Poder del Amor

10. MALIBU

Ridge entra con una sonrisa tan radiante a la sala de reuniones que parece que acaba de descubrir que todos vamos a recibir un cheque gordo. Me recuerda a un presentador de concursos de televisión, uno de esos que anuncian premios con brillos en los ojos.

—¡Buenos días, equipo! —exclama Ridge, agitando una carpeta como si fuera el Santo Grial—. ¡Finalmente nos dieron la coordinación de la Feria de Turismo así que las energías y las exigencias suben su nivel!

No puedo evitar pensar que con el caos que llevamos encima, ese mapa va a necesitar notas a pie de página y probablemente un GPS actualizado con todo lo que puede implicar, ya fue suficiente la Feria del Libro, no me imagino lo que vendrá ahora con turismo teniendo en cuenta lo rica que es esta ciudad en el área.

—Así que, dado que ya tenemos todos los estamentos organizativos, hemos sido elegidos para organizar este evento monumental —continúa Ridge—. Y tengo algunas actualizaciones emocionantes.

Levanta la carpeta y me doy cuenta de que está haciendo un esfuerzo titánico por parecer organizado. Justo en ese momento, entra Sarah, con su típico aire de “superhéroe que acaba de aterrizar”.

—¡Oh, bienvenida, Sarah! Nuevamente nos estará acompañando en la empresa con su imprescindible buen gusto para el diseño—advierte.

—¡Maravilloso! ¡Qué lujo! Encantada—dice ella y echa un vistazo a la sala, pero se le arruga la frente en un cuestión de segundos—. ¿Y Beverly? ¿Cómo está Beverly?—pregunta, mirando alrededor como si esperara que Beverly apareciera en una nube de purpurina dorada.

Yo pongo los ojos en blanco, no puede ser que tanto se note su ausencia, bueno sí, fue imprescindible su compañía en la organización anterior, pero tampoco es que los demás seamos unos inútiles aunque sí parezcamos ser un cero a la izquierda. ¡Claro, la eterna Beverly!

—Beverly está ocupada en Tallahassee, Sarah—digo con una sonrisa que probablemente parece una mueca de dolor—. Y estamos aquí para tomar las riendas de este evento.

Ridge, sin captar el sarcasmo en mi tono, asiente vigorosamente.

—Beverly está trabajando en el palacio gubernamental.

—¿Es broma?

—¡No!—bramo—. ¡Mano derecha del mismísimo gobernador Harper!

—Yo sabía que esa chica tenía algo especial—dice ella y me hace sentir orgullo por mi hermana así que dejo que eso me inunde en colisión con los celos.

Entonces, Ridge toma nuevamente la palabra:

—Por ello creo que nuestra mano derecha ahora debes ser tu, Malibu. ¿Tomarías las riendas como lo hacía antes Beverly? Ella nos acompañará a la distancia.

Mi corazón se detiene por un segundo al hacerme a la idea de las dimensiones respecto de lo que acaba de plantear.

—¿Yo?—pregunto, intentando sonar entusiasta y no como si estuviera a punto de desmayarme.

—Sí, tú. Y Jax va a reemplazar tu rol en logística —anuncia Ridge, como si acabara de presentar a la estrella del circo.

Que es nada menos que un payaso jugando con una bomba de tiempo.

Jax, nuestro encantador pero a veces demasiado entusiasta colega, se inclina hacia adelante con una sonrisa que dice “Estoy listo para todo”. Y yo no puedo evitar preguntarme si este es el momento para empezar a practicar mi técnica de escape.

¡El chico de contable con el que Gunter cree que tuve una aventura!

La verdad es que Jax tiene una fijación de larga data conmigo, algo que ha sido bastante evidente en la forma en que sus ojos brillan cada vez que me ve. Además, Gunter, el que está a mi lado y también tiene un ojo de águila para las cosas, no parece muy emocionado con la idea de compartir mi tiempo con Jax.

—Así que, Jax, te unirás a Gunter para gestionar la logística, tu sabiduría de parte de contable va a hacernos crecer en muchos sentidos y será necesario porque este evento crece en algunas dimensiones—continúa Ridge, señalando a Jax—. Espero que puedan trabajar bien juntos.

Jax sonríe como si acabara de recibir una invitación a la fiesta más exclusiva del año. Gunter, por otro lado, se parece a un volcán a punto de entrar en erupción. Mi estómago empieza a hacer saltos mortales mientras miro la interacción.

—Sí, Ridge. Estoy seguro de que Jax y yo haremos un gran equipo—dice Gunter con un tono que podría cortar diamantes.

La reunión continúa con Ridge hablando sobre los detalles de la feria. Todo parece estar en un caos organizado: presentaciones, espectáculos, y un menú de comida que suena tan espectacular que me da hambre solo de pensarlo. Jax y Gunter intercambian miradas que podrían provocar una guerra y yo intento mantener mi enfoque en el trabajo mientras imagino cómo va a ser la próxima semana.

La posibilidad de trabajar estrechamente con Ridge y que Jax con Gunter se queden con su mal genio no me deja en la mejor de las situaciones, creo que la vida me está dando algunos desafíos que no pueblo plantear a mi hermanita porque está muy ocupada y con mucho trabajo.

Una vez que terminamos, Ridge me llama junto a Sarah a su oficina para ser parte de la “mesa chica” y aún estoy que no me lo creo.

Okay, puede ser que tengan razón y ahora yo me lo planteo a mí misma, ¿cómo haré esto sin Beverly?

Sonrío, aunque en mi mente hay una pequeña voz que grita "¡Ayuda!".




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