CAPÍTULO IV

—Y así es como debería verse un cumpleañero en su día

Sonreí en dirección a Isabella mientras me separaba lentamente de Freddy.

—Un gusto verte de nuevo —añadió Frederic mientras saludaba con un beso en la mejilla a mi amiga.

—Igualmente, le alegraste la noche a Jonatán, tenía una cara tan larga... si me disculpan iré a probar los dulces de aquella mesa, se ven de muerte lenta —dicho esto y como niña en una dulcería, Isabella salió prácticamente corriendo hacia dicha mesa.

—Llegué a creer que no vendrías

—Lo lamento, pasé por muchas cosas para llegar hasta aquí —sonrió a modo de disculpa mientras tomaba mi mano de forma tímida.

—Gracias —besé su mejilla rápidamente y lo jale hacia la mesa donde se encontraban mis padres.

—Freddy querido, creí que no vendrías, nos alegra tenerte aquí

—Gracias por la invitación Hannah

—Frederic y yo saldremos en un rato, espero no les moleste

Mi padre frunció el ceño ante mis palabras, pero finalmente soltó un suspiro y asintió en mi dirección.

—Espera a que cortemos el pastel y podrán irse.

Ambos asentimos a las palabras de mi madre y nos sentamos junto a ellos sumergiéndonos en la plática que mantenían.

Media hora después mi padre se levantó en dirección hacia la pequeña tarima que había en el salón y con micrófono en mano dio paso a su tradicional "discurso" por mi cumpleaños.

—Bien, todos saben porque estamos aquí, mi hijo y mano derecha cumple un año más de vida. No lo digo muy seguido, pero quiero que sepas que estoy orgulloso de ti y de cada una de las cosas que has logrado hasta ahora, eres mi único heredero y confío en que sabrás cuidar del legado de nuestra familia una vez sea tu turno. Felicidades hijo, tu madre y yo te adoramos

Algo avergonzado y siendo empujado por mi madre me levanté de la mesa y caminé hasta mi padre para estrecharlo entre mis brazos y agradecer sus bonitas palabras.

Y, aunque no haya sido el discurso más emotivo, tan solo que mi padre exprese lo orgulloso que está de mí, ya es algo.

Procedimos a cantar el tradicional "Cumpleaños Feliz" repartieron la gigantesca torta de tres pisos, mi madre se había esmerado en eso, una vez hubimos terminado nuestros respectivos trozos de pastel, nos despedimos de mis padres y de mis amigos.

Asentimos a las advertencias de mi madre sobre tener cuidado a esas horas de la noche y no regresar tan tarde, tomé la mano de Frederic y salimos del lugar en mi auto.

—¿Me vas a decir a dónde vamos? —pregunté una vez estuvimos en la carretera.

—Sólo sigue mis indicaciones —asentí a las palabras de mi rubio y seguí sus instrucciones.

Terminamos en una playa algo alejada de mi hogar, ésta estaba desierta por supuesto, había una pequeña cabaña y seguí a Freddy en dirección a esta.

—¿Estamos en...?

—La cabaña de mi tía, la tomé prestada por el día de hoy, s-sé que no es el mejor lugar del mundo, pero no se me ocurrió otro sitio donde pudiéramos pasar la noche tranquilos

Tomé su rostro rápidamente y lo besé con ansias. Él correspondió enseguida y colocó sus brazos alrededor de mi cuello.

—No te preocupes, si te quedas conmigo cualquier lugar estará bien

Él asintió con un tierno rubor en sus mejillas y entramos a la cabaña.

Esta era entera de madera y su interior se sentía sumamente acogedor, había una pequeña chimenea, un amplio sofá, una pequeña cocina y dos puertas que llevaban a lo que supongo yo sería el baño y la habitación.

—¿Es bonita cierto? —dijo Freddy con cierto aire de melancolía.

Asentí de acuerdo con sus palabras.

Una vez dejamos nuestras pocas pertenencias en el interior salimos a caminar por los alrededores. Terminamos en el restaurante de una simpática pareja de ancianos quienes al enterarse que era mi cumpleaños nos ofrecieron comida, la cual no pudimos rechazar. También nos contaron que ese día era el aniversario de la muerte de su hija, quien había perdido la batalla contra la enfermedad que padeció desde el día de su nacimiento.

Ellos tenían por costumbre lanzar fuegos artificiales ese día, ya que eran los favoritos de la muchacha, así que en agradecimiento por su hospitalidad los ayudamos con los preparativos para poder realizar el espectáculo de luces. Esta tradición era conocida por algunas de las personas que vivían cerca de allí y que habían tenido la suerte de conocer a la hija de la pareja, quien según las palabras de aquellas personas era una chica sumamente gentil.

Las luces de colores pronto llenaron el cielo y en ese momento supe, sin duda alguna, que ese había sido el mejor cumpleaños de mi vida. Independientemente de lo que hubiera pasado después.

Con la mano de Freddy entrelazada con la mía observamos el espectáculo hasta que este hubo concluido, agradecimos a la pareja por todo y prometimos visitarlos en algún otro momento. Sonrisas adornaban nuestros rostros una vez estuvimos de vuelta en la cabaña.

—No sabía que pudiera entrarme tanta comida

—Creo que mañana ni desayunaré

Frederic asintió a mis palabras.

Ambos nos encontrábamos acurrucados en el sofá, con nuestras manos unidas mientras observábamos las llamas que danzaban en la chimenea.

—Frederic —él respondió con un ruidito indicándome que continuara —. ¿Crees que... sea el momento de ponerle un nombre a nuestra relación?

Él me miró sorprendido y con una pequeña sonrisa surgiendo en su rostro iluminado por el fuego.

—S-Si eso es lo que quieres

Asentí.

—¿Te gustaría ser mi pareja? ¿Quisieras permanecer a mi lado hasta que la vida nos lo permita? —pregunté mientras elevaba sus manos y dejaba pequeños besos en ellas.

Freddy asintió de inmediato y me besó a continuación.

—Por supuesto que sí

Esa noche nos unimos en cuerpo y alma de nuevo, besé sus labios hasta que estos estuvieron hinchados y rotos por mis mordidas, acaricié su cuerpo hasta que pude grabarlo en mi memoria, y lo llené enteramente de mí. Finalmente, caímos en los brazos de Morfeo con nuestros cuerpos enredados entre sí.