Poder del Amor

9. MALIBU

Hoy, el agotamiento ha ganado por goleada, me siento como en una mañana postapocalíptica luego de haber dormido apenas cuatro horas luego de haber ido anoche a ayudar a Ridge con las cosas de mi hermana para luego regresar para cenar junto a Gunter, ver una película y acostarnos juntos para descansar tras una agotadora jornada que ahora comienza con su correlato de “el día después de que tu hermana se fue y tienes que seguir adelante por ti misma”. Apenas cerré los ojos anoche y ahora mis párpados están tan hinchados que parezco un pez globo después de una fiesta de sushi. Me arrastro hasta la máquina expendedora de café, donde mi única esperanza de sobrevivir a esta mañana reside en mi fiel compañera que expide capuchinos la cual trato con una devoción equivalente a la que un náufrago le tendría a una balsa inflable.

Mientras el café gotea en mi taza con la lentitud de un caracol en su día libre, le miro al igual que un zombi en busca de su próximo cerebro, pero en mi caso, es cafeína lo que necesito. Mis pensamientos son un caos nublado, y casi no noto la presencia de Ridge hasta que está tan cerca que podría oler su perfume importado que ha de costar lo mismo que un sueldo y medio de mi nómina.

—¡Hey, Malibu!—dice con esa sonrisa deslumbrante al tiempo que se acerca a mí. Sigue con pinta de cansado, aunque en su caso viene así desde ayer.

—Oh, Ridge, hola—respondo, tratando de no parecer un completo desastre humano, dando mi mejor semblante—. ¿Llegaste a darle las llaves a tiempo a Michael?

—¡Si! Fuiste de mucha ayuda y quería agradecerte en persona por ayudarme con las cosas de Beverly. De verdad, no sé qué habría hecho sin ti, creo que estaba evitando deshacerme de lo de ella, pero había que liberar todo y tu apoyo fue estupendo—declara, mirándome con esos ojos que podrían derretir un iceberg más rápido que el cambio climático.

Me siento halagada y un poco incómoda por sus palabras que consiguen tocar un punto sensible en el botón de mariposas de mi estómago. “Es el novio de mi hermana, es el novio de mi hermana, es el novio de mi hermana” me dice mi sentido racional, pero el otro irracional retruca “tú lo viste primero, tu hermana te lo robó a ti, este hombre era tuyo y ella lo tiró luego de marcharse”. Caray, basta, no, tampoco fue tan cruel, ¿o si?

—No hay problema, Ridge. Fue divertido—le contesto—, aunque no quiero explicaciones acerca de cómo terminaron los calcetines por toda la casa.

Ridge ríe, y me doy cuenta de cuánto me gusta el sonido de su risa, es como una melodía en una mañana de resaca.

—Sí, Beverly es asombrosa e impredecible, ¿no? Una vez, durante la feria del libro estábamos revisando el inventario cuando…

Mientras él sigue hablando, no puedo evitar notar lo guapo que es. ¿Siempre ha sido tan encantador o solo es mi cerebro privado de sueño el que lo embellece? Mi estómago hace una pequeña voltereta y trato de concentrarme en mi café para no desmayarme de la vergüenza.

—Sabes, siempre he admirado cómo te manejas en el trabajo y fuera de él. Tienes una energía increíble, Malibu—dice, mirándome intensamente lo cual irrumpe en mi cabeza quizá más por lo que acaba de halagarme que porque acaba de dejar de hablar de lo increíblemente maravillosa que es mi hermana.

Mi cara se calienta como una parrilla en pleno verano.

—Wow, yo… Gracias, me alegra saber que me reconoces el talento, je. ¡Gracias, en serio!

Sigo sintiendo esas chispas en el estómago, pero justo cuando estoy a punto de decir algo que probablemente me haría parecer aún más ridícula, el teléfono de Ridge suena con una videollamada que me enseña en la pantalla apenas lo levanta..

—Un segundo, disculpa. ¡Es Beverly!

Se me rompe un poco el corazón, pero trato de mantener la calma. Claro, Ridge está loco por mi hermana y lo que más desearía en el mundo es que regrese, es más obvio que un elefante en un cuarto de espejos. Él acepta la videollamada y la cara sonriente de Beverly aparece en la pantalla.

—¡Hola, Ridge!—dice ella, radiante como siempre—. Caray, no puedo creer que me encontré un hueco para llamarte, ¡mira lo que es este lugar!

—Hola, Bev. Estoy bien, aquí con Malibu, ¡mira!—responde Ridge, girando el teléfono para que Beverly pueda verme.

—¡Malibu!—exclama Beverly, con la misma energía contagiosa de siempre y su vocecita chillona—. ¿Qué tal estás? ¿Todo bien por allá? ¡Te extraño!

—Hola, hermanita. Todo bien. Solo sirviéndome un café y tratando de mantenerme despierta tras una noche de búsqueda del tesoro—respondo, tratando de sonar tan casual como puedo—. ¿Y tú? ¿Cómo van las cosas en Tallahassee?"

—¡Es increíble!—me contesta, más entusiasmada por hablar de sí misma que por querer saber a qué me refería con eso de búsqueda del tesoro y es que andaba subsanando sus cosas tiradas por todas partes—. Aunque estoy un poco ocupada, pero me encanta. ¡Tenemos una agenda impresionante y el señor Harper se codea con gente que me deja impactada cada día! ¡No puedo creer que estoy conociendo a las personas que estoy conociendo este tiempo!

—De nada, ya sabes que siempre estaré para ti—respondo, sonriendo a pesar de la ligera punzada de celos.

Ridge y Beverly siguen conversando y me doy cuenta de que necesito apartarme. Ellos tienen su conversación y yo... bueno, yo tengo mi café. Me alejo un poco, dándoles espacio mientras intento no sentirme demasiado mal, pero Ridge se encierra en su despacho para hablarle con lágrimas en los ojos a mi hermanita.

Suspiro, volviendo a mi oficina y en cuestión de minutos Gunter se aparece con un manojo de papeles en la mano y, como no puede ser de otro modo, pregunta por mi hermana:

—¡¿Beverly llamó?! ¡Ridge tiene una sonrisa que explota!

—Ufff, sí, ¡aleluya!

—No seas así, ella está feliz y él está enamorado.

Gunter me besa una mejilla y se ubica con sus cosas a mi lado para que ambos podamos seguir con la rutina, pero mi cabeza y mi corazón comienzan a entrar en colisión ¡y esto no me gusta para nada!




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