Cuando eres una adolescente a punto de pasar a la fase adulta solo puedes pensar en una cosa: responsabilidad.
Bueno, algunos deciden cambiar los términos a "libertad", "independencia", "problemas". La verdad es que todo nos arremetía de golpe en la cara cuando menos lo esperábamos. Como la menstruación.
Sin embargo, la vida había decidido que yo tendría que enfrentar todo esto algunos años antes. Y no creí estar lista, hasta que me di cuenta que era un regalo. Tener salud, amigos, novio, estudios y trabajo era todo lo que podía pedir.
Hasta que apareció Hayes, quien arruinó mis planes.
Su jodido rostro atractivo tuvo que aparecer cuando menos lo necesitaba. Me hizo caer en la realidad mientras me destruía con cada parte de él.
Quizá si le hubiera confesado todo antes, nada de esto hubiera pasado.
—Solo quiero preguntarte una cosa más —alcé una ceja para hacer énfasis en lo que estaba a punto de decir—. ¿Quién dijo que daba una mierda por ti?