Pilares de la oscuridad

Busqueda

Les había pedido a los otros que tratarán de descubrir dónde estaban, lo que sea que descubrieran les ayudarían a encontrarlos, aún que no lo conocía desde hace mucho confiaba en Mist, sabía que el cumpliría.

Había pasado una semana desde esa conversación y no sabía nada que pudiera ayudarlos, su maestro se había ido esa mañana sin decir a dónde o cuánto demoraría, si le había dejado mucho trabajo y él lo cumpliría lo mejor que pudiera.

Después de dejar la cocina limpia comenzó a meditar, ya había notado que mientras más lo hacía era más fácil, no le tomaba todo el día como antes, solo unos minutos y estaba listo para continuar, se concentró en una imagen como le había indicado, solo que está no era la misma de antes, lo primero que le vino a la cabeza fue una casa, algo pequeño y abarrotado de gente, estaban él y los mismos dos que lo acompañaban además de un hombre y una mujer, se sentía a gusto, en casa, ellos eran su familia. A su alrededor no había mucho, viejas paredes vacías, una chimenea humeante con una gran olla y ellos cinco sentados en el suelo cenando mientras charlaban formando un círculo, un sentimiento de felicidad lo lleno seguido de anhelo, tristeza y soledad, como si aquella imagen fuera un recuerdo de hace mucho tiempo. Con un suspiro se concentró en los detalles, las ropas, los gestos y hasta las marcas eran similares, fue obvio que pertenecían a la misma tribu. Luego de un rato se alejó de aquella imagen que lo llenaba de sentimientos que no entendía del todo. Al despertar en la sala se tomó unos minutos para controlarse, bebió agua mientras miraba el primer libro que Mist le dejo, en él había una serie de dibujos en diferentes poses ¿Se suponía que debía copiarlas?

_Creo que quiere que las memorias. -Murmuro Liceo- Me parecen conocidas.

Sería un día largo y aburrido, Liceo practicaba con él durante el día y Lucien lo hacía por su cuenta en las noches, como fuera sentía que estaba practicando constantemente, día y noche, de ese modo mejoraba muy rápido, así también ayudaban a Liceo a mantener la calma cuando esas personas lo lastimaban o a alguno de los otros niños, él había decidido que los protegería como le fuera posible, lo que implicaba ser el centro de atención y hacer cosas que le desagradan en muchos sentidos, por encima de todo querían sacarlos de allí, sabían que lo que le pasaba no estaba bien, pero ¿Cómo? Esperaban que esas personas confiaran en él lo suficiente como para dejarlo salir y así tener algún indicio de dónde estaba. Por otro lado, Lucien había preguntado por allí mientras trabajaba, él estaba en un lugar llamado distrito 26, Mist dijo que ese era un lugar muy grande así que siguió preguntando, su ciudad se llamaba Bella Luna, al maestro no pareció gustarle eso, pero no dijo nada, Luzbell se emocionó al pensar que pronto estaría con uno de ellos por lo que se esforzó en sus estudios, no se distraerla para que así pudieran ir pronto por Lucien.

Termino el primer libro y estaba a la mitad del segundo cuando cuatro días después finalmente Mist volvió.

_ ¿Averiguas te algo nuevo? -fue lo primero que salió de mí boca-

_ Primero muéstrame lo que has aprendido.

Concentrarse no le costó y la imagen en la que pensaba cambiaba cada vez, ahora fue un campo en el que estaba trabajando, había muchas personas con él y en el fondo sabía que los conocía a todos, el sol brillaba con fuerza, podría decirse que era verano. Sin quitar esa imagen de su cabeza comenzó las poses del libro, una a una las repitió hasta la última y al terminar inhaló profundamente para finalmente posar su mirada en el hombre frente a él.

_ Tienes un hermano. -Dijo sin rodeos- fue adoptado poco antes de cumplir un año.

_ ¿Uno? -Eso sonaba mal para él y frunció el ceño con disgusto- solo uno.

_ En el orfanato solo estaban Liceo y tú, pero creo que Lucien también es tu hermano.

Camina hasta sentarse en el sofá pidiéndome con un gesto que lo acompañe.

_Luzbell creo que tienes dos hermanos, que son trillizos y reencarnaciones, pero solo el tiempo lo confirmara.

El niño sonríe como si está información no fuera nueva para él, y en parte lo sabía por qué así lo sentía.

_ ¿Podemos ir por ellos ahora? -La inocencia en esa pregunta conmovió profundamente al maestro, sobre todo porque sabía que no sería tan simple-

_ No… los padres adoptivos de Liceo lo enviaron a una institución especializada dónde se suponía que eliminarían sus demonios, pero… -Por un momento tuvo miedo de seguir escuchando- Algo paso, nunca llego y ahora no saben dónde está.

_ Y tampoco les importa. -Afirmo el niño, Mist no respondió-

_ En cuánto a Liceo. -Suspiro con cansancio mientras pasaba las manos por su cabello- Tenemos prohibido ir a su distrito.

_ ¿¡Que!? ¿¡Por qué!?

_ Está en los límites de nuestra provincia y necesitamos autorización especial, son cuestiones políticas, pero lo bueno es que podemos conseguirla aún que tomara tiempo.

_ ¿Cuánto?

_ Mucho, aún que con la velocidad en la que absorbes información seguramente será antes de lo esperado.

Los ojos de los tres niños se llenaron de lágrimas, por primera vez estaban los tres en presencia consciente ante Mist.

_ Se que están escuchando, lo veo en tus ojos. Seguiré buscándote Liceo y Lucien, para llegar a ti necesitamos que Luzbell continúe sus estudios, yo me encargaré de lo demás, es cuestión de tiempo.

Asintieron, él estaba seguro de eso así que ellos le creyeron.

Un año entero paso, Mist había descubierto que Liceo estaba con un grupo de personas que vendían niños para usos diversos por lo que no estaban mucho tiempo en el mismo lugar. La madre de Lucien… su madre… había empeorado, él había insistido tanto en que fuera al médico que ella un día finalmente cedió, luego de unos estudios descubrieron que tenía un tipo de cáncer en sus pulmones, no supieron mucho más por qué los estudios eran pagos, desde entonces Lucien trabajaba mucho más para poder conseguir medicina y comida, pero muchas veces tenía que elegir una u otra, esos días eran malos, ella había empezado a tener sientas cada vez más graves, desde dolores hasta vómitos, era muy poco lo que pasaba fuera de la cama. En cuanto a él, Luzbell había descubierto una habilidad muy particular, a los tres les gustaba cantar, los hacía sentir mejor, un día en medio de una práctica especialmente frustrante había comenzado con la misma nana y el resultado fue sorprendente, los objetos a su alrededor comenzaron a flotar mientras que las plantas, flores, incluso el cielo respondieron a sus deseos, la naturaleza se veía más viva que nunca mientras comenzaba a llover. Mist quiso practicar un poco más esto hasta que descubrió lo que era.




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