Planeta Eris: durante la paz

CAPÍTULO 16. EL CRIMEN CON MAGIA

No podía consigo misma, no podía creer lo que acaba de hacer ni de donde había sacado tal valor, simplemente quiso besarla; compartirle un poco de aquel inmenso cariño que sintió brotar dentro de sí misma. Aún tenía dentro de su mente el calor y la humedad que desprendía la boca de Träd en el momento que se besaron, el roce de su lengua tan suave y los brazos de la misma rodeando su cintura; anteriormente ya se habían besado e incluso en más de una ocasión habían consumado el acto, pero el beso que acababan de compartir había estado a otro nivel, en esta ocasión pudo sentirla más que aquellas otras caricias y lo mejor de todo, había sido ella quien dio el primer paso, dejando que su esposa impusiera el ritmo; ya no podía seguir ocultándolo, no podía continuar mintiéndole a Träd ni a ella misma, estaba enamorada, realmente quería y deseaba a su esposa, más allá del simple contrato por el que fue salvada; esa era la realidad, ahora por fin lo aceptaba.

Con eso en mente regresó a la herrería donde Mant la esperaba con una sonrisa, listo para llevarla al lugar donde realizaría el encantamiento de la espada. Mant la llevó hasta el norte del castillo, muy cerca del río que protegía de forma natural de los alrededores en donde se ubicaba una construcción más pequeña que el castillo, pero bien construida con la apariencia de una mansión pequeña. Para sorpresa de Harts no entraron por la parte principal, sino que rodearon la estructura entrando por la parte trasera, por una puerta ubicada debajo de una enredadera, parecía más que entraban a robar que otra cosa.

—Debe ser así, porque los que trabajan en esta área son muy celosos de sus materiales y no es para menos, ya que nuestra Turf no es buena con la magia ni tiene suficientes minerales para llevarla a cabo, así que debemos entrar con cuidado y ser rápidos.

Al decir esto estuvieron dentro de la mansión correspondiente al territorio del área médica e investigación de ciencias generales que estaba bajo el cargo de JPa Dörrar, que a pesar de ser joven podía llegar a ser bastante temible y más al ser considerada maestra en el control del prana y la magia, superando incluso a la realeza; si ella llegaba a descubrirlos posiblemente se meterían en graves problemas y más con ella. Mant y Harts se escabulleron por un par de pasillos hasta llegar a un cuarto lleno de estantes repletos de libros que brillaban y de los cuales cada cinco minutos escapaba una especie de polvo brillante de diversos colores según la magia que los cubriera; en medio de la habitación se hallaba una estaca sobre la cual flotaba una lápida de diamante.

El primero en acercarse fue Mant, la lápida apenas reaccionó, continuaba flotando plácidamente liberando un tenue brillo verde.

—Acércate.

Le ordenó a Harts y ella obedeció acercándose con precaución. Mant se hizo a un lado dejando que ella tomara su lugar frente a la lápida y justo cuando estuvo en el lugar adecuado la lápida dio un par de vueltas sobre sí misma, liberó un intenso brillo seguido por los libros a su alrededor y la lápida extendió una pequeña roca aplanada entre ellas donde debía posicionarse el objeto a encantar. Una vez más Mant no podía creerlo, él debía enfocar su prana 72 horas antes para obtener la roca de la lápida donde debía estar en ayuno, solo bebiendo agua y meditando sin descanso solo se le permitía moverse que para ir a defecar u orinar, supuso que Harts tenía mayor habilidad con su prana, pero jamás imaginó que la lápida de diamante reaccionaría instantáneamente a ella; definitivamente no era algo normal.

—Bien... —susurró Harts colocando la espada sobre la roca aplanada, la cual sostuvo la espada en el aire, la lápida destello sacando una segunda roca flotante más pequeña justo arriba de la espada— ¿tienes la piedra Mant?

—Ten.

Mant le otorgó tres piedras pequeñas, azuladas y de forma irregular; Harts las colocó sobre la segunda roca, nuevamente la lápida destello y ahora solo quedaba elegir tres encantamientos para la espada.

—Deseo un Filo al nivel V —dijo cerrando los ojos y colocando ambas manos sobre la espada, hubo un nuevo destello y una de las rocas desapareció, siendo consumida por la lápida—. Ahora Acto Reflejo al nivel V... —una vez más una segunda roca desapareció acompañada del destello, quedaba un deseo más.

— ¿Cuál será el último? Podría darte algunas opciones.

—No, ya los tengo. Deseo Sentido Oculto —dijo, ésta vez la roca tardó cinco segundos más en desaparecer, pero lo hizo, Mant contuvo el aliento y sonrió con ironía.

Realizar los encantamientos llevó menos de veinte minutos, cuando Mant esperó que le tomaría un mínimo de dos horas, pero la joven no dejaba de sorprenderlo, no dijo nada más, simplemente estaba sin palabras. Salieron de ahí y regresaron a la herrería; la espada ahora destellaba un brillo morado que viajaba desde el pomo hasta la punta de la espada, llamaba bastante la atención por lo que antes de salir de la mansión de los investigadores, Mant le regaló una vaina hecha especialmente de la piel de un animal conocido como pseudo-dragón (por su parecido con los dragones reales), cuyas escamas y piel al ser curtidas eran perfectas para guardar espadas hechizadas y evitar que su brillo fuera visto por el resto, además gracias a su apariencia física parecían vainas simples hechas de piel de cualquier otro animal.



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En el texto hay: magia, nobleza, lgbt lesbian

Editado: 27.05.2019

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