La temperatura bajó

Estaba leyendo una novela en el celular cuando desde la punta de los pies sentí una sensación fría, como un viento helado soplando la planta del pie que tenía fuera de la cama. Creí que fue una ráfaga de viento que entró por la ventana al siempre dejarla entreabierta, pero la sensación seguía subiendo por mi pierna, mi muslo, mis caderas, mi cintura; ahí me espanté ya que sentí como si fueran dos manos, la sensación la sentía en ambos lados de mi cintura como quien acaricia tu cuerpo lentamente. Deje de respirar, yo misma me toque la cintura para entrar en calor y llamé a mi sentido común para crear una respuesta lógica.

― Tranquila, piensa. Solo te hizo frío. Sí. Eso. Frío y solo estás paranoica ― me hablaba en voz baja para tranquilizarme

Me tranquilicé por unos minutos y me cubrí por completo con las mantas para ya no sentir frío por ningún lado. Pero no soy una persona friolenta, por lo que empecé a sentir calor y saqué un brazo para nivelar mi temperatura.

Ya había desistido de seguir con la novela romántica que estaba leyendo, estaba asustada y sólo quería dormir. Dormida no tenía por qué estar asustada. ¿Verdad?

En pocos segundos empecé a cerrar los ojos somnolienta dejando atrás la sensación escalofriante, la cual atribuí a la hora. Eran las dos de la mañana, la temperatura baja. ¿No?

A las cuatro de la mañana siento como mi cama se mece, despierto observando si alguno de mis hermanos que tienen la llave del departamento me está jugando una broma. No veo a nadie, pero veo como todas mis pertenencias se mueven. Suspiro.

― Tonta miedosa. Es solo un temblor ― me digo a mi misma volteando los ojos

Espero que se pase, no duró más de un minuto. Sentada en mi cama con todo seguro decido volver a recostarme pero veo cómo se eleva mi cortina.

― ¡Aaaaaaaaah! Que mierd ― grito tumbada en la cama sintiendo un peso encima. Pero no hay nada.

Algo me empujo mientras estaba sentada y ahora me tiene atrapada recostada. ¡Pero yo no veo nada!

― Es parálisis del sueño, es parálisis del sueño ― me repito y cierro los ojos con fuerza.

Mala idea, muy mala idea; eso solo ayuda a sentir a mayor detalle lo que me pasa. Siento frío, pero no en todo mi cuerpo. Siento frío en las muñecas que están pegadas al costado de mi cuerpo. Siento como un solo dedo o lo que siento como uno roza mi cintura desnuda.

De pronto siento como si mi cuello estuviera húmedo, no puede ser.

Siento como la humedad sube de a pocos y lo siento detrás de mi oreja.

― Padre nuestro que estas en el cielo … maldita sea, no me acuerdo que sigue ― digo ya empezando a llorar, siento mis lagrimas recorrer mis mejillas y llegar a mi cuello ― Por favor Dios, ayuda

Sigo rogando y entro en shock cuando siento cómo mis lagrimas son reemplazadas por la sensación de humedad.

―Es una pesadilla despierta, es una pesadilla ¡Despierta! ― grito desesperadamente

De la nada me falta el aire, siento un gran peso helado sobre mi abdomen. Y por primera vez pienso realmente que no es un sueño. Tengo miedo, tengo tanto miedo que me desmayo, o eso es lo que creo ya que solo siento como me desvanezco y escucho un susurro al costado de la humedad en mi oreja.     

― Gracias por la diversión Linda, regresaré ―

Me despierto a las nueve de la mañana y me siento sucia. El susurro de mi pesadilla fue una voz tan fría e imponente. Retorcida y sonaba burlona.

Al recordar, mi temperatura empieza a bajar de golpe, decido ya no pensar en eso.

Me baño, hablo con mi hermana por teléfono. Me estoy maquillando y decido esconder el lunar de mi cuello. Ya que no es de mi agrado al ser tan grande. Cojo la base para cubrirlo y me quedo helada. Suelto lo que tenia en la mano y yo misma caigo al suelo.

― Un chupetón, por qué tengo un chupetón ― digo con la voz en un susurro, cierro los ojos y trato de recordar si talvez lo tenía antes o me lo hice con algún objeto.

― Eres mía Linda ― seinto el movimiento de mi cabello alzandose y escucho un susurro en mi oreja― Toda mía.