El amanecer de un amor es tan extraño.
Desconocido e ilógico muchas veces.
Y cuando menos parece,
se presenta un cariño en gran tamaño.
Instantáneo y soslayante.
Inesperado y sorpresivo.
Lograr presenciar un alma dispuesta,
dispuesta a darlo todo contigo.
Contigo.
A tu lado.
Por ti.
¿Quién comprende al amor?
Que tras larga lucha,
vencido se muestra,
y por el interés opacado se encuentra.
Más pareciera que en segundos,
te entrega todo,
te entrega el mundo
en bandeja de oro.
El amanecer de un amor no se explica.
No hay ciencia que determine tal razón,
un minuto duermes,
al otro vuelas.
El sueño se hace insomnio en su presencia
e inspiración brinda a tu existir.
Dicen que la vida es producto del azar,
que, ante tales coincidencias, nada se ha de hacer.
Que el mundo es suerte o muerte,
que no hay más.
Pero doncella de abril,
mirada de luna
Dime si fue azar nuestro encuentro,
dime si fue suerte nuestro hallar.
No señores, la suerte no existe,
si llegamos a donde estamos fue por algo.
A veces un esfuerzo trazado y largo,
a veces una bella casualidad en el sendero.
Qué hermosura divina me ha traído la vida,
al encontrarte ¡Oh! Ninfa de primavera.
En tu mirada vi, por vez primera
aquella luz que encendió mi tierno amor.