aquí bueno y no podrías adelantarme algo de esa propuesta -suspira una vez se desprendió de los demonios.
- Sí, no sé cómo te puedes pasar el día entero con los demonios, yo no puedo estar con ellos más de una hora seguida.
- Con práctica, y no sé porque le dices demonios.
-Cosas mías, no me hagas mucho caso.
- Nunca lo hacemos así que ya es costumbre- dice ganándose un zape.
La puerta es abierta nuevamente y una figura alegre y juvenil de pelo crespo y ojos cafés, cuerpo musculoso pero no en exceso entra llena de bolsas.
-¡LLEGUE YO! ¿De que hablaban?-traje el helado, ahora sí. ¿A quién hay que matar?-anuncia blandiendo un cucharon de helado como espada. ¿Fue ese José verdad? ahí que lo mato, lo mato ¿Cómo se le ocurre hacerle daño a mi niña? - replica teatralmente acunándole la cara entre sus brazos y apretándole los cachetes a vero mientras que yo lo único que puedo hacer es reírme sin parar.
- Nadie le ha hecho daño a tu princesa, el helado es para celebrar – digo una vez consigo calmarme un poco consiguiendo que Teo suelte a vero y ella tenga los cachetes rojos combinándole con su pelo.
-¿Celebrar qué? –-preguntan ambos compañeros a la vez.
-Celebrar que: taran tantán - hago como si estuviera golpeando un tambor – ambos me acompañaran a la gala del domingo y acompañando a sus palabras una sonrisa traviesa.
-A la gala, con tu familia, con tu prima, ¿Quieres que se arme la tercera guerra mundial o qué?acentúa verónica.
– Sabes que yo y tu prima no podemos estar juntas en el mismo lugar -replica Teo –si se vuelve a acercar a Matt se arma.-dice poniendo cara de circunstancia.
-Lo se lo sé pero ya lo tiene más que aprendido, aparte creo que la otra vez le quedo bastante claro, digo yo, no se -digo acordándome de todo lo que Teo le dijo ese día a mi prima – creo que con decirle que era una lagartona, jirafa, jalarle los pelos, echarle vino en el vestido blanco y prácticamente dejarla desnuda en medio de una discoteca aprendió algo ¿Qué te parece a ti Vero? ¿No crees que fue suficiente? –miro a Vero que está a punto de soltar una gran carcajada.
Ya no aguantamos más y estallamos en carcajadas mientras que Teo esta rojo de la vergüenza
-Ya ríanse, ríanse pero tú – dice el aludido apuntando a la pelirroja –cuida bien a José no vaya a ser que esa lagartona te lo baje.
-Que se atreva nada más – dice enseñando una sonrisa asesina que no deja nada a la imaginación.
-Ya, no sean celosos¾ digo regulando la respiración.
-Claro tú lo dices porque no tienes pareja, pero ya veras, ya verás el día que la tengas. – dicen al unísono y mirándose con caras asombradas.
-Les digo algo a veces me dan miedo – digo mirándolos con cara rara
-Bueno el domingo a las siete los quiero aquí, van a mandar al chofer de mis padres a buscarme -¾informo
-A la orden mi general –- dicen al unísono, haciendo el saludo con la mano y mirándose con caras divertidas.
-Ah y a sus parejas también.
-Bueno que empiece la fiesta.- exclaman los tres acomodándose en el sofá, con el bote de helado en el medio.
-Los quiero chicos ¿adivinen quien estará ahí?
-El carbón de tu ex.-dice Teo
-Yep, ese mismo.
-No les hagas ni caso, pero tenemos que buscarte un vestido que ponga la fiesta de cabeza que se dé cuenta de lo que se perdió –dice vero.
-Ni se preocupen por eso, ya lo tengo, dejara a más de uno con la boca abierta -digo con la mirada perdida y acordándose del dios al que le tiro el café.
-Enséñanoslo.
-No, está en mi casa, mañana me lo traen. -Explico.
-Oye ¿a que no saben lo que me paso hoy en la cafetería ?– les comienzo a contar todo con lujo de detalles.
-Bueno pero tu día estuvo más interesante que el mío, me pase todo el día sola porque Matt tenia clases y después se tuvo que ir a trabajar, vero tenía la cita y tu tenías que trabajar, aunque bueno – comenta Teo con aire de curiosidad - no sé porque trabajas si tienes dinero como para vivir la vida entera en una isla privada, corrijo, en TU isla privada.
No es mía Teo es de mi familia –digo ya cansada de la misma conversación-quiero ganarme las cosas, no quiero ser una niña de papi como Lisa, no quiero tener que depender de ellos a no ser que sea algo sumamente importante, estoy cansada de decírselo.-- repito por septuagésima vez creo .
Bueno cambiemos de tema, pronto empiezan las clases y estoy muy nerviosa porque ninguno de ustedes me va a acompañar a ninguna clase -dice con pena vero
-Lo sabemos vero pero sabes que ninguno de nosotros dos tenemos el cariño que tú le tienes a la medicina, yo pedí derecho no solo por mis padres sino que es algo que me quiero ganar por mí misma y no por el apellido, y Teo va a ser un genial profesor de literatura, ¿no es cierto Teo? – digo para tratar de que a vero se le vaya esa tristeza.
-Si es cierto, seré genial profesor y no es por presumir – dice este entendiendo lo que su amiga está tratando de hacer.
-Chicos creo que ya es hora de dormir – dice vero mirando la hora en el reloj del teléfono.
-Huy si es cierto porque yo si no duermo mis diez horitas diarias amanezco con tremendas bolsas bajo los ojos y un humor de perros.- argumenta Teo acomodándose en la cama.
-Modo diva activado – respondemos al unísono riéndonos de él.
-Ríanse lo que quieran pero ahora a dormir – menciona este sin una pizca de paciencia y tirándole su almohada a las aludidas.
-Qué carácter – vuelven a comentar a la vez que se acomodan para dormir.
-Hasta mañana diva total digo bostezando este ha sido un día muy raro.
-Chu, chu, silencio o el voto de la cama.
-Ya, nos callamos, que mal genio_protesta vero apagando la luz en la mesita que queda a su lado.