De un tiempo lejano ha venido un recuerdo sin tocarme la puerta esta noche, creo que fue algo más o menos así: cuenta la leyenda, que era ella tan hermosa, que se murmura que fue candidata de un reinado local, siendo él, un chico que no temía a nada con tal de conseguir su encendido corazón, habitaba esta bella princesa en su torre de cristal, custodiada por un enorme y fiero dragón, se hallaba siempre con sus fauces abiertas para devorar a todo aquel caballero que estuviera dispuesto a liberar nuestra bella doncella, gotas de lluvia, rayos de sol, caían frecuentemente acompañada de las estrellas, siendo su única compañía, todo aquel que al palacio se acercaba perecía ante la voracidad del furioso dragón, a la distancia el príncipe juan espiaba a la bella maría, mientras se cambiaba de ropa, desnuda frente al espejo, maría lo descubre mientras la observa, se miran quedando sus corazones unidos para siempre, él gritó a la distancia tú serás mi cómplice!, armado de valor dispuesto a rescatar su fortuna; hiciere un pacto con la luna, ofreciendo el primer fruto que surgiría de este amor, si concedía como acabar con el dragón, aceptando la luna el ofrecimiento, canto esa noche una suave melodía, hasta que el reptil quedase dormido eternamente, cayendo este sumido en medio de la oscuridad, rescatase a la princesa, que llevaría al altar; haciéndola su esposa, fuese este un momento estupendo!, ambos vírgenes, unieron sus cuerpos desnudos al reflejo de la luna y las estrellas, engendrando así el fruto de aquella unión, dichoso aquel príncipe cantaba al vientre de su amada esposa “será varón, será mujer”, pretendió el creador que fuese este un varón, entre gritos de alegría mezclados de dolor en uno de los pasillos del “hospital general” la bella maría concebía al mundo su más grande tesoro; su hijo!, llegando en ese instante la luna a reclamar lo que por una promesa le pertenecía, la princesa maría no estuvo dispuesta a cumplir con la promesa hecha al astro por su esposo, enfurecida la luna ante semejante burla, condenó a los padres a terminar separados eternamente, pasaron 4 largos años, olvidando ya la maldición, festejaban cada noche en medio de fiestas paganas llevadas con desenfreno entre copas de vino hasta caer embriagados, en su habitación el niño dormía serenamente, mientras sentía como en sus pies el astro trataba de llevárselo con ella, corría espantado de miedo quedando dormido en medio de sus padres, el chico lo recuerdo bien, tenía una bella sonrisa era un chico que saltaba, reía, y a ratos dormía, de la princesa te contaría que no regresó al palacio nunca más, se integró a vivir una vida normal, laboraba en una antigua fábrica ya desaparecida de nombre: “Caribú”. Del príncipe tendría que decirte que trabajaba duro en una empresa llamada “Sofasa”, ambos unidos por el amor de formar un hogar, para dar a su principito lo mejor, recuerdo haberlos visto reunidos una tarde, el chiquillo jugaba con un carrito de color dorado, uno de esos que funcionaban con impulso, a lo lejos le vi muy sonriente, me llamaba la atención de aquel chiquillo, que lo que más recuerda con alegría era ver llegar a su padre bajar del autobús de regreso a casa, vivían en una casita sencilla en la av. san juan, era un segundo piso con balcón hacia la calle, recuerdo más o menos la casa; su sala de estar; el comedor; la habitación principal; la cocina; y la habitación del chico, decorada está con un enorme afiche de un chimpancé bastante gracioso, tenía un Dumbo en forma de elefante, sumado a un par de peluches que como acompañantes de su cama le cuidaban, quisiera contarte que todo era apacible y felicidad, pero cada día que terminaba, el negro manto de la noche, daba vida a quien en silencio observaba el momento de reclamar su venganza, la luna!, te cuento todo esto para que no hagas promesas que no cumplirás, ofreciendo tu alma sabiendo que no querrás perderla al final, igual lo pagaras!, perdóname si no valgo la pena por el dolor que has pasado por mí, era una frase de la canción perdóname, de un LP de un artista de música para planchar, mientras las melodías de aquel vinilo llenaban los espacios dejados por el frenesí de las copas de licor, llegaría una noche que el pequeño juan no olvidaría jamás!, Baco y Asmodeo son los dioses del vino; y la lujuria, súbditos de la luna, con la orden de separar a tan bella familia, entraron ambos en sus padres, iniciando así lo que yo llamo la autodestrucción del ser, cuando las golondrinas vuelan presagiando el final, Asmodeo que antes tuviese forma de serpiente, al transformarse en una bella mujer, hermosa, reluciente de la que cualquier hombre desearía entre sus brazos tener, pusiere por nombre victoria, debilitando Baco con los sabores del anisado licor el corazón del príncipe, se fuere lejos el espíritu del amor, que en nuestro héroe habitaba, sucumbiendo ante la belleza que desbordaba de la peligrosa mujer, cayó en su lecho rendido, traicionando nuestro príncipe al amor de su princesa, sorprendiendo está en su lecho a su esposo con su amante, destruyendo para siempre el hogar, el amor que de sus corazones brotase alguna vez…