Prologo

Ese día estaba lleno de oscuridad, no se oía o veía, ni siquiera podía sentir nada.

Cuando abrió los ojos por primera vez al mundo recibió su primer golpe, el vuelto en una manta lo dejaron frente a la puerta de una iglesia, su manito regordeta intentando aferrarse al vacío y en su pecho una notita con un nombre, Luzbell.

La tela desvanecida de color amarillo era lo único que separaba sus piel del frío aire de invierno, sus intensos ojos azul eléctrico contemplaban el rostro a su lado antes de tocar el suelo, la notita pegada a la mugrienta colcha decía Liceo.

La flacucha mujer aferraba un cuerpecito que lloraba y se revolvía, le estaban arrancando el corazón mientras las vocecita chillonas se hacían eco en su mente.

_Lo siento- Repetía entre llantos, pero ya estaba hecho.

Ahora en su cama intenta amantar a Lucien quien no deja de llorar por sus hermanos.